Edoardo de Filippo, actor y autor cumbre de la escena napolitana, muri¨® en Roma a los 84 a?os
JUAN ARIAS Edoardo de Filippo, actor y autor teatral considerado en Italia como rey del genio, el mito y la fantas¨ªa napolitanas, falleci¨® en la noche del mi¨¦rcoles, a los 84 a?os de edad, en una cl¨ªnica de Roma. La muerte del autor de Filomena Marturano hizo ayer romper en llanto a infinidad de italianos. Pese a ser una jornada de puente, miles de ciudadanos se echarse. a la calle para rendir homenaje en el Senado, donde se ha instalado la capilla ardiente, a los restos mortales del actor m¨¢s querido por los italianos. Edoardo de Filippo, que naci¨® en 1900 en la miseria napolitana, hab¨ªa pasado de la nada a las cumbres de la popularidad
Edoardo de Filippo fue nombrado senador vitalicio por el presidente de la Rep¨²blica, Sandro Pertini, amigo personal y gran admirador, para ocupar el esca?o dejado vac¨ªo, a su muerte, por el escritor Eugenio Montale. Y no se detuvo ah¨ª: De Filippo acab¨® ense?ando teatro en la universidad de Roma. ?Sus t¨ªtulos? Todos y ninguno. Su genio fue indiscutible en el mundo de la escena; su magia con la palabra y con el gesto, una instituci¨®n en Italia.Muri¨® De Filippo a los 84 a?os en la cl¨ªnica romana de Villa Stuart, a causa de un bloqueo renal, a las once de la noche del mi¨¦rcoles. Su esposa, la tercera de su vida, Isabella Quarantotti, y sus familiares no permitieron que entrara nadie a verle hasta las once de la ma?ana de ayer, con una sola excepci¨®n: la del alcalde comunista de Roma, Ugo Vetere. El presidente de la Rep¨²blica, Sandro Pertini, que tiene cuatro a?os m¨¢s que De Filippo, fue a rendirle homenaje ayer tarde en la capilla ardiente del Senado.
De Filippo fue en vida un ejemplo de dificil equilibrio entre el car¨¢cter duro y la amabilidad. Delicado con sus amigos e inflexible con cuanto significase conformismo, injusticia o hipocres¨ªa. Nunca tuvo un carn¨¦ pol¨ªtico, pero nadie ha dudado jam¨¢s en situarlo en los esca?os de la izquierda.
Cuando actuaba en Roma hab¨ªa siempre bofetadas para entrar a verlo. Cuando la interrupci¨®n, en 1974, de sus actuaciones en la obra Los ex¨¢menes no acaban nunca, para operarse urgentemente del coraz¨®n, Italia sufri¨® una aut¨¦ntica conmoci¨®n nacional. Dijo hace unos meses: "Naci Viejo porque desde ni?o me disfrazaba de adulto en la escena y porque desde los cuatro a?os tuve que enfrentarme con el mundo de los grandes en el teatro".
Era de car¨¢cter dif¨ªcil, cascarrabias, austero, severo y aislado. Odiaba las entrevistas. Pero era incre¨ªblemente querido por el p¨²blico italiano, hasta el punto de ser un aut¨¦ntico mito nacional. No era un actor, era el actor. Le caracterizaba una mezcla de tristeza y de sabidur¨ªa distante. Su voz hechizaba incluso a los que no entend¨ªan su lenguaje napolitano. Se ha dicho que sus palabras m¨¢s que romper el aire, "lo empa?aban y acariciaban". Fue el actor, autor, poeta y director de escena que probablemente m¨¢s ¨¦xito ha conseguido en el teatro italiano, y de ¨¦l se ha dicho que "su ley suprema era la medida de lo humano".
La presidenta del Parlamento, Nilde Jotti, comunista, viuda de Togliatti, rompiendo en l¨¢grimas ante sus restos mortales, exclam¨® ayer: "Se ha apagado una voz insustituible del arte italiano".
Fue siempre un gran inconformista. A sus clases de la Universidad ten¨ªa el privilegio de que estuviesen siempre presentes las c¨¢maras de televisi¨®n, cosa insospechada para ning¨²n otro catedr¨¢tico. Y sin embargo De Filippo apellidaba a la televisi¨®n "un electrodom¨¦stico". Y una vez que son¨® el tel¨¦fono en su casa y oy¨® una voz que dec¨ªa "Aqu¨ª la televisi¨®n", sin dejarle continuar, respondi¨®: "Un momento que le paso la nevera". A Franco Zeffirefli le dijo poco antes de morir: "He amado tanto la vida y el teatro que mi coraz¨®n seguir¨¢ latiendo despu¨¦s que se haya parado". Edoardo de Filippo llevaba en el pecho, desde 1974, un marcapasos.
Babelia
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