El rearme de la derecha
Ya se han puesto en marcha otra vez. Han viajado a Par¨ªs para asesorarse sobre la mejor manera de hacer gemir el adoquinado con sus elegantes zapatos, atronar el aire con trompetas celestiales que convocan a la lucha contra el infiel y enarbolar pancartas con leyendas nacidas en el t¨²nel del tiempo. Est¨¢n cargando sus bater¨ªas y escogen fechas se?aladas para invadir las calles, sostenidos por el grito indignado de quienes se resisten a la indefectible llegada del siglo XXI. Encuentran el apoyo incondicional de un Papa que s¨®lo dispone de dos minutos para recibir a las madres de la plaza de Mayo, de 40 para los jugadores del Benfica y de muchos m¨¢s para un desayuno privado con la musa cantautora del partido de la oposici¨®n leal y constructiva...
As¨ª son ellos: importadores de esl¨®ganes y t¨¢cticas para poner otro madero en los ra¨ªles de la modernidad, en un intento infructuoso por detener el crecimiento de una criatura que ha sufrido 40 a?os de pesadillas. As¨ª, son los que ven peligrar las pistas de esqu¨ª para sus reto?os escolares quienes urden en p¨ªos concili¨¢bulos la estrategia de la nostalgia y se horrorizan ante la posibilidad de que sus dorados centros de ense?anza se queden sin recursos para mantener las piscinas climatizadas y el almuerzo que exigen los est¨®magos de los futuros leales opositores.
Saldr¨¢n a la calle a finales de noviembre. En una fecha que para ellos tiene connotaciones de cruzada, y pedir¨¢n a voz en cuello que haya libertad. Pasear¨¢n por las inmediaciones de la plaza de Oriente pidiendo libertad de ense?anza, algo que ellos jam¨¢s dieron a nadie. Nuestra leal oposici¨®n ir¨¢ al frente de los nuevos cruzados y su l¨ªder, vitaminizado por su reciente viaje a Sur¨¢frica, donde los negros ni siquiera tienen libertad para llevar su propia piel cubriendo los magros huesos, se emocionar¨¢ ante el poder de convocatoria que tiene la retronostalgia.-
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