El cilicio y la educaci¨®n sexual
Hay algunos d¨ªas que la secci¨®n cartas al director provoca un cierto sonrojo cuando del asunto de la sexualidad se trata. Milagros Rodr¨ªguez se sorprende que desde las p¨¢ginas de EL PAIS se haga referencia-denuncia a la educaci¨®n que utiliza el cilicio y el castigo del cuerpo. Sin entrar a discutir las consecuencias de una filosof¨ªa man¨ªquea y at¨¢vica, que considera al cuerpo humano como barro y suciedad frente a la pureza del esp¨ªritu, estoy de acuerdo en que cada persona puede hacer lo que quiera con su cuerpo. Ahora bien, promover en los m¨¢s peque?os, a trav¨¦s de ideas religiosas, el aprendizaje de conductas masoquistas y neur¨®ticas, que incluyen el uso del cilicio, es, cuando menos, de juzgado de guardia.En otra carta, Inmaculada Pantoja se?ala algunas observaciones acerca de la experiencia en materia de educaci¨®n sexual, esbozada en el suplemento del d¨ªa 9 de octubre. Quisiera comentar los siete puntos que ella sugiere bas¨¢ndome en mi experiencia en el terreno de la educaci¨®n sexual.
1. La superaci¨®n del sexismo pasa necesariamente por la concienciaci¨®n de igual dignidad en el hombre y la mujer. Hay que a?adir que ese proceso comienza en el nacimiento. No surge, por arte de magia, m¨¢s tarde, sino que es un proceso que hunde sus ra¨ªces en los primeros aprendizajes infantiles. Es preciso introducir en la escuela una educaci¨®n no sexista; de lo contrario, estamos fomentando el sexismo.
2. La obsesi¨®n por el sexo es, en efecto, tan perniciosa como el tab¨² del sexo. La educaci¨®n sexual debe tener como objetivo superar
Pasa a la p¨¢gina 16
El cilicio y la educaci¨®n sexual
Viene de la p¨¢gina 15ambas obsesiones, haciendo que cada persona integre su sexualidad en la vida y en las relaciones de un modo arm¨®nico y enriquecedor.
3. El comparar la evoluci¨®n y desarrollo del ser humano con el proceso de maduraci¨®n de la pera o los tomates puede parecer, adem¨¢s de pretencioso e ingenuo, falaz y carente de una m¨ªnima base cient¨ªfica. El ser humano se desarrolla en un ambiente de permanente estimulaci¨®n que est¨¢ generando actitudes, valores y conductas concretas. No hay una educaci¨®n neutra.
4. La higiene, el deporte y las mu?ecas (y otros juguetes) pueden propiciar un sano desarrollo de ni?os y ni?as. Todo depende de los valores que subyacen en el fomento de esas actividades.
5. Estoy seguro que los ni?os/as actuales, al igual que muchos de sus padres, est¨¢n obsesionados por el sexo, por la educaci¨®n antisexual recibida. El intervenir de una manera planificada y adecuada supone prevenir las nefastas consecuencias de una educaci¨®n sexual basada en el misterio, el pecado o el peligro.
6. Los problemas personales de los educadores pueden proyectarse en los educandos. Los problemas ser¨¢n mayores cuando los educadores adoctrinan, domestican, con unos criterios morales que pueden eventualmente ser ¨²tiles para ellos, pero no para los dem¨¢s.
7. En la ense?anza privada no suelen plantearse experiencias renovadoras de esta ¨ªndole. El profesor/a que lo hiciera ser¨ªa inmediatamente expulsado. Aunque bien es verdad que eso no es s¨®lo un privilegio de esta ense?anza.
Coincidiremos en que falta en nuestro pa¨ªs un aut¨¦ntico debate sobre la educaci¨®n sexual.- Psic¨®logo-sex¨®logo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.