La historia es un relato
El triunfo de Marguerite Yourcenar -a esta altura mundial- no carece de aspectos consoladores en medio de los equ¨ªvocos y ambig¨¹edades que toda moda entra?a. Frente a tanto ¨¦xito de ventas de un d¨ªa, a tanto y tanto best seller almibarado, la autora de Memorias de Adriano enarbola con rigor y altivez el triunfo perenne de la literatura, del arte y de la cultura en resumidas cuentas.?Qui¨¦n no tiene su Adriano? Este libro ocupa desde hace casi dos a?os el primer lugar en las listas de los m¨¢s vendidos en Espa?a. No es de extra?ar que la moda arrase y que el triunfo de la novela hist¨®rica sea tambi¨¦n un verdadero oasis frente al paroxismo mercantilista que parece haberse apoderado de nuestra industria editorial. Y hasta los intelectuales y profesores se acercan al fen¨®meno con la mejor de sus buenas conciencias: el producto no se presta a errores, es s¨®lido, su calidad est¨¢ asegurada, a diferencia de tantas otras falsas alarmas.
Con Marguerite Yourcenar han triunfado el clasicismo, la historia, la filosof¨ªa, la dignidad del estudio y la vocaci¨®n eterna por la belleza de la escritura. Esta moda nos consuela y nos reafirma en las viejas verdades de siempre. Pero misteriosamente, quien se acerque a la obra total de esta escritora excepcional o quien la estudie a lo largo y a lo ancho, en sus cumbres y en su cronolog¨ªa, descubrir¨¢ que tambi¨¦n ella ha sido el largo y misterioso alumbramiento de una serie de impulsos, pasiones, rebeld¨ªas y zonas oscuras que la autora supo al final controlar, dome?ar y trasladar a su manera. Por eso es una obra de hoy cuyo clasicismo es el resultado de muchas batallas, de tantas derrotas como triunfos finales, y cuyo combate no tendr¨¢ fin.
Ah¨ª est¨¢ su cercan¨ªa a nuestro siglo atormentado, su proximidad irremediable para el agobiado lector de nuestros d¨ªas.
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