Un ¨¢rbitro belga arroll¨® al Rijeka en el Bernab¨¦u
Roger Schoeters es un funcionario de la Hacienda belga. Por la vestimenta negra y el silbato que luci¨® ayer, tambi¨¦n ejerce, al parecer, de ¨¢rbitro. Anoche le dio por incrementar las tasas impositivas fiscales con desigual criterio. As¨ª que hizo pagar al Rijeka con tres jugadores expulsados. De ellos, s¨®lo el tercero, Ticic, hab¨ªa cometido un aut¨¦ntico delito monetario. Una pena. El enorme esfuerzo de los jugadores madridistas no merec¨ªa una actuaci¨®n tan parcial. El Madrid, que necesitaba dos goles para superar la segunda eliminatoria de la Copa de la UEFA, marc¨® tres. El primero, de penalti, cuando ya jugaba contra diez. En el segundo ya ten¨ªa enfrente a nueve. Al final, jug¨® contra ocho. En lo estrictamente deportivo, las apariciones de Sanchis y Butrague?o, El Buitre, tras el descanso, resultaron providenciales. Tanto como la desaparici¨®n de Lozano.Desnica en un extremo h¨¢bil, r¨¢pido y muy peligroso. Juega al f¨²tbol explotando su intuici¨®n y mirando de reojo a sus compa?eros, con quienes se entiende por se?as. Es sordomudo. Chendo, su marcador, que se empe?¨® en dejarle tambi¨¦n cojo, no vio ninguna tarjeta. Schoeters estuvo a punto de conseguir un aut¨¦ntico milagro: que Desnica le insultara. Desnica fue, posiblemente, el ¨²nico jugador yugoslavo que no pudo expresarle dial¨¦cticamente su desahogo al acabar el partido. Alg¨²n compa?ero, en ingl¨¦s, lleg¨® a utilizar la palabra money (dinero) dirigi¨¦ndose al ¨¢rbitro. Skoblar, entrenador del Rijeka, se limit¨® a se?alar: "Hoy ha perdido el f¨²tbol. Mis jugadores est¨¢n llorando en el vestuario". Su compatriota Vorgic, el preparador f¨ªsico del Madrid, hizo de int¨¦rprete.
El Rijeka fue en todo momento un rival digno que s¨®lo perdi¨® la cabeza muy al final. Incluso puso en aprietos al Madrid, sobre todo en una jugada en la que Fegic se qued¨® solo ante Miguel Angel (m. 78). Camacho salv¨® el apuro. Para entonces el p¨²blico ya hab¨ªa manifestado con rotundidad su veredicto: "?Buitre, Buitre, Buitre!". Amancio, quiz¨¢ por mimetismo con Desnica, parece sordo. Sigue sin enterarse de que Butrague?o debe jugar desde el minuto uno. Amanc¨ªo tambi¨¦n parece ciego. Anoche dej¨® a Sanchis, en gran forma, en el banquillo. Y da la impresi¨®n de que no se atreve a entregarle la batuta a Michel, que impresion¨® al seleccionador, Miguel Mu?oz.
La primera expulsi¨®n yugoslava (m. 36) s¨®lo sirvi¨® para que el choque quedase nivelado num¨¦ricamente. Hasta entonces el Madrid hab¨ªa jugado en desventaja: Lozano necesita una cura de reposo m¨¢s prolongada. S¨®lo a medida que Schoeters echaba yugoslavos y a partir del juego de Sanchis, de Butrague?o -levant¨® al p¨²blico con un jugad¨®n en su primera aparici¨®n esc¨¦nica-, de Michel, de la presencia de Stielike, del eterno saber estar de Santillana y Valdano y de la sangre fr¨ªa de Juanito en el penalti, pudo levantar el Madrid la eliminatoria y enardecer a su afici¨®n. Como en los viejos tiempos. Un partido y un arbitraje europeos en el Bernab¨¦u.
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