Los a?os de la aridez
Los debates organizados en la capital valenciana evocaron muchos aspectos de la ¨¦poca del franquismo. La aridez cultural de esos a?os y la persecuci¨®n de la libertad fueron, temas recurrentes en las exposiciones.El historiador brit¨¢nico Sheelag M. Ellwood se?al¨® en este coloquio de expertos que los 80 a?os de la m¨¢s reciente y conflictiva historia de Espa?a son poco tiempo para una carrera tan variada como la que ha vivido el pa¨ªs. Sin embargo, lo que impresiona al observador externo no es tanto su intensidad como el hecho de que la mitad de esos 80 a?os fueron ocupados por un solo r¨¦gimen. Fueron 40 a?os cuya aridez pol¨ªtica, social y cultural contrasta notablemente con la vitalidad de los otros 40.
Para Fabi¨¢n Estap¨¦, catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la universidad de Barcelona, la existente entre Franco y Carrero "era una relaci¨®n de uno a dos". El segundo era incondicional al primero, y Estap¨¦ asegura que "el hombre m¨¢s franquista que ha habido en Espa?a, mucho m¨¢s que el propio Franco, fue Carrero. No hab¨ªa nadie para el n¨²mero dos que valiera la infidelidad al n¨²mero uno".
J. A. Ferrer Benimeli, de la Universidad de Zaragoza, habl¨® sobre Franco y la masoner¨ªa. Explic¨® que los reg¨ªmenes totalitarios han recurrido siempre a los ingredientes anti del sistema, "en especial el antijuda¨ªsmo y la antimasoner¨ªa, por poner un ejemplo com¨²n a todas las dictaduras".
En Espa?a, "los antis utilizados de un modo m¨¢s persistente por Franco fueron el anticomunismo y la antimasoner¨ªa". No obstante, "al margen del absurdo anacronismo hist¨®rico, ideol¨®gico y pol¨ªtico que supuso esa tendencia a identificar masoner¨ªa con comunismo", en el caso de Franco queda claro "que su oposici¨®n a la masoner¨ªa, en primer lugar, se remonta a antes de la sublevaci¨®n militar' del 18 de julio de 1936, y es anterior a la implantaci¨®n del totalitarismo fascista espa?ol".
El dictador consigui¨® "no s¨®lo desmantelar y aniquilar totalmente la masoner¨ªa en Espa?a, con unos m¨¦todos de exterminio propios de la m¨¢s perfecta dictadura, sino crear en amigos y enemigos una psicosis de desprestigio y deformaci¨®n hist¨®rica en torno a unos hombres y una organizaci¨®n que hoy sigue siendo todav¨ªa para algunos un recurso f¨¢cil sobre el que echar la culpa de todo lo malo ocurrido en Espa?a".
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