Miura y otros 30 ganaderos, propuestos para sanci¨®n por 'afeitar' toros durante la temporada 1984
M¨¢s de 30 ganaderos de reses bravas, entre ellos Eduardo Miura, han sido propuestos para sanci¨®n por manipulaci¨®n de astas, o afeitado, correspondientes a toros de su propiedad, durante la temporada 1984. Los toros cuya manipulaci¨®n ha sido dictaminada son m¨¢s de 40, entre los 200 examinados por los veterinarios de la Escuela Nacional de Sanidad, y a¨²n falta analizar astas de otros 100, por lo que se presume que aumentar¨¢ el n¨²mero de sancionados.
La sanci¨®n a Miura corresponde a un toro lidiado en la feria de Sevilla. Es reincidente, puesto que ya fue multado por afeitado de dos toros en la temporada de 1983. Esta sanci¨®n produjo gran revuelo, con abrumadoras reacciones de solidaridad por parte del taurinismo, y otras at¨ªpicas en la Administraci¨®n. Tambi¨¦n se encuentra Joaqu¨ªn Buend¨ªa, que en 1983 tuvo varias multas y dos inhabilitaciones, y en 1984 es el ganadero con mayor n¨²mero de reses manipuladas.Entre las reses afeitadas en 1984, varias de ellas corresponden a la feria de Sevilla, y pertenec¨ªan a las ganader¨ªas de Manuel Gonz¨¢lez, Socorro S¨¢nchez Dalp, Juan Pedro Domecq, Mar¨ªa Luisa Dom¨ªnguez P¨¦rez de Vargas, Joqu¨ªn Barral y la mencionada de Miura. Otras corresponden a la feria de San Isidro, de Madrid, con hierros de El Campillo, Dionisio Rodr¨ªguez, Ortigao da Costa y Murteira Grave. Asimismo se lidiaron en Las Ventas, aunque fuera de San Isidro, toros sancionados de Jim¨¦nez Pasquau, Mart¨ªn-Pe?ato, nuevamente Murteira Grave y Lisardo S¨¢nchez.
Tambi¨¦n est¨¢ propuestos para sanci¨®n Mart¨ªnez Elizondo, Mart¨ªnez Uranga, Sayalero y Bandr¨¦s, Gabriel Rojas, hermanos Gallego, Jos¨¦ Luis Marca, Bernardino Piriz, Baltasar Ib¨¢n, Atanasio Fern¨¢ndez, Juan Mari P¨¦rez Tabernero, Antonio P¨¦rez de San Fernando, El Chaparral.
Los aproximadamente 100 toros que faltan por examinar corresponden a corridas celebradas en el ¨²ltimo tramo de la temporada. Las de la feria de Bilbao ya han sido sometidas a an¨¢lisis, entre ellas las de Manuel Gonz¨¢lez, Torrestrella y Buend¨ªa, cuyas reses saltaron a la arena romas de cabeza o despitonadas. No obstante, quiz¨¢ s¨®lo sean propuestos para sanci¨®n uno o dos toros de Buend¨ªa.
Seg¨²n ha podido saber este peri¨®dico, los veterinarios que realizan an¨¢lisis de las astas est¨¢n convencidos de que la mayor¨ªa de las 200 que han llegado a la Escuela Nacional de Sanidad estaban manipuladas. Sin embargo, tuvieron que renunciar a dictaminarlas pues ten¨ªan los pitones destroza dos. Los veterinarios ¨²nicamente pueden demostrar el fraude en astas que hayan sido afeitadas cuidadosamente. En consecuencia, la nueva t¨¦cnica de manipulaci¨®n consiste en practicarla groseramente. El asta as¨ª mutilada, en cuanto cornea el peto del caballo, se abre igual que una brocha o una escoba. Y si en la Escuela Nacional de Sanidad la dictaminaran afeitada, el ganadero podr¨ªa recurrir, con ¨¦xito, aduciendo que falta sustancia en el pit¨®n y que, por tanto, es imposible un an¨¢lisis completo.
Astas seleccionadas
En la Escuela Nacional de Sanidad rara vez se reciben astas pertenecientes a los seis toros de una misma corrida. Normalmente, los veterinarios del festejo seleccionan una o dos y son las que se remite a examen. Esto les sirve a los taurinos para, producido un dictamen positivo, descalificar a los veterinarios con el argumento capcioso de que "es absurdo que en una corrida s¨®lo se afeite un toro".Ganaderos ¨ªntegros hacen cuanto est¨¢ a su alcance para que no les toquen los toros una vez que salen de la dehesa. Les es muy dif¨ªcil conseguirlo, pues cuando un taurino se empe?a en darles fiesta a los toros, no hay quien le pare. Los medios de que dispone el ganadero son muy escasos y suelen limitarse a la vigilancia del mayoral, quien a veces no puede declinar una invitaci¨®n a comer o a tomar unas copas. Abundan los mayorales que renuncian a estos placeres, mas no -nunca- al recado que les dan en la oficina de la empresa para que atienda una conferencia telef¨®nica urgente del ganadero.
El mayoral acude al tel¨¦fono, grita "?Mande!", nadie le responde, le explican que se ha debido de cortar la comunicaci¨®n y que espere. Espera. Un empleado finge que reclama la comunicaci¨®n interrumpida, luego que llama a aver¨ªas, y as¨ª un buen rato, mientras la ga?an¨ªa les est¨¢ dando fiesta a los toros en los corrales. Cuando vuelve y ve sus toros, antes tan machos, ahora pelados a lo gar?on, se rasga las vestiduras y pronuncia la f¨®rmula ritual propia de estos casos: "La madre que me pari¨®".
El Bolet¨ªn Oficial del Estado del pasado 31 de octubre publicaba recursos de ganaderos contra las sanciones correspondientes a 1983, impuestas por el Ministerio del Interior. Pr¨¢cticamente lo han hecho todos. La Uni¨®n Nacional de Criadores de Toros de Lidia, a la que pertenecen, paga letrados para que los defiendan. Mientras tanto, los ganaderos que no toleran el afeitado se preguntan por qu¨¦ han de contribuir econ¨®micamente en la defensa de colegas que les hacen v¨ªctimas de una competencia desleal, pues el toro arfeitado tiene m¨¢s salida y a mejor precio que el toro en puntas.
En la tramitaci¨®n de los expedientes sancionadores puede haber demoras o extra?as situaciones. La burocracia es lenta e imprevisible, ya se sabe. Ser¨¢n objeto de tesis doctorales las peripecias de las sanciones a Miura por dos toros afeitados en la temporada de 1983. Sobre uno de ellos, un notario de Sevilla dio fe de que una funda de pit¨®n que apareci¨® tirada en la ganader¨ªa pertenec¨ªa a esa res, y tama?o alarde de agudeza visual y virtuosismo jur¨ªdico, que encabezar¨¢ los anales del notariado, sirvi¨® como prueba para demostrar que el animal se hab¨ªa automutilado.
Sobre el otro, el director general de Polic¨ªa propuso por escrito al ministro que, habida cuenta del asolerado historial de Miura y su carencia de antecedentes, se efectuara nuevo an¨¢lisis de las astas, pero por los veterinarios que propon¨ªa el propio ganadero. En la relaci¨®n figuraba un antiguo veterinario de la Escuela Nacional de Sanidad que no hab¨ªa dictaminado ning¨²n toro afeitado.
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