Marguerite Duras gana con el Goncourt la popularidad, tras 40 a?os de vanguardismo
Otra escritora francesa, Annie Ernaux, obtuvo el Premio Renaudot
Cuarenta a?os y algunos meses ha necesitado Marguerite Duras para que la Francia profunda se entere de su existencia, gracias al Premio Goncourt, el m¨¢s prestigioso de las letras francesas y popular en el mundo entero, que ayer le fue concedido por su novela El amante. El segundo gran premio literario franc¨¦s, el Renaudot, le fue otorgado a otra mujer, Annie Ernaux, por su novela autobiogr¨¢fica titulada Una mujer desgarrada. El F¨¦mina, el Interall¨¦e y el M¨¦dicis -los otros tres galardones importantes de este pa¨ªs- ser¨¢n otorgados en las cuatro semanas venideras.
Marguerite Duras, en el a?o 1943, se tir¨® para siempre al r¨ªo de la literatura con su primera novela, Los impudentes. Despu¨¦s no ha parado de contar lo incontable con una m¨²sica que le es propia: todo en sus novelas, largas o cortas, en sus pel¨ªculas y en sus obras de teatro est¨¢ fabricado con silencio, con met¨¢foras y con preguntas o respuestas que pueden intercambiarse. Duras hasta ayer apenas hab¨ªa desbordado ese p¨²blico intelectual parisiense que, a su vez, se encarga de adobar el producto de modo que la simiente no se extienda demasiado.Ha sido el jurado del Premio Goncourt quien ha forzado la explosi¨®n de m¨¢s de 60 obras entre guiones de cine, m¨²ltiples novelas largas y cortas y piezas de teatro aparentemente hechas con nada, que no han pasado la barrera de las minor¨ªas.
Quiz¨¢ Duras sea la responsable de su anonimato de cara al pueblo, o quiz¨¢ ha necesitado 40 a?os de pluma para escribir El amante, que es un pedazo de su vida, de cuando ten¨ªa algo m¨¢s de 15 a?os y viv¨ªa en las cercan¨ªas de Saig¨®n, en Giadih, donde naci¨® hace 70 a?os, de padres franceses que eran profesores.
Su padre muri¨® cuando ella contaba s¨®lo cuatro a?os, y Duras vivi¨® dif¨ªcilmente su infancia. Por unos momentos, en aquella ¨¦poca, Duras conoci¨® al chino rico que la colm¨® de todo.Marguerite Duras, entonces, era adem¨¢s bella. Y aquella imagen de su vida en un medio ambiente mon¨®tono y triste, muy amarillenta, la ha cobijado en su memoria hasta ahora, que lo ha vomitado en la novela con la que consigui¨® ayer el Goncourt.
Dice Duras al inicio de su narraci¨®n -de s¨®lo 141 p¨¢ginas- que un d¨ªa, cuando ya contaba algunos a?os, se le acerc¨® un hombre en un lugar p¨²blico y le dijo.La conozco a usted desde siempre. Todos dicen que usted era bella de joven. Yo he venido para decirle que la encuentro m¨¢s bella ahora que cuando era joven. Me gustaba menos su rostro de joven que el suyo ahora, devastado".
As¨ª es ahora Duras, una mujer descuartizada por la vida y por el alcohol, "que me ha conducido al borde de la muerte", seg¨²n su confesi¨®n. Cuando ancl¨¦ en Par¨ªs definitivamente, a los 18 a?os de edad, trabaj¨® en un empleo de supervivencia y, tal como entonces estaba de moda entre los intelectuales, se hizo militante del partido comunista, para abandonarlo despu¨¦s porque un d¨ªa nos dijeron que deb¨ªamos quemar los libros de Sartre".
"Una necesidad mortal"
Peque?a, redonda, parapetada tras sus gruesas lentes, Duras fue una de las figuras de la cabecera de cartel de la llamada nueva novela que en los a?os cincuenta lanz¨® a la calle temerariamente el director de Ediciones Minuit, que ayer tambi¨¦n, en parte, se ha visto recompensado, porque ¨¦l es quien ha publicado el libro ganador del premio, titulado en castellano El amante.Raramente se confiesa en entrevistas para la Prensa, quiz¨¢ porque en el enigma y en el secreto encuentra compensaciones no menos enigm¨¢ticas y secretas: "No me gusta hacer declaraciones. Lo ¨²nico que me gusta es mi deseo", dice ella de s¨ª misma. El deseo de escribir, precisamente, "es una necesidad mortal", a?ade. Hace unos d¨ªas emocion¨® a toda Francia, en la emisi¨®n Apostrofes, al manifestar lo dif¨ªcil que es para ella continuar respirando en esta vida.
Seg¨²n la tradici¨®n iniciada cuando se fund¨® el Goncourt en 1903, los miembros del jurado comieron op¨ªparamente en Drouant, el restaurante pol¨ªtico-literario de aquellas calendas y hoy a¨²n pradera de expansiones gastron¨®micas: caviar Beluga, foie gras de oca, langosta, fais¨¢n, quesos, y otras exquisiteces.
Babelia
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