El adi¨®s de Benedetti
Resulta realmente lamentable la s¨®rdida utilizaci¨®n que el poeta uruguayo Mario Benedetti ha hecho de su condici¨®n de suramericano exiliado, perseguido y vilipendiado para decir adi¨®s desdePasa a la p¨¢gina 12
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estas p¨¢ginas y provocar con ello toda esa serie de reacciones en cadena de apoyo y exigencia de regreso. Con ello, por otra parte, ha conseguido desviar las razones de la pol¨¦mica, que no eran otras que las que oportunamente plante¨® Juan Goytisolo de utilizar el tema de Cuba donde no deb¨ªa y empleando ardides y m¨¦todos artificiosos destinados a confundir al lector.
La respuesta ante tan desmedida alocuci¨®n de lo que debe ser o no una pol¨¦mica y de d¨®nde y cu¨¢ndo hay que referirse a Cuba por parte de Jos¨¦ A. Valente parece que disgust¨® en exceso al maestro, muy cansado por lo visto para tanta pol¨¦mica, y por todo lo cual ha decidido retirarnos la palabra.
Con tal gesto, el ilustre escritor ha provocado que el fondo de la cuesti¨®n sea pasado por alto, a saber: que no es posible y es absolutamente inmoral salir en defensa de los intelectuales y artistas perseguidos en EE UU y en otras latitudes, y, por otra parte, ignorar o querer confundirnos con argumentos falaces de la persecuci¨®n que otros artistas y escritores han sufrido en un pa¨ªs como Cuba.
Pero, por lo visto, el tema de las libertades en Cuba no le interesa lo suficiente a Mario Benedetti, y todo aquel que lo traiga a colaci¨®n, planteando la persecuci¨®n o el silencio que muchos escritores han sufrido en ese pa¨ªs, estar¨¢n utilizando un ardid destinado a descalificar al contrario y por el cual el presunto utilizador de tal artima?¨¢ deber¨¢ ser p¨²blicamente amonestado. Pero lo peor de toda es que el poeta Mario Benedetti haya conseguido su prop¨®sito, y que, multitud de personas, entre ellas intelectuales de la talla de un Alfonso Sastre o un Jordi Sol¨¦ Tura, se hayan limitado a pedir la vuelta a estas p¨¢ginas del escritor obviando absolutamente el fondo de la cuesti¨®n. Para terminar, quiero decir que si me he decidido a escribir esta carta es porque me parec¨ªa intolerable que nadie hiciese p¨²blica defensa tanto de Valente como de Goytisolo. Debo agradecer, por otra parte, las oportunas y brillantes precisiones que estos dos escritores han apuntado a las se?alada cuesti¨®n. De Mario Benedetti ya ni me acuerdo.-
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