Que ideas
Se buscan ideas frescas como se buscan fresas salvajes. Aquellos ciclos de conferencias, seminarios y mesas redondas que durante todo un lustro profundizaron con atribulado fervor en los misterios transicionales, generalmente en los c¨¦lebres misterios dolorosos para mantener bien engrasado el estabilizador pesimismo nacional, ahora se titulan nuevas ideas, ideas para salir de la crisis o ideas para el a?o 2000. Hasta los militantes incombustibles de las siglas anta?onas y humeantes andan reunidos, en plan cursillistas de cristiandad, a la captura y doma dial¨¦ctica de ideas liebres no previstas en los c¨®dices ideol¨®gicos de hace un siglo.La famosa perplejidad de la izquierda, de la que tanto se teoriza a falta de mejores teor¨ªas, no es m¨¢s que la l¨®gica sequ¨ªa de ideas al cabo de tanto traficar con la coyuntura rabiosa y el pasado rebelde, sus dos indiscutibles especialidades. Y por mucho que la derecha espa?ola hable de la revoluci¨®n conservadora norteamericana con el mismo temblor ut¨®pico que, los izquierdistas no pragm¨¢ticos invocan la revoluci¨®n progresista centroarnericana (entre exotismos anda el juego), lo cierto es que esas ideas por las que nuestros conservadores son capaces de salir a la calle a gritar pareados todav¨ªa huelen demasiado a rejilla de confesonario y a pis de beata. Es l¨®gico que la potente industria nacional del coloquio, ese gran term¨®metro del acontecimiento, se haya fijado en el asunto de las ideas nuevas. Sobre todo, porque la transici¨®n, por mucho que se la estire, ya no da m¨¢s de s¨ª, y se empieza a sospechar que Orwell, el otro gran tema coloquiable, se equivoc¨® de fecha agorera.
Est¨¢ bien eso de las ideas en el pa¨ªs de las creencias y las ocurrencias. Pero ?de qu¨¦ nuevas ideas se trata? Eso es lo malo, que en esta liturgia coloquial todo suena a lo mismo, y encima, dicho por los mismos que nos agobiaron con los detalles de la transici¨®n. Salvo que en este fin de siglo demoledor, en el que no ha quedado t¨ªtere con cabeza, llamen ideas nuevas a divulgar valientemente lo obvio, despu¨¦s de haber estado toda una vida luchando por lo que evidente. Aqu¨ª, un tipo con una idea nueva se le considera un chiflado. Excepto que la idea tenga ¨¦xito: entonces se le considera un plagiario.
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