Euskalduna, una violencia desesperada
Los trabajadores libran diariamente una batalla con la polic¨ªa para conseguir la continuidad del astillero
El Sagrado Coraz¨®n -"Reinar¨¦ en Espa?a"- da la espalda a los astilleros Euskalduna, en Bilbao. La gigantesca imagen, desde su alto pedestal, en el centro de la plaza que lleva su nombre, mita hacia la Gran V¨ªa. Sus ojos. de piedra no ven el fragor diario de los enfrentamientos de trabajadores y polic¨ªas. Sin embargo, es probable que le llegue el picor del humo y el seco estampido de las pelotas de goma. Cada ma?ana, desde hace varias semanas, las puertas de los astilleros son el escenario de duras escaramuzas entre obreros y miembros de la fuerza p¨²blica.Hay reglas no escritas, pero que se respetan escrupulosamente. Hay heridos de cuando en cuando. Muchos saben que es una batalla perdida, que ser¨¢ muy dif¨ªcil que la Administraci¨®n cambie sus planes. Y este convencimiento, la desesperaci¨®n de ver caer la factor¨ªa, se transforma en tiragomas que, lanzan bolas de acero, tuercas y tornillos, barricadas incendiadas, c¨®cteles molotov, piedras y cohetes. La imaginaci¨®n de los trabajado res inventa nuevos artilugios. Hace unos d¨ªas eran cohetes; ayer, una tanqueta de fabricaci¨®n casera, con sus ruedas y sus chapas, pero incapaz -?ay!- de competir con las de la polic¨ªa.
Nadie sabe qui¨¦n empieza la batalla. Los trabajadores aseguran que es la polic¨ªa colocando, desde primeras horas de la ma?ana, sus tanquetas en la puerta de entrada a los astilleros. Dicen que es una presi¨®n insoportable tener que entrar en la f¨¢brica sorteando los grupos de polic¨ªas, escurri¨¦ndose entre los veh¨ªculos. Ya en esos momentos se sabe que, inevitablemente, se repetir¨¢ el lanzamiento de piedras, se reiniciar¨¢ una larga guerra -con treguas y di¨¢logos- y momentos de tensi¨®n y de peligro.
Uno de los periodistas que comparte a diario el peligro del pelotazo o la pedrada comenta la sorpresa que un d¨ªa le caus¨® ver c¨®mo los trabajadores, en medio de una fuerte escaramuza, levantaron bandera blanca. Y c¨®mo la polic¨ªa dej¨® de disparar. Y el asombro al o¨ªr que se ped¨ªa una tregua hasta el d¨ªa siguiente porque ya era la hora de la comida. Se concedi¨® la tregua y cada uno se fue por su lado.
En las instalaciones de Euskalduna hay un ambiente de trinchera. Hay bidones alineados y parapetos de madera y chapa protegiendo la rampa de acceso. Hay botes de humo -"un d¨ªa se contabilizaron quinientos"- cubriendo el suelo. Trabajadores embozados que disparan sus tiragomas, lanzan cohetes, arrojan piedras. En frente, los cascos marrones de la polic¨ªa, sus escudos transparentes los fusiles que arrojan botes de humo y bolas de goma.
Y hay ocasiones en las que se llega al cuerpo a cuerpo, como hace unos d¨ªas, cuando estuvo a punto de ocurrir lo que todos temen: que alguna vez algo se descontrole y se produzca un muerto. Cuentan que los trabajadores rodearon a un sargento y que, en medio de la confusi¨®n, un agente intent¨® sacar su pistola. El oficial que mandaba las fuerzas lo derrib¨¦ de un golpe y rescat¨¦, como pudo, al sargento.
Todos lo comprenden
En los momentos de calma, los miembros de la fuerza p¨²blica aseguran a los trabajadores que les comprenden, que, claro, que el perder el trabajo.... pero ellos tienen ¨®rdenes. Y los obreros, en esos instantes, les explican, les dicen, en broma, que se unan a ellos, que a ver c¨®mo vamos a casa, que mi mujer me mata si no hago lo que puedo para evitar esto". Unos y otros mueven la cabeza, entendiendo las razones de cada parte.
Pero todos temen que cualquier d¨ªa ocurra algo. A pesar de que los miembros del comit¨¦ est¨¦n intentando no perder las riendas de una situaci¨®n cada vez m¨¢s dif¨ªcil de controlar. Felipe Robledo, miembro del comit¨¦ de empresa por CC OO, asegura que las acciones continuar¨¢n. Y habla de la necesidad de realizar movilizaciones que sirvan para sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica, "sin Ponerla en contra". Su sindicato defiende, por ello, que hay que sacar a la gente a la calle, fuera de los muros de la f¨¢brica; que hay que evitar el enfrentamiento con la polic¨ªa. "Que nosotros no buscamos. Nuestro objetivo no es ¨¦se".
La gente, en la calle, sufre las incomodidades de los cortes de tr¨¢fico, de las manifestaciones, estoicamente. "El puesto de trabajo es sagrado", dice un taxista, "y qu¨¦ van hacer. Sienta mal; f¨ªjese si a m¨ª me afectan los cortes de calle y las barricadas, pero qu¨¦ vas a hacer. Yo har¨ªa lo mismo".Fuentes de la patronal vasca abogan por el di¨¢logo como ¨²nica forma de poner fin a esta espiral de violencia. Porque el conflicto de Euskalduna est¨¢ afectando a todas las empresas. Y empieza a preocupar la tensi¨®n que se acumula en la calle. El deterioro de la actividad laboral, los retrasos, los atascos. Aseguran que las reacciones de protesta son l¨®gicas, aunque advierten que los procedimientos responden a la expresi¨®n radicalizada de grupos reducidos de trabajadores que act¨²an al margen de sus leg¨ªtimos representantes. "S¨®lo queda el di¨¢logo, la negociaci¨®n entre la Administraci¨®n central y la auton¨®mica".
El enfrentamiento con la polic¨ªa no constituye el objetivo ni de CC OO, ni de UGT, ni de ELA, ni siquiera de los sectores m¨¢s radicalizados, como pueden ser los del Colectivo Aut¨®nomo de Trabajadores (CAT), que con LAB forman la coalici¨®n sindical Trabajadores Unidos (TU), y que consiguieron representaci¨®n en las ¨²ltimas elecciones. Mikel Aldasoro, del CAT, se pregunta, como el taxista, que "qu¨¦ otra cosa se puede hacer". Nosotros no estamos por la violencia. Pero son acciones espont¨¢neas, a veces dif¨ªcilmente controlables. Y que apoyamos".
Dice Aldasoro que las acciones van a seguir y niega que detr¨¢s de ellas, incluso de las m¨¢s violentas, haya instigadores. "Cuando se pone en peligro el puesto de trabajo, la radicalizaci¨®n surge sola, se radicalizan los trabajadores. Y la postura de la polic¨ªa tampoco ayuda demasiado". Los que hacen las barricadas, los que disparan los tiragomas, esos hombres con el rostro embozado, a veces con caretas antig¨¢s para aguantar el humo -"no te restriegues los ojos que es peor; ¨¦chate agua fr¨ªa"-, juran que son de Euskalduna. Y de hecho, cuando se quitan el pa?uelo, se mezclan con los dem¨¢s obreros, son gente conocida en el astillero.
"Bueno, yo no digo que en las manifestaciones p¨²blicas, en la calle, no se mezclen con nosotros elementos ajenos a Euskalduna. Seguro que s¨ª. Pero, desde luego", dice Felipe Fern¨¢ndez, de ELA, "los que est¨¢n en primera l¨ªnea con tiragomas y con c¨®cteles molotov son currantes, y no como dice el gobernador civil". Porque el gobernador civil, Juan Ignacio L¨®pez, antiguo militante de UGT, afirm¨® que ten¨ªa pruebas gr¨¢ficas de que eran 40 personas las que estaban detr¨¢s de todo, las ¨²nicas que defend¨ªan acciones violentas. Que pod¨ªa detenerles a todos, y que hab¨ªa sospechas de que ni siquiera pertenec¨ªan al astillero.
Detr¨¢s de todo, empuj¨¢ndolo todo, posiblemente est¨¦ la desesperaci¨®n, el miedo al paro, el miedo al cierre del astillero. "Porque", dice Felipe Fern¨¢ndez, "lo que contempla el INI en sus planes es el cierre del astillero. Eso y no otra cosa es reducir la plantilla de 2.700 personas que tiene en la actualidad a 200 en el futuro". Para demostrarlo muestra la factor¨ªa de motores. Aqu¨ª se fabricaban los motores Man y Sulzer. Hoy, los talleres est¨¢n sin actividad, en un silencio angustioso.
Mantener la actividadLa afirmaci¨®n del representante de ELA es compartida por los de m¨¢s sindicatos. Felipe Robledo dice lo mismo en nombre de CC OO. Para este sindicato hay que buscar soluciones m¨¢s imaginativas, soluciones que garanticen no.ya el mantenimiento de unas instalaciones improductivas, sino que aseguren su futuro.
En t¨¦rminos muy parecidos se manifiesta Mikel Aldasoro, que asegura que la ¨²nica salida es que el Gobierno d¨¦ marcha atr¨¢s, que reparta la carga de trabajo entre todos los astilleros, que no se sacrifique a Euskalduna en beneficio deatros, que todos soporten la crisis. Y que la Administraci¨®n inicie una pol¨ªtica m¨¢s agresiva de captaci¨®n de mercados.
Y aunque los representantes de UGT -¨²nica central que ha suscrito los acuerdos navalesmuestran una actitud m¨¢s cauta, dicen, sin embargo, que "si globalmente el acuerdo es positivo, no lo es tanto para Euskalduna". As¨ª se expl¨ªca que hayan decidido aceptar las acciones de protesta que proponga la asamblea.
Los sindicatos tienen miedo a peider el control de las movilizaciones. Ha habido momentos en que parec¨ªa que se hab¨ªa perdido. Algunos observadores aseguran que para recuperarlo han tenido que ponerse por delante de los propios trabajadores. Demostrar que est¨¢n dispuestos a todo.
Y cada ma?ana es el mismo y dram¨¢tico juego de guerra. Alguien, uno de los muchos curiosos que contemplan a escasos 50 metros las escaramuzas, lo comenta: "Esto no es nada. El otro d¨ªa era una guerra civil". Esto es una plaza en la que el humo apenas deja respirar. Esto es o¨ªr ininterrumpidamente los secos estampidos de las pelotas y los botes. Esto son mangueras a presi¨®n, parapetos, tarAquetas, carreras, bolas de acero, cohetes. Esto es, en definitiva, algo que nadie sabe cu¨¢ndo va a detenerse, que puede continuar en una espiral de crispaci¨®n. El Sagrado Coraz¨®n, desde su alto pedestal, de espaldas a Euskalduna, mira hacia la Gran V¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Felipe Fern¨¢ndez Garcia
- ELA
- INI
- Huelgas sectoriales
- Declaraciones prensa
- Astilleros Euskalduna
- Encierros
- Orden p¨²blico
- Astilleros Espa?oles
- UGT
- F¨¢bricas
- PSOE
- Sindicatos
- Seguridad ciudadana
- Cargas policiales
- Superficies industriales
- Astilleros
- Protestas sociales
- Huelgas
- Sindicalismo
- Malestar social
- Acci¨®n policial
- Partidos pol¨ªticos
- Empleo
- Conflictos laborales