Managua trata de conseguir de Washington un pacto de no agresi¨®n
Delegaciones de Estados Unidos y Nicaragua reanudar¨¢n la pr¨®xima semana, probablemente a partir del lunes, las conversaciones que sostienen desde finales de junio en Manzanillo (M¨¦xico). Managua intenta conseguir de Washington un pacto de no agresi¨®n, y la cordura pol¨ªtica tiende a imponerse despu¨¦s de dos semanas de aguda crisis. El sector m¨¢s duro del Gobierno de Ronald Reagan considera que esta octava reuni¨®n ser¨¢ la ¨²ltima oportunidad diplom¨¢tica de alejar la guerra.
Las negociaciones se encuentran actualmente en punto muerto despu¨¦s de los avances iniciales se?alados por el Ministerio de Asuntos Exteriores mexicano, que desempe?a un cierto papel de mediaci¨®n. La tensi¨®n registrada durante los ¨²ltimos d¨ªas, sin duda la m¨¢s grave desde que el Gobierno sandinista lleg¨® al poder en julio de 1979, no favorece precisamente una salida del estancamiento.El viceministro de Exteriores nicarag¨¹ense, V¨ªctor Hugo Tinoco, trata de obtener en Manzanillo un pacto de no agresi¨®n para su pa¨ªs por parte de Estados Unidos, a cambio de compromisos verificables en tres asuntos: cese de la ayuda militar nicarag¨¹ense a la guerrilla salvadore?a, renuncia a la instalaci¨®n de bases sovi¨¦ticas y apertura de un proceso de desarme que ponga t¨¦rmino a7 la dependencia de la URS S en este terreno.
La respuesta del embajador especial norteamericano, Harry Schlaudeman, ha dejado en claro que ¨¦sas no son ya bazas de negociaci¨®n para los sandinistas, puesto que Washington no vacilar¨¢ en tomar medidas de cualquier naturaleza, incluidas las militares, si se produce un intento de establecer bases militares o simplemente si Managua adquiere aviones de combate Mig-21. Lo ¨²nico que se discute en Manzanillo, desde el punto de vista norteamericano, es la apertura de un proceso interno en Nicaragua que garantice una vuelta a los esquemas democr¨¢ticos occidentales.
La dificultad del di¨¢logo a partir de este punto radica en que Managua considera que ¨¦sa es una ma teria de soberan¨ªa que por razones de principio no puede someter a un tratado internacional.
Presiones
El avance hacia la distensi¨®n a partir de estas posiciones se presenta problem¨¢tico. S¨®lo la adopci¨®n de algunas medidas liberalizadoras por el Gobierno sandinista aflojar¨ªa la tensi¨®n.
El presidente electo de Nicaragua, comandante Daniel Ortega, ha mantenido una l¨ªnea clara a este respecto en todas sus declaraciones. Si Estados Unidos levanta la tenaza militar y pone fin a su ayuda financiera a los grupos contrarrevoluci¨®n arios, su Gobierno estar¨¢ dispuesto a iniciar una apertura pol¨ªtica con garant¨ªas a la oposici¨®n y plena vigencia de la libertad de Prensa. Los grupos alzados en armas podr¨ªan reintegrarse a la vida civil benefici¨¢ndose de las medidas de gracia que Managua est¨¢ dispuesta a otorgar. Ortega ha destacado que ¨¦l est¨¢ decidido a ser el presidente de todos los nicarag¨¹enses que se mantengan dentro de las v¨ªas c¨ªvicas. La presi¨®n militar norteamericana s¨®lo contribuye, a su juicio, a entorpecer este proceso de normalizaci¨®n pol¨ªtica.
La tesis que sostiene Washington es justamente la contraria. La intenci¨®n de fondo de los sandinistas es, a juicio de Washington, la de conducir a su pa¨ªs hacia un r¨¦gimen de estilo cubano, con una progresiva dependencia del bloque comunista. Bajo su an¨¢lisis, s¨®lo la firme respuesta militar de Estados Unidos, que se concreta a trav¨¦s del apoyo a los grupos contrarrevolucionarios y mediante una presencia creciente de tropas en la regi¨®n, ha impedido que este objetivo se cumpla hasta sus ¨²ltimas consecuencias.
Se trata de un c¨ªrculo vicioso que parece imposible de romper. La Administraci¨®n de Reagan se?ala que el aumento en los env¨ªos de armamento sovi¨¦tico (m¨¢s de 15.000 toneladas en lo que va de a?o, seg¨²n el Pent¨¢gono), no es sino una prueba evidente del alineamiento nicarag¨¹ense junto al bloque comunista.
Managua replica que ¨¦sta es una consecuencia m¨¢s de la pol¨ªtica belicista desarrollada por Washington. Ante las amenazas de agresi¨®n no les ha quedado otra salida que armarse, al mismo tiempo que su precaria situaci¨®n econ¨®mica les oblig¨® a recurrir a las donaciones.
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