Apasionado duelo de actores
Aun siendo Sin testigos el s¨¦ptimo largometraje de Nikita Mikhalkov, y a pesar de que uno de ellos, Pieza incompleta para piano mec¨¢nico, obtuviera en el festival de San Sebasti¨¢n de 1977 su m¨¢s importante premio, es ¨¦ste su primer largo que comercialmente se estrena en Espa?a. Sin testigos nos acerca a la personalidad de un autor celebrado en festivales internacionales y representante del ¨¢nimo nuevo que preside buena parte del actual cine sovi¨¦tico.Sin testigos es una arriesgada experiencia cinematogr¨¢fica que, sin ocultar sus ra¨ªces teatrales, desarrolla su dramaturgia en t¨¦rminos de imagen. Situar en el conflicto a s¨®lo dos personajes y confiar en que en la evoluci¨®n del texto y en la sensibilidad de sus int¨¦rpretes se encuentre la complicidad o el inter¨¦s propio de una pel¨ªcula de acci¨®n es algo infrecuente en el cine moderno, curiosamente adicto a f¨®rmulas m¨¢s seguras.
Sin testigos, de Nikita Mikhalkov
Gui¨®n: Mikhalkov, Sofia Prokofieva y Ramoz Fataliev. Fotograf¨ªa: Pavel Lebechev. M¨²sica: Edouard Artemiev. Int¨¦rpretes: Irina Kouptchenko y Mikail Oulianov. Comedia dram¨¢tica. Sovi¨¦tica, 1984. Local de estreno: California. Madrid.
La historia que nos cuenta Mikhalkov es la de una cobard¨ªa. El pr¨®spero funcionario que contrajo matrimonio por inter¨¦s, y que ahora visita a la mujer que abandon¨® nueve a?os atr¨¢s, como si la cotidianidad a¨²n le permitiera ese encuentro, es un representante de cuantos, en cualquier sociedad, anteponen su seguridad profesional a los riesgos del amor. La mujer abandonada ha encontrado nuevos objetivos en sus afectos y rechaza la presencia de quien ya nada tiene que ver con ella. Pero el duelo no finaliza tan f¨¢cilmente: desde las acusaciones largamente guardadas hasta las confidencias imprevistas, el encuentro de ambos personajes va escalando los grados de una violencia que culminar¨¢ en los momentos finales del filme.
La labor de los actores
Gracias, especialmente, a la labor de los dos actores -Irina Kuoptchenko y Mikail Oulianov-, Sin testigos se sigue con inter¨¦s. A su trabajo, ya de por s¨ª dif¨ªcil, el director ha a?adido unos apartes con los espectadores, mal resueltos fotogr¨¢ficamente, en los que los actores deben romper su ritmo y objetivar el drama que interpretan. Tanto el uno como el otro aportan su gran seguridad profesional a un sensible estudio de sus caracteres.Lo que hay que a?adir es que es una l¨¢stima que el subtitulado del filme sea muy confuso, sobre todo en la primera media hora, cuando el desconocimiento de los espectadores de cuanto en la pantalla se vive queda frustrado con la lectura del texto. M¨¢s tarde, no obstante, Sin testigos endereza su informaci¨®n. Sus im¨¢genes valen m¨¢s que las palabras.
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