Cientos de muertos en un suburbio de M¨¦xico al estallar una planta distribuidora de gas

Viene de la primera p¨¢ginaLa direcci¨®n de Pemex decidi¨® dejar que el fuego consumiese todo el gas almacenado. Se desech¨® as¨ª la posibilidad de provocar explosiones controladas, lo que podr¨ªa haber acortado la duraci¨®n del incendio, debido a que esto acarreaba peligros adicionales para los edificios m¨¢s pr¨®ximos. Se calcula que al menos 600 casas han sido destruidas.

Salvador del R¨ªo, portavoz de la empresa petrolera, declar¨® que se hab¨ªa determinado con precisi¨®n que el origen del incendio era exterior a la planta de almacenamiento, ya que esta segu¨ªa funcionando con normalidad cinco minutos despu¨¦s del primer estallido.

El aspecto que ofrec¨ªa el lugar de la cat¨¢strofe, situado en la colonia de San Juan Iztlahuaca, cerca de la salida norte de la ciudad de M¨¦xico que lleva a la carretera que conduce a las pir¨¢mides, era de una ciudad bombardeada y vac¨ªa. El Ej¨¦rcito hab¨ªa acordonado la zona y en su interior s¨®lo trabajaban bomberos con m¨¢scaras a causa de las emanaciones de gas y los equipos de rescate que se limitaban a transportar cad¨¢veres.

Decenas de familias quedaron materialmente sepultadas mientras dorm¨ªan. En el momento de transmitir esta cr¨®nica la televisi¨®n mexicana ofrece im¨¢genes dantescas. Cad¨¢veres absolutamente irreconocibles est¨¢n siendo rescatados con una columna de humo de varios kil¨®metros como tel¨®n de fondo. Mario S¨¢nchez, que habitaba una peque?a casita a cinco manzanas del lugar del siniestro, explic¨® que la explosi¨®n le sac¨® de la cama. Cuando sali¨® a la calle vio que el cielo estaba te?ido de rojo en medio de la noche, mientras volaban cascotes por todas partes.

"La noche se convirti¨® en d¨ªa", dijeron los pasajeros de un autob¨²s que llegaba a M¨¦xico procedente de la ciudad de Pachuca y que temieron "que hubiera estallado una guerra".

Todos los servicios asistenciales de la ciudad de M¨¦xico se movilizaron por orden presidencial. El metro organiz¨® trenes especiales para evacuar a los supervivientes. A primera hora de la tarde, m¨¢s de 200.000 personas hab¨ªan sido trasladadas fuera del ¨¢rea de peligro, que se encontraba acordonada por fuerzas de seguridad. En el atrio de la antigua bas¨ªlica de Guadalupe se concentraban 600 ni?os perdidos en medio de la cat¨¢strofe, la mayor que ha registrado la capital en su historia reciente. Muchos de ellos desconoc¨ªan la suerte corrida por sus padres. La secretar¨ªa de Gobernaci¨®n coordin¨® una gran operaci¨®n de auxilio en la que participa tambi¨¦n el Ej¨¦rcito, para suministrar 45.000 raciones alimenticias a los evacuados.

La empresa estatal de petr¨®leos moviliz¨® un convoy de 40 camiones y todos los helic¨®pteros disponibles en la capital para evacuar heridos y transportar alimentos.

Tres de las seis esferas segu¨ªan ardiendo en su base y en el extremo superior esta madrugada. Aunque su cuerpo especial de bomberos trataba de impedir con grandes chorros de agua una subida dr¨¢stica de la temperatura, que ocasionar¨ªa nuevas explosiones, persist¨ªa el peligro de que se derrumbasen los tanques.

Mientras el pa¨ªs se estremec¨ªa por la tragedia y se pon¨ªa en marcha una gran operaci¨®n de ayuda, hubo algunos intentos de pillaje facilitados por la rotura de cristales y el derribo de puertas en todos los edificios situados en un radio de dos kil¨®metros en tomo a la planta industrial. La polic¨ªa detuvo al menos a quince personas con las manos en la masa.

En un intento de escarmiento, la televisi¨®n mostr¨® a varios de ellos a todo el pa¨ªs.