La Administraci¨®n de justicia
Como oficial de la Administraci¨®n de justicia, y ejerciendo el derecho de r¨¦plica que ampara la legislaci¨®n vigente, estim¨¢ndome perjudicado por las expresiones vertidas en el reportaje publicado en ese diario, fecha 21 de octubre de 1984, as¨ª como el editorial publicado el 4 de noviembre de 1984, le ruego publique en la secci¨®n Cartas al director -gracia que no espero alcanzar-, las siguientes puntualizaciones:
1. Sorprendentes los ataques que ¨²ltimamente sufre la Administraci¨®n de justicia, desde todos los medios de comunicaci¨®n, entre ellos EL PAIS, precisamente ahora que est¨¢ a punto de discutirse en el Congreso la ley org¨¢nica del Poder Judicial, siendo significativo que en dichos ataques se utilice preferentemente a los funcionarios m¨¢s d¨¦biles de dicha Administraci¨®n, lo que implica una cobard¨ªa, y sin duda una campa?a orquestada y planificada para denigrar la justicia, ya suficientemente maltratada a lo largo de muchos a?os debido al abandono y desidia de los Gobiernos de turno.
2. No recurrir¨¦ al t¨®pico de relacionar las virtudes de esos humildes funcionarios; s¨®lo una: exigiendo a los funcionarios judiciales el cumplimiento estricto de sus funciones y horario legal, la Administraci¨®n de justicia hace a?os hubiera llegado al colapso y paralizaci¨®n total.
3. Cierto que entre alg¨²n funcionario de justicia pueden darse los supuestos que denuncian en sus art¨ªculos -d¨ªganme en qu¨¦ organismos, empresa, actividad o profesi¨®n no existe-, pero no duden que los mecanismos de correcci¨®n del Consejo General del Poder Judicial funcionan, y act¨²an contundentemente, pero sepan que lo normal en las frecuentes inspecciones practicadas son felicitaciones, pues precisamente nuestros superiores s¨ª que saben c¨®mo funcionamos y qui¨¦nes son y c¨®mo son sus funcionarios.
4. La cara de la moneda tiene m¨²ltiples facetas favorables a nuestro comportamiento, de las cuales, sospechosamente, en sus art¨ªculos no mencionan ?ni una! lo que supone ignorancia o mala fe. A la cruz le dedican ustedes todo el espacio, y de tanto airearla se les est¨¢ oxidando. Pero para que la moneda est¨¦ completa les falta explicar qui¨¦nes son los bordes.
5. Lo grave de sus exposiciones, yo dir¨ªa injurioso, es que la cruz la cuelgan a todo el colectivo de funcionarios judiciales, sin excepci¨®n, y ah¨ª radica su fallo, y espero que el ministerio fiscal, Consejo General del Poder Judicial y Ministerio
de Justicia den la respuesta adecuada y contundente a esas injurias. Sus informadores -o redactores- ignoran la realidad de la organizaci¨®n judicial y olvidan que un 75% u 80% de la totalidad de funcionarios judiciales desarrollan su actividad en tribunales, fiscal¨ªas, juzgados de instrucci¨®n, de distrito y secciones penales de otros juzgados, en los que no pueden darse los supuestos que denuncian, por la sencilla raz¨®n de no tener otros ingresos que los de su sueldo, y en cuyos ¨®rganos no se paga ninguna clase de trabajo u hora extraordinaria, pese a realizarse, lo que supone una discriminaci¨®n respecto de los que trabajan en secciones civiles, que s¨ª que tienen derecho a percibir las salidas que realizan, reconocidas en la disposici¨®n 41 del decreto de Tasas Judiciales, de 18 de junio de 1959.
6. Resaltar que cualquier salida que se verifica, tanto en las secciones civiles como penales, se realiza fuera de los horarios de trabajo, y les aseguro que, de tenerlas que realizar dentro de los horarios normales, no quedar¨ªa tiempo para el despacho ordinario de asuntos. Nosotros no tenemos por qu¨¦ sufrir cr¨ªticas por una mala organizaci¨®n de la oficina judicial, que se nos tiene impuesta, y que somos los ¨²nicos que la sufrimos, como tampoco de las carencias materiales y de personal, ya cr¨®nicas.
Hablar de corruptelas en este pa¨ªs, y en el de ustedes, produce risa, cuando tenemos corrupciones con may¨²sculas, que hacen temblar toda la econom¨ªa de esta naci¨®n. Critiquen ustedes ¨¦sas y ver¨¢n c¨®mo aqu¨¦llas desaparecen por s¨ª solas.-
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