La pesca espa?ola y la Europa de los 'diez'
Un medio de difusi¨®n presentaba recientemente al sector pesquero espa?ol de la siguiente manera: "Los barcos espa?oles, despu¨¦s de haber esquilmado el caladero nacional, y ante el agotamiento del mismo, se ven obligados y forzados a ir a otros caladeros m¨¢s lejanos a pescar ilegalmente en aguas de otros pa¨ªses". Este tipo de comentario, que no es la primera vez que aparece, es de un simplismo aterrador. Primero, por su total ignorancia de lo que es el sector pesquero en s¨ª, y, en segundo lugar, porque -quiz¨¢ generalizando para toda la flota el juicio sobre el comportamiento de un pesquero aislado- ofrece una imagen espantosa, completamente falsa, de nuestros propios buques pesqueros.La evoluci¨®n hist¨®rica del caladero nacional se puede resumir muy brevemente. Despu¨¦s de la guerra civil espa?ola se produjo una carencia de prote¨ªnas animales en el pa¨ªs. Estas prote¨ªnas s¨®lo se pod¨ªan encontrar en la ganader¨ªa o en la pesca. Los caladeros nacionales ten¨ªan un l¨ªmite de productividad y, por tanto, se hac¨ªa necesario, dado el alto consumo de pescado en Espa?a, buscar otras zonas de pesca que complementaran la producci¨®n del caladero nacional. Por ello, se desarroll¨® una flota de larga distancia -que no tiene nada que ver con la que faena en nuestros caladeros, ni tendr¨¢ que ver nunca-, que cuenta con una problem¨¢tica propia y que en los momentos actuales, si bien con dificultades, sigue faenando en su pr¨¢ctica totalidad.
En consecuencia, no existe una raz¨®n causa-efecto entre la extinci¨®n del caladero nacional y la "salida a la desesperada" a otros caladeros.
Econ¨®micamente, el caladero nacional rinde actualmente una tercera parte de las 1.300.000 toneladas que pesca Espa?a; su renIdimiento, por tanto, no es nada despreciable. No se pretende decir con esto que se encuentre en ¨®ptimas condiciones, pero hay que utilizar una terminolog¨ªa objetiva y justa a la hora de describir su situaci¨®n: que su rendimiento f¨ªsico (producci¨®n de pescado por a?o) sea m¨¢s bajo de lo que deber¨ªa no significa que est¨¦ esquilmado.
Redcci¨®n del esfuerzo
La correcci¨®n de esta situaci¨®n pasa por una reducci¨®n del esfuerzo pesquero; o sea, que los buques desarrollen su actividad menos tiempo, o bien que el n¨²mero de barcos que faenen sea menor.
Otro punto de vista -tambi¨¦n absurdo- es el que aparece, una y otra vez, en los medios informativos ligados a la CE E, y que se refiere al miedo a la invasi¨®n de la armada espa?ola, integrada por 17.000 barcos, Se da constantemente la impresi¨®n de que nuestros barcos estuvieran en la l¨ªnea de salida, esperando la se?al para iniciar la carrera del oro hacia aguas comunitarias.
Esta falsa imagen del sector est¨¢ haciendo mucho da?o y, francamente, se realizan pocos esfuerzos para que desaparezca.
El problema de la pesca espa?ola en aguas comunitarias se centra en el n¨²mero muy limitado de barcos que tienen el derecho de acceso a aquellas aguas, regulado por ley y, concretamente, por la orden ministerial de fecha 12 de junio de 1981. Este n¨²mero de buques, actualmente, es de 287, los cuales ejercen una actividad complementaria a la que desarrollan los propios buques comunitarios, no existiendo razones basadas en la conservaci¨®n de los recursos que impidan que estos barcos puedan faenar en su totalidad. Las razones que establece la CEE no son v¨¢lidas, y su fundamento es totalmente pol¨ªtico, que se puede resumir en impedir la introducci¨®n de nuestra flota en aguas comunitarias, sea como sea.
En el aspecto pesquero -como en otros muchos- se piden a la CEE algunas cosas, pero tambi¨¦n se ofrecen otras muchas. La postura negociadora espa?ola hasta la fecha, que ha sido mantenida con energ¨ªa, no reivindica m¨¢s que un trato no discriminatorio desde el momento del acceso, es decir, que los mecanismos restrictivos que se apliquen a Espa?a sean los que se encuentran contemplados dentro de la Pol¨ªtica Com¨²n de Pesquer¨ªas de la propia CEE. La validez de la postura espa?ola ha sido reconocida, seg¨²n se desprende del documento que la Comisi¨®n present¨® al Consejo de Ministros recientemente y que fue rechazado por los pa¨ªses miembros. Lo que sucede es que, si la CEE adoptara unos criterios no discriminatorios, utilizando las normas que rigen para la conservaci¨®n de los recursos dentro de la pol¨ªtica com¨²n de pesquer¨ªas, beneficiar¨ªa a nuestro pa¨ªs, porque hemos venido manteniendo unas tesis l¨®gicas desde el principio de la negociaci¨®n, como es que no se impidi¨® a Espa?a el acceso a recursos que ning¨²n pa¨ªs explota.
Conocemos ya, m¨¢s o menos, la oferta de condiciones que la CEE va a presentamos para nuestro ingreso, y que pueden resumirse de la siguiente manera:
a) N¨²mero de licencias similar al de 1984. Este r¨¦gimen de licencias no se encuentra vigente para los pa¨ªses comunitarios, y, tal como se?alaba la Comisi¨®n en su reciente documento, o se establece el r¨¦gimen de licencias para todos los pa¨ªses o ¨¦ste no podr¨¢ ser impuesto a Espa?a, ya que se estar¨ªa violando el esp¨ªritu del Tratado de Roma.
b) No se van a reconocer los derechos hist¨®ricos espa?oles derivados del Convenio de Londres; derechos hist¨®ricos que forman parte de la misma Pol¨ªtica Com¨²n de Pesquer¨ªas y que se reconocen unos pa¨ªses a otros.
c) Espa?a no entrar¨¢, como miembro de pleno derecho, a discutir la Pol¨ªtica Com¨²n de Pesquer¨ªas. Ello quiere decir que se dar¨ªa la paradoja de que Espa?a -el pa¨ªs m¨¢s fuerte de la CEE ampliada en lo que a pesca se refiere va a ser un elemento pasivo en la formulaci¨®n de la pol¨ªtica pesquera que ha de regir los destinos de todos los pa¨ªses comunitarios, incluido el de Espa?a.
Cabe preguntarse ahora qu¨¦ es lo que ofrece Espa?a en materia de pesca a los pa¨ªses europeos, porque de los titulares de los peri¨®dicos parece desprenderse que Espa?a ¨²nicamente fuera a pedir y que la totalidad de nuestra flota dependiera de los caladeros comunitarios.
Esta deducci¨®n es totalmente falsa. La flota que depende de los caladeros comunitarios constituye un 10% del total. Sin embargo, el ingreso de Espa?a en la CEE no s¨®lo va a afectar a ese 10% de la flota, sino que repercutir¨¢ en todo el sector pesquero espa?ol, ya que Espa?a tiene que conceder a la Comunidad, a cambio, las siguientes contrapartidas:
a) Apertura de los mercados nacionales a los pa¨ªses comunitarios, que contribuir¨¢ a un desequilibrio mayor entre importaciones y exportaciones del que se ha venido soportando en los ¨²ltimos seis a?os.
b) Aceptar la pol¨ªtica de ordenaci¨®n de mercados existente en la CEE, que, si bien tiene aspectos interesantes para Espa?a, no deja de ser una pol¨ªtica desarrollada para un sector pesquero muy distinto del espa?ol, y, por tanto, no contempla las particularidades de nuestro mercado.
c) Ceder a la CEE la regulaci¨®n de los caladeros nacionales desde m¨¢s all¨¢ de las 12 millas.
d) Las negociaciones con terceros pa¨ªses se dejar¨¢n en manos de la propia CEE. Este es un aspecto que el sector pesquero espa?ol contempla con enorme recelo. Las relaciones entre el sector y las distintas Administraciones pesqueras que se han sucedido han sido siempre muy cercanas; actu¨¢ndose en todo momento -a pesar de que, en ocasiones, haya habido ciertas tensiones- con mucha armon¨ªa. Ello implica que las Administraciones espa?olas, incluida la presente, han sido capaces de desarrollar una pol¨ªtica de acuerdos con terceros pa¨ªses muy superior a la que la propia Comunidad mantiene.
e) La representaci¨®n de Espa?a en organismos multilaterales tambi¨¦n ser¨¢ asumida por la propia CEE, conllevando los mismos inconvenientes que en el caso anterior, aunque con distintos matices.
j) Espa?a no se beneficiar¨¢ de algunos acuerdos que la CEE tiene suscritos, tales como el de Groenlandia e islas Feroes, que comporta una serie de gastos a la Comunidad, los cuales es posible que Espa?a tenga que ayudar a costear, abriendo incluso nuestros mercados a los productos pesqueros groenlandeses sin que por ello obtengamos beneficio alguno.
Para minimizar todo esto parece ser que la pr¨®xima propuesta comunitaria contempla una ayuda preadhesi¨®n de 28,5 millones de ECU para la reestructuraci¨®n de la flota. Ello da la impresi¨®n de que la CEE pretendiera comprar, de alguna manera, al sector pesquero espa?ol, que, ciertamente, no se vende tan barato. En este estado de cosas cabe preguntarse ?qu¨¦ tiene la pesca que no tengan otros sectores? ?Por qu¨¦ pretende la CEE violar el esp¨ªritu del Tratado de Roma, cuando se trata de la pesca y Espa?a? Si todo lo que oferta la CEE es lo que se ha resumido en l¨ªneas anteriores, Espa?a est¨¢ dando mucho m¨¢s de lo que la CEE oferta.
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