S¨ª a las carreras populares
Los incidentes ocurridos en la carrera popular de Canillejas han llevado a algunos a pronosticar, y hasta puede que a desear, el fin de las carreras populares, con una excesiva precipitaci¨®n en su cr¨ªtica fulminante.Ni tanto ni tan calvo. No se puede confundir el proceso a una determinada carrera y lo que ello en s¨ª puede representar (que luego examinaremos) y el proceso natural y biol¨®gico de una necesidad de correr en grupos, y en competici¨®n, por tanto, del que se desprende una necesidad inmediata de organizaci¨®n. En este sentido, habr¨¢ organizaciones adecuadas y no adecuadas, simplemente.
Lo que s¨ª queda una vez m¨¢s en entredicho es esa simbiosis entre deporte profesional y deporte aficionado, y la utilizaci¨®n de ¨¦ste por aqu¨¦l. Pero eso no es un ejercicio de ahora ni viene por el oportunismo de lo de Canillejas (v¨¦anse mis art¨ªculos en EL PAIS sobre el tema del deporte aficionado y profesional). La historia ya es larga y s¨®lo ahora ha llegado la gota que al derramar el vaso puede servir para poner los puntos sobre las ¨ªes del tema.
No se puede utilizar al aficionado para ser comparsa del profesional, confundiendo fines y medios en una peligrosa mezcolanza que da lugar a explosiones y a actividades particulares que no son en sus extremismos disculpables (caso del empuj¨®n a McLeod).
Pero lo que al lector de verdad le interesa es conocer los motivos que pueden llevar a estas situaciones, para lo que es imprescindible conocer la estructura en la que se asienta una carrera.
Los pilares b¨¢sicos son la organizaci¨®n y el n¨²mero de participantes, pero ocurre que mientras la organizaci¨®n s¨®lo se califica como buena, regular y mala, sin mayores trascendencias, el n¨²mero de participantes s¨ª que es una cifra que permite comparaciones y hasta r¨¦cords. Todo el mundo recuerda que en la marat¨®n de Nueva York corren 16.000 personas, pero pocos saben que la organizaci¨®n es impecable, que colocan vallas en todas las calles, que colabora la polic¨ªa y cientos de ciudadanos. Por eso hay muchos promotores de carreras a los que les deslumbra el n¨²mero, y a la obtenci¨®n de ese n¨²mero sacrifican todo el esfuerzo.
?Pero c¨®mo se puede pensar que es lo mismo que corran 1.000 participantes a que lo hagan 5.000? Los que ignoran esos detalles hacen grandes esfuerzos en la b¨²squeda de premios impresionantes, de figuras de categor¨ªa, y descuidan las condiciones imprescindibles de una buena organizaci¨®n, donde una salida controlada es el primer punto a considerar. En una calle relativamente estrecha, la presi¨®n de los atletas colocados en la ¨²ltima fila tiene un efecto transmisor progresivo que provoca las salidas anticipadas. La propia Polic¨ªa Municipal -siempre magn¨ªfica colaboradora- poniendo antes de la hora sus motos en marcha provoca una reacci¨®n en los participantes que hace acelerar la salida.
Hay una sociolog¨ªa en las carreras populares que mucha gente pretende ignorar. Lanzada la carrera, es muy dif¨ªcil pararla, pero de hacerlo, hay que hacerlo inmediatamente despu¨¦s de la salida.
El desastre de Canillejas no descalifica la carrera popular. M¨¢s bien va a servir para hacer reflexionar a mucha gente: organizadores y participantes.
Los organizadores deber¨¢n medir bien en el futuro sus medios en funci¨®n de la variable n¨²mero. No es extra?o que aprendan a poner topes a la participaci¨®n, como ya se hace en algunas carreras, como la popular del Canal, que va por su quinta edici¨®n y que fija en 1.000 el n¨²mero de participantes. Se valorar¨¢ ahora m¨¢s la organizaci¨®n y las carreras aumentar¨¢n su prestigio con este par¨¢metro.
Se abre, pues, un per¨ªodo de espera, en el que no valen los des¨¢nimos ni los magos agoreros, porque el correr en grupos, por placer, sin m¨¢s objetivo que sudar y sonre¨ªr al contrario, vale realmente la pena. Al menos eso lo sabemos los que, lejos de la obtenci¨®n de trofeos, participamos con ese fin, y cada d¨ªa, afortunadamente, somos m¨¢s y no nos podr¨¢ vencer nunca el des¨¢nimo. A los que ahora intentan sacar las cosas de quicio intentando hacer categor¨ªa general lo que es categor¨ªa particular les espera el m¨¢s rotundo fracaso. Al tiempo.
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