Fallaron los j¨®venes jugadores del Madrid en Bruselas
El Madrid perdi¨® el partido ante el Anderlecht y posiblemente la eliminatoria. Los nervios traicionaron a los j¨®venes centrocampistas del entrenador Amancio en el primer tiempo y el Anderlecht, como era de esperar, ciment¨® su triunfo en el segundo. Fue la batalla desproporcionada de un equipo hecho, actual, a la moda, contra otro que navega en dos aguas, entre el peso de su tradici¨®n hist¨®rica y la revoluci¨®n a¨²n pendiente. Como en tantas otras veces, se impuso la cruda realidad. Un minuto fat¨ªdico, del 65 al 66, y una descarada decisi¨®n del ¨¢rbitro, dejaron visto para sentencia el triste paso de los equipos espa?oles por Europa esta temporada.Amancio, que se ha pasado casi tres meses metido en un laberinto, se perdi¨® ayer, precisamente cuando se mostr¨® decidido a encontrar la salida. Ha intentado cruzar la calle por el camino m¨¢s recto, el que conduce al futuro, despu¨¦s de dar ocho vueltas a la manzana, y justo cuando m¨¢s tr¨¢fico pod¨ªa encontrarse. Arriesg¨® por una vez y ha vuelto a perder. Queda la inc¨®gnita de si el t¨¦cnico intentar¨¢, a partir de ahora, seguir cruzando por el lugar indicado. O si le dejar¨¢n hacerlo.
El Madrid s¨®lo tuvo dos virtudes en su triste primera fase: mantenerse firmemente ordenado atr¨¢s y, fundamentalmente, sorprender a sus rivales por la innumerable cantidad de errores y balones que les cedieron casi de forma versallesca. Fueron tantos y tan abultados que llegaron a confundir a los expertos jugadores belgas, hasta el punto de que tambi¨¦n se vieron obligados a entrar en esa especie de juego galante del equipo de Amancio al filo de la media hora.
Todo ten¨ªa su explicaci¨®n. Se notaba en los crispados rostros de Michel, Sanchis y Mart¨ªn V¨¢zquez. Se ve¨ªa en las continuas salidas del banquillo, contra su costumbre, del propio Amancio. Los chavales estaban nerviosos, desencajados, sin que en ning¨²n momento pudieran librarse de una responsabilidad que les comi¨® siempre. Los veteranos, esta vez, intentaron aguantar el tipo y aportar el necesario toque de serenidad que ayer fall¨® justamente cuando m¨¢s lo necesitaba Amancio. El enorme partidazo de Gallego cubr¨ªa las deficiencias de Michel, la sobriedad de Stielike taponaba las ingenuidades de Sanchis y la tenacidad de Camacho serv¨ªa para poner parches a la torpeza de Mart¨ªn V¨¢zquez. El flojo rendimiento, en el lado contrario, de Vercauteren, quiz¨¢ afectado por el reciente fallecimiento de su padre, contribuy¨® a mantener la igualada antes del descanso.
Amancio meti¨® a San Jos¨¦ por Mart¨ªn V¨¢zquez en la segunda parte, pero el equipo sigui¨® igual, y empeor¨® hasta extremos de despiste en ese minuto terrible en el que el Madrid encaj¨® dos goles, justo cuando el Anderlecht se decidi¨® a mostrar su verdadera personalidad.
El equipo belga dej¨® claro, aunque anoche sin deslumbrar, que la construcci¨®n de su torre de Babel no provoca confusiones sobre el c¨¦sped entre daneses, holandeses, belgas y ese joven de 18 a?os de origen italiano que responde por Scifo y que es un aut¨¦ntico maestro pese a sus pocos a?os. Bast¨® que Vandenbergh explicara, en una r¨¢faga, las razones por las que ya ha sido bota de oro europeo como m¨¢ximo goleador, o que Czerniatynski, a quien sus compa?eros llaman el polaco, por su origen, fuera insolidario con Fraile y Miguel ?ngel en su implacable gol. La decisi¨®n del ¨¢rbitro alem¨¢n que supuso el tercer gol del conjunto belga puede entrar de lleno en los anales del descaro m¨¢s absoluto.
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