El exilio republicano

He le¨ªdo muy atentamente, como siempre hago con cuanto publica EL PAIS, la glosa sobre el regreso a Espa?a de do?a Mar¨ªa Zambrano, y he prestado una atenci¨®n a¨²n mayor al art¨ªculo que en el n¨²mero correspondiente al d¨ªa de hoy da a la luz don Juan Marichal, cuya obra, a su vez, habr¨¢ de ser glosada ampliamente, pues en muchos aspectos gracias a ¨¦l los j¨®venes de hoy conocen el pensamiento de los hombres de ayer. No obstante, y en honor al rigor hist¨®rico del exilio espa?ol, desear¨ªa a?adir que no s¨®lo quedan "unos centenares de espa?oles olvidados, de exiliados humildes que deber¨ªan ser tambi¨¦n honrosamente repatriados por la restaurada democracia espa?ola"; al contrario, junto a los humildes, a¨²n quedan muchos compatriotas gloriosos en el exilio. El exilio espa?ol es tan amplio y tan intenso en calidad que a buen seguro al se?or Marichal se le han escapado algunos nombres, entre ellos el de don Mariano Jim¨¦nez Huerta, de edad aproximada a la de la se?ora Zambrano, y en pleno vigor intelectual, que sigue residiendo en M¨¦xico, DF. Es un eximio penalista y magn¨ªfico escritor a quien se conoce internacionalmente, aunque completamente se le ignore en Espa?a. En Chile viven los hermanos Morales, notabil¨ªsimo qu¨ªmico uno, gran dramaturgo otro, autor de magn¨ªficas obras teatrales, que casi hasta su fallecimiento puso en escena la gran Margarita Xirgu. Y es que, por desgracia para la cultura patria, el exilio republicano no ha terminado a¨²n.Tambi¨¦n ser¨ªa cuesti¨®n de glosar el trato que se ha dado, inmerecido desde luego, a aquellos que ilusionados regresaron. En febrero hablar¨¦ p¨²blicamente de ellos.-