El leucotrieno B4 y el s¨ªndrome t¨®xico
Los ecos de las contradicciones sobre el s¨ªndrome t¨®xico aparecidas recientemente en algunos medios informativos espa?oles y brit¨¢nicos han obligado a la prestigiosa revista m¨¦dica Lancet a reafirmar la fuerte relaci¨®n existente entre el consumo de aceite de colza adulterado y el llamado s¨ªndrome t¨®xico bas¨¢ndose en una reciente publicaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).En ese mismo n¨²mero de Lancet (del 20 de octubre) yo reafirmo mi hip¨®tesis sobre la probable relaci¨®n entre los efectos del leucotrieno B4 (o LTB4) y las caracter¨ªsticas cl¨ªnicas y patol¨®gicas del s¨ªndrome. Empec¨¦ a formular esta hip¨®tesis a finales de 1982 en la universidad de Oxford, bas¨¢ndome en un estudio minucioso de todos los datos cl¨ªnicos, patol¨®gicos y bioqu¨ªmicos que ten¨ªa entonces a mi disposici¨®n.
Por honradez cient¨ªfica, envi¨¦ este trabajo en abril de 1983 a los responsables de la investigaci¨®n b¨¢sica sobre el s¨ªndrome t¨®xico en Madrid, que por entonces estaban m¨¢s interesados en los aspectos puramente inmunol¨®gicos de esta enfermedad. Finalmente, publiqu¨¦ la idea en el New England Journal of Medicine, en mayo de este a?o, y el 4 de junio de 1984 la hice p¨²blica en EL PAIS, aunque ya la hab¨ªa anticipado en mi primera colaboraci¨®n en este peri¨®dico en el a?o 1983. La aceptaci¨®n de esta hip¨®tesis es creciente y cada vez son m¨¢s los expertos que opinan que el aceite adulterado provoc¨® de alguna manera una producci¨®n masiva y aguda de leucotrieno B4 (o una sustancia parecida), primero por los pulmones y luego por otros tejidos de los afectados, provocando una insuficiencia respiratoria aguda en algunos, eosinofilia y vasculitis en casi todos y un proceso de fibrosis entre los que sufrieron una mayor inflamaci¨®n sist¨¦mica inicial o ten¨ªan una predisposici¨®n gen¨¦tica todav¨ªa no determinada para el mismo. Curiosamente, el LTB4 tambi¨¦n estimula los granulocitos (o gl¨®bulos blancos) del organismo a producir radicales libres, que son altamente nocivos para los tejidos humanos y en particular para los vasos sangu¨ªneos. Como se recordar¨¢, despu¨¦s de la confusi¨®n inicial del verano de 1981 y de la hip¨®tesis del micoplasma, ya hubo investigadores que propusieron que la patolog¨ªa del s¨ªndrome t¨®xico ten¨ªa alg¨²n parec¨ªdo con la patolog¨ªa de los radicales libres, pero no supieron acertar el mecanismo de producci¨®n de estos compuestos.
Todav¨ªa queda por ver si esta postulada elevaci¨®n en la producci¨®n de LTB4 fue producida por el metabolismo de alg¨²n derivado del ¨¢cido araquid¨®nico presente en el aceite (y todos los aceites incriminados ten¨ªan ¨¢cido araquid¨®nico) o por el metabolismo de ¨¢cido araquid¨®nico celular estimulado de alguna manera por las anilidas presentes en el aceite. Esta ¨²ltima posibilidad es defendida p¨²blicamente en un n¨²mero reciente de EL PAIS por los doctores Pesta?a y Mato, y aunque este art¨ªculo me pareci¨® interesante y prometedor, me decepcion¨® algo por la falta de cortes¨ªa de estos autores, que no mencionaron mi trabajo a pesar de que fui yo quien desarroll¨® inicialmente la hip¨®tesis del leucotrieno B4 y as¨ª consta en la prensa cient¨ªfica internacional (v¨¦ase New England Journal of Medicine y Lancet). Las anilidas del ¨¢cido linoleico estudiadas por el grupo de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz no parecen estimular el sistema sint¨¦tico del LTB4 directamente, sino que entre otras cosas estimulan la producci¨®n de ¨¢cido araquid¨®nico, que en su 95% o m¨¢s se pierde o se metaboliza, posiblemente en sustancias de car¨¢cter antag¨®nico. Esta falta de selectividad de las anilidas y la alta concentraci¨®n de las mismas necesaria para que se produzca algo de LTB4 ponen, a mi parecer, en peligro la relevancia de estos hallazgos en relaci¨®n con el s¨ªndrome t¨®xico en humanos, aunque las anilidas siguen siendo hasta el momento el mejor marcador de los aceites supuestamente t¨®xicos.
En definitiva, sigo manteniendo un cierto escepticismo sobre nuestra capacidad de poder solucionar de forma convincente y objetiva el problema de la causa molecular del s¨ªndrome t¨®xico por las razones que ya expliqu¨¦ en mi ¨²ltima colaboraci¨®n en EL PAIS del mes de junio. Estas dificultades no deber¨ªan sorprendernos, pues, como dec¨ªa Leonardo da Vinci, "la naturaleza es muy celosa de sus secretos". De todas formas, mi hip¨®tesis del leucotrieno B4 puede servir para definir los esfuerzos experimentales necesarios para llegar a una soluci¨®n, y todo trabajo serio en el marco de esta hip¨®tesis debe ser bienvenido.
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