Lolo Ibern
El seleccionador espa?ol de waterpolo deja su cargo y pasa a la pol¨ªtica municipal
Manuel, Lolo, Ibern ha sido un caso extra?o en el deporte espa?ol. Licenciado en Filosof¨ªa y Letras, militante de Bandera Roja desde 1968 y del PSUC desde 1974, candidato a diputado en varias ocasiones, Ibern ha cosechado los ¨¦xitos m¨¢s importantes de la historia del waterpolo espa?ol como entrenador de la selecci¨®n. Con ¨¦l Espa?a se clasific¨® cuarta en los Juegos de Mosc¨² y de Los ?ngeles y tercera en el Europeo de 1983. A los 38 a?os Lolo est¨¢ decidido a "iniciar una etapa diferente" en su vida y ha aceptado, para sustituir a Francisco Segura -que pasa a la oficina ol¨ªmpica-, actuar como coordinador de servicios del Area de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, y, si se acepta la propuesta del alcalde, como futuro coordinador de la campa?a de promoci¨®n del olimpismo en las escuelas.
Mira fijamente a los ojos de su interlocutor, como para ayudar a creerse ¨¦l mismo sus palabras: "Esto no es un adi¨®s, es una fase nueva en mi vida". Repite sus ideas hasta tres y cuatro veces, con esa obsesi¨®n de todos los entrenadores por ser entendidos por los jugadores. "Despu¨¦s de seis a?os muy intensos como seleccionador, necesitaba un par¨®n". Niega rotundamente que vaya a convertirse en uno de esos ejecutivos que juega a squash porque s¨®lo disponen de media hora diaria para practicar el deporte. Reconoce que "a¨²n no he aprendido el lenguaje de este despacho". M¨¢s tarde, quiz¨¢ en un momento de debilidad humana de este Leo que adora la pr¨¢ctica, surge una vacilaci¨®n: "Tengo miedo a sentir nostalgia"; y r¨¢pidamente a?ade: "Pero no es un adi¨®s definitivo, porque yo me siento entrenador".Lolo Ibern rechaza la idea de que ¨¦l es un tipo raro en el deporte espa?ol. "Hay m¨¢s deportistas progresistas y de izquierdas de lo que parece. Lo que sucede es que en todos existe un sentimiento de separaci¨®n del deporte y la pol¨ªtica". El waterpolo salv¨® a Ibern de una situaci¨®n delicada: "En 1969 detuvieron a muchos compa?eros de Bandera Roja. Yo fui el ¨²ltimo en caer. Me salv¨¦, pas¨¦ s¨®lo un mes en la c¨¢rcel Modelo porque la polic¨ªa me acus¨® de participar en una manifestaci¨®n que se celebr¨® en Barcelona en el mismo instante en el que yo jugaba con la selecci¨®n espa?ola en Niza. Pude demostrarlo y me dejaron salir".
Inc¨®modo en un sill¨®n al que a¨²n no ha amoldado su cuerpo, Ibern habla deprisa: "En Espa?a existe un desprecio del intelectual progresista hacia el deporte. Lo minusvalora, quiz¨¢ porque conserva la imagen de manipulaci¨®n que exist¨ªa bajo el franquismo. Esa reacci¨®n primaria se est¨¢ superando, pero los intelectuales a¨²n siguen creyendo que el deporte es un tema menor de la cultura, y ¨¦se es su error".
Ibern condena los boicoteos a los Juegos de Mosc¨² y Los ?ngeles, y con una sonrisa traviesa confiesa que los juegos en los que m¨¢s disfrut¨® fueron los de M¨¦xico en 1968: "En Mosc¨² y Los ?ngeles hab¨ªa paranoia por la seguridad. En M¨¦xico, donde estuve como jugador, la villa ol¨ªmpica era un desmadre simp¨¢tico. Entraba y sal¨ªa cualquiera sin ning¨²n tipo de control". Ahora, Ibern deber¨¢ trabajar para llevar el esp¨ªritu ol¨ªmpico a las escuelas. "Si los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 no se celebrasen en Barcelona yo no me sentir¨ªa frustrado. Los juegos no han de servir como excusa para la generalizaci¨®n de la pr¨¢ctica deportiva, sino para quemar etapas m¨¢s r¨¢pidamente. Y esa idea vale para todo el pa¨ªs, porque los juegos ser¨ªan un patrimonio de Espa?a".
Ibern tuvo como presidente de federaci¨®n espa?ola a Enrique Landa, un hombre conocido por su postura cercana a la derecha m¨¢s conservadora: "Nunca tuve problemas con ¨¦l", dice. "Es la demostraci¨®n palpable de que en el deporte es posible la convergencia de gente de todas las ideolog¨ªas".
Cuando Lolo Ibern habla de waterpolo, el sill¨®n deja de moverse y el paquete vac¨ªo de tabaco negro descansa sobre la mesa. "El waterpolo es para m¨ª una obsesi¨®n. La alegr¨ªa m¨¢s grande de mi vida la tuve cuando Espa?a fue cuarta en Mosc¨²". Adora a sus jugadores, muchos de ellos tambi¨¦n amigos, pero, con esp¨ªritu racional, Ibern reconoce los problemas que ha tenido con su selecci¨®n: "Como en todos los deportes de equipo, a los espa?oles nos falta mentalidad de defensores, somos demasiado. c¨®modos, tendemos a la fantas¨ªa y al individualismo, no sabemos ganar y, adem¨¢s, sufrimos en las competiciones internacionales de un reflejo social de este pa¨ªs por el que todo lo que viene de fuera es mejor".
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