Gustav Mahler, en su esencia

Permite la m¨²sica de Mahler, como tantas otras, muy diferentes lecturas, pero siempre que se respete una serie de principios que vienen determinados por la fuerza de la l¨®gica y la natural evoluci¨®n del discurso antes que por ning¨²n supuesto extramusical.El director franc¨¦s Jacques Mercier (Metz, 1945), un muy brillante disc¨ªpulo de Rosenthal, ha demostrado en su interpretaci¨®n de la cuarta sinfon¨ªa de Mahler al frente de la Orquesta Nacional que posee un concepto clarificador, preciosista y refinadamente expresivo. Es general la visi¨®n abultada de los pentagramas mahlerianos, cuando lo cierto es que el compositor hizo prodigios en la diversificaci¨®n instrumental y s¨®lo en algunas ocasiones su orquesta suena excesivamente densa y hasta gruesa.

Ha de pensarse tambi¨¦n, con criterio historicista, en la Viena de 1900, cuya m¨²sica popular suena en combinaciones instrumentales muy reducidas y muy sutiles, que van del tr¨ªo de cuerda (dos violines y un contrabajo) hasta la mezcla de los arcos con algunos instrumentos de viento y, muchas veces, con la guitarra.

Esta materia sonora ser¨ªa asumida por Sch?nberg y sus seguidores como testimonio de un vienismo melanc¨®lico y sintetizador. Creo, pues, que Mercier entiende a Maliler desde una aguda y admirable perspectiva, s¨®lo faltaron algunos ensayos para que la realizaci¨®n respondiese al rigor de los planteamientos.

De corto aliento

Parecido concepto aplic¨® el maestro al concierto en sol de Beethoven; quiero decir que dej¨® la historia en su sitio e instal¨® el cuarto concierto pian¨ªstico en una v¨ªa de salida del clasicismo vien¨¦s, pero todav¨ªa dentro de ¨¦l.Con todo y poseer una bella sonoridad y un juego neto, a m¨¢s de una atractiva expresividad, el pianista Pascal Devoyon (Par¨ªs, 1953) nos ofreci¨® un Beethoven muy corto de aliento. Tampoco sorprendi¨®, a pesar de su bello estilo y de su cl¨¢ra dicci¨®n, la soprano Beverly Hoch: ni su voz es grande, ni llama especial atenci¨®n por su belleza.