El largo camino hacia Europa

PESE A que quedan importantes temas en la agenda de negociaci¨®n -pesca, desarme arancelario, agricultura- y tambi¨¦n a causa de la amenaza griega de vetar la ampliaci¨®n de la CEE si no obtiene un aumento de la ayuda en el marco del desarrollo regional, el compromiso alcanzado ayer por los jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Econ¨®mica Europea sobre la reforma del mercado del vino representa, probablemente, la desaparici¨®n del principal obst¨¢culo para la recta final de las negociaciones en las que desde hace tiempo nos encontramos. En cualquier caso no es imprudente se?alar que ¨¦stas han quedado desbloqueadas casi definitivamente.Aunque todav¨ªa hay que cerrar el conglomerado agr¨ªcola (con el importante apartado del aceite de oliva incluido), el desarme arancelario para nuestra industria o el espinoso aspecto de la pesca, un compromiso comunitario sobre el problema del vino era la llave maestra para el resto de las negociaciones con Espa?a. La incapacidad para resolver este apartado habr¨ªa supuesto, evidentemente, la imposibilidad de presentar una propuesta conjunta de los diez a nuestro pa¨ªs, y, consiguientemente, se habr¨ªan ido consumiendo las fechas del calendario casi con la misma velocidad con que se desvanecieran las posibilidades y esperanzas de ingresar en el club europeo el 1 de enero de 1986. En este largo camino hacia Europa, en el que cuando desaparece un obst¨¢culo aparece otro surgido como por ensalmo de cualquier rinc¨®n de la geografi¨ªa de los diez, se conf¨ªa en que la posici¨®n de Atenas pueda ser reducible en los pr¨®ximos meses, y se halle una f¨®rmula para aliviar su preocupaci¨®n por su producci¨®n agr¨ªcola de car¨¢cter mediterr¨¢neo, con la que Espa?a entra en competencia. Sin. embargo, es bastante significativo que en el comunicado final de Dubl¨ªn, la Comunidad se haya olvidado de hablar de ampliaciones y de fechas y que algunos de los m¨¢s representativos l¨ªderes comunitarios hayan sido absolutamente gen¨¦ricos en sus declaraciones. Ampliaci¨®n habr¨¢, con toda probabilidad, pero la fecha sigue siendo problem¨¢tica.

Ante la falta material de tiempo para dar el cerrojazo a nuestro ya largo peregrinaje hacia la Europa comunitaria, la pr¨®xima sesi¨®n negociadora de los d¨ªas 17 y 18 se conforma, en este sentido, como una nueva minicumbre esencial y definitiva para los intereses espa?oles. La carrera contra el calendario va a ser vertiginosa. Tras la firma del tratado de adhesi¨®n se necesita un per¨ªodo para la ratificaci¨®n de la ampliaci¨®n de la CEE en los diferentes Parlamentos nacionales, cuesti¨®n que puede verse entorpecida por eventuales elecciones anticipadas que ya se barruntan en algunos pa¨ªses comunitarios.

Todo ello quiere decir que las pr¨®ximas semanas negociadoras deber¨ªan verse sometidas a un nuevo ritmo, en el que los interminables retrasos t¨¦cnicos dejen paso a una mayor cordura. Queda, adem¨¢s, por saber cu¨¢l ser¨¢ el grado de compromiso que asumir¨¢n en las negociaciones con Espa?a algunos de los pa¨ªses directamente implicados. Italia ha realizado un esfuerzo capital, con un evidente coste pol¨ªtico para el primer ministro Bettino Craxi, al flexibilizar su postura sobre el vino en beneficio de Francia. La Rep¨²blica Federal de Alemania, aun a costa de ceder tambi¨¦n posiciones en este terreno, se siente satisfecha de que Espa?a pueda ver relativamente despejado su camino de negociaci¨®n, m¨¢s por cuestiones geoestrat¨¦gicas que econ¨®micas. Cabe preguntarse, en esta l¨ªnea, si en la reci¨¦n terminada cumbre de Dubl¨ªn el Gobierno franc¨¦s ha despejado su eterna intransigencia ante las negociaciones con Espa?a. No es ning¨²n secreto que tanto en pesca como en agricultura -especialmente en frutas, hortalizas, c¨ªtricos e incluso en el vino- Francia ha mostrado una posici¨®n de extrema dureza en las negociaciones con Espa?a. La reciente reuni¨®n ministerial hispano-francesa celebrada la pasada semana en Par¨ªs intent¨® acercar posiciones. Habr¨ªa que esperar, pues, que dentro de ese clima de sacrificios, compromiso e invocaci¨®n a la uni¨®n pol¨ªtica de Europa del presidente Mitterrand, Francia sea una ayuda y no un escollo al ingreso espa?ol en la CEE. Y no s¨®lo eso sino que la cooperaci¨®n de todos los miembros de la CEE haga posible hallar ese punto de encuentro con las posiciones griegas que despejen definitivamente el camino de la ampliaci¨®n comunitaria.

De cualquier manera, nos hallamos en la fase final de la marcha espa?ola hacia Europa y este hecho es un acontecimiento de importancia hist¨®rica para el pa¨ªs. Se inaugura ahora un per¨ªodo en el que resultar¨¢ prioritario explicar a los ciudadanos espa?oles las consecuencias pr¨¢cticas y cotidianas de pertenecer a una Europa que es m¨¢s que vino o aceite de oliva.