Hambre, sequ¨ªa y guerra en Mozambique
13 muertos en la ¨²ltima emboscada del movimiento rebelde armado por Sur¨¢frica
, Cinco millones de mozambique?os, la mitad le la poblaci¨®n del pa¨ªs, sufren el azote del iambre. Son cifras del Gobierno de Maputo. Los muertos oficialmente por esta causa en 1983 oscilan entre los 15.000 y los 25.000, aunque los datos que maneja la Cruz Roja elevan la cifra hasta medio mill¨®n. El pa¨ªs africano, sobre el que se abate la sequ¨ªa m¨¢s rigurosa del siglo, es adem¨¢s escenario de una guerra larvada que el mi¨¦rcoles se cobr¨® otras 13 vidas. Rebeldes del Movimiento Nacional de Resistencia dieron muerte en la provincia norte?a de Niassa a ocho t¨¦cnicos extranjeros (siete alemanes orientales y un yugoslavo) y a cinco mozambique?os. Mozambique es un pa¨ªs hambriento que sobrevive en buena parte gracias a la caridad internacional. Los llamamientos del Gobierno a la solidaridad exterior se repiten uno tras otro cada vez con un acento m¨¢s dram¨¢tico. En la provincia de Tete morir¨¢n m¨¢s de 5.000 mozambique?os en los pr¨®ximos meses si no llegan con urgencia los alimentos necesarios. En Govuro y Vilanculo, distritos situados al norte de la provincia de Inhambane, ya no quedan siquiera las ra¨ªces amargas que, cocidas con infinita paciencia, consegu¨ªan distraer los est¨®magos de sus habitantes.
Por detr¨¢s del hambre cabalga la sequ¨ªa m¨¢s espantosa del siglo, seg¨²n la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO). Es cierto. Algunos r¨ªos mozambique?os est¨¢n secos, las tierras resquebrajadas. En lugares del este y del sur del pa¨ªs no llueve desde hace seis a?os. El ganado se muere y no hay, semilla que brote con esas condiciones. La de Mozambique es tina sequ¨ªa localizada, de zonas concretas. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma que Mozambique tiene un enorme potencial hidrogr¨¢fico desaprovechado. Los efectos de la sequ¨ªa son tambi¨¦n hijos del subdesarrollo.
Pero la sequ¨ªa es s¨®lo una parte del hambre. La guerra sucia, terrible, que libran los mozambique?os contra la guerrilla del Movimiento Nacional de Resistencia (MNR), las llamadas bandas armadas, tiene mayor cuota de responsabilidad. Se queman y destruyen las cosechas. El ganado es abatido para pasto de los carro?eros. Las ayudas que la Unicef, la FAO, el Programa Mundial para la Alimentaci¨®n (PMA), la Cruz Roja y otras organizaciones humanitarias prestan a Mozambique no llegan a su destino porque las carreteras est¨¢n cortadas o porque los camiones son saqueados en el trayecto.
El PMA flet¨® un barco abanderado en las Seychelles, de 300 toneladas, una aut¨¦ntica barcaza de desembarco, con la que consiguen llevar ma¨ªz y pescado seco hasta las poblaciones fam¨¦licas del su de Sofala y del norte de Inhambane. El barquito se mete hasta el coraz¨®n del mato. ?se ha sido el programa de ayuda m¨¢s eficaz de cuantos se han realizado.
Dificultades de transporte
Dos millones de mozambique?os conocen el hambre todos los d¨ªas y sus vidas est¨¢n marcadas para siempre. El hambre mata lenta mente y, alcanzado un cierto grado, las consecuencias de la desnutrici¨®n son irreversibles.
Los alimentos que llegan a Tete en avi¨®n se pudren o se desv¨ªan antes de llegar a los distritos hambrientos -Changara y Mutarara, fundamentalmente- porque no hay veh¨ªculos, o no hay gasolina, o est¨¢n las bandas por medio, o las tres cosas a un tiempo. Cientos de miles de mozambique?os de Tete y Manica se refugiaron en el fronterizo Zimbabue durante 1982 y 1983 huyendo de la guerra y buscando cualquier cosa para comer. El hambre es el primer problema de este pa¨ªs y el combate a ultranza para erradicarlo se ha convertido en objetivo declarado y prioritario para el r¨¦gimen del presidente Samora Machel.
La pol¨ªtica seguida hasta ahora es el tercer responsable del hambre. Reci¨¦n alcanzada la independencia, el Frente de Liberaci¨®n de Mozambique (Frelimo) aplic¨® al pie de la letra las prescripciones socialistas al uso. Fueron nacionalizados el comercio y la tierra, y se impuls¨® con aires de obligatoriedad la creaci¨®n de aldeas comunales.
Los resultados fueron catastr¨®ficos. Los tomates se pudr¨ªan tristemente a 50 kil¨®metros de Maputo mientras en la capital era imposible conseguirlos. Los mecanismos creados por el Estado para la distribuci¨®n de productos (empresas estatales desmesuradas y las llamadas lojas do povo) mostraron bien pronto su ineficacia. Y tambi¨¦n su escandalosa debilidad ante la corrupci¨®n. Es el mismo aparato del Estado el que suministra el mercado negro, la candonga, como llaman aqu¨ª al estraperlo. No hay comerciantes, sino candongueiros, que cargan con generosidad en sus ventas el riesgo y el peligro de su actividad.
La producci¨®n cay¨® en picado Desaparecieron casi los privilegios y desaparecieron casi los productos del mercado. En Angonia, al norte de la provincia de Tete, la agricultura tradicional produce una enorme cantidad de alimentos variados que son vendidos en la vecina Malaui porque all¨ª el campesino puede comprar la ropa o la sal que necesita. En Malaui no hay hambre y en Tete no hay que comer.
Las grandes machambas del Estado (explotaciones agr¨ªcolas estatales) ni de lejos alcanzaron las metas previstas. Se hicieron cuantiosas inversiones en equipamiento agr¨ªcola que quedaban en nada ante la ineptitud de los funcionarios y la dejadez de los responsables.
Viraje del Frelimo
El cuarto congreso del Frelimo, celebrado en mayo de 1983, cambi¨® de pol¨ªtica. Ahora se apoya al campesino privado y se regala la tierra -la tierra inagotable de este inmenso pa¨ªs tan grande como Espa?a e Italia juntos- a quien quiera trabajarla. Se tolera al comerciante privado.
En Zambezia, la zona m¨¢s poblada de Mozambique en t¨¦rminos absolutos, las autoridades provinciales han reinstaurado las leyes del mercado. Todo vale contra el hambre y la escasez. La FAO es bien expl¨ªcita y con raz¨®n: el hambre no es un problema de la agricultura ni de la meteorolog¨ªa; es un problema de la econom¨ªa. Por tanto, un problema pol¨ªtico. Mozambique ejemplifica esa filosof¨ªa. Son las bandas armadas, expresi¨®n brutal del cerco surafricano. Es el subdesarrollo. Y son los errores de un Gobierno. En este contexto global, la sequ¨ªa devastadora s¨®lo es lluvia sobre mojado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.