El documento vaticano sobre 'Reconciliaci¨®n y penitencia' admite la existencia del pecado social
El documento del papa Juan Pablo II sobre Reconciliaci¨®n y penitencia, presentado el pasado martes en el Vaticano por el arzobispo cardenal de Mil¨¢n, Carlo Mar¨ªa Martini, ha tenido un gran eco. Por primera vez un documento vaticano se vend¨ªa ayer en los principales quioscos del centro de Roma. Los grandes diarios han destacado el hecho de que por primera vez se acepte el concepto de "pecado social" en la moral cat¨®lica y que entre los males sociales el Papa enumere la lucha de clases".
Los comunistas han reaccionado vivamente, pero el cardenal Martini ha querido puntualizar que se habla de "mal social" y no de "pecado". El mismo cardenal, considerado como una de las figuras m¨¢s en boga del episcopado mundial, ha querido tambi¨¦n responder a la acusaci¨®n de que el documento no acepta el concepto de pecado atribuido a las estructuras de injusticia ya que habla s¨®lo de responsabilidades personales. Ha explicado que es peligroso que se pierda en la moral cristiana el concepto de responsabilidad "personal" porque de lo contrario muchos de los cr¨ªmenes contra el hombre podr¨ªan perderse en el anonimato, aunque existan culpas muy concretas de la humanidad firmadas con nombres y apellidos que no se pueden camuflar bajo el concepto de la responsabilidad meramente institucional.En el documento de 134 p¨¢ginas que ha sido traducido a las lenguas m¨¢s importantes, se aborda el tema del ¨²ltimo s¨ªnodo de obispos sobre Reconciliaci¨®n y penitencia, y se distingue entre "males sociales" y "pecados sociales". Tambi¨¦n se afirma que el pecado mortal es siempre "personal" y que la confesi¨®n y absoluci¨®n colectiva de los pecados puede ser permitida s¨®lo en "peligro de muerte" o ante "la escasez grave de sacerdotes".
"Males sociales"
Entre los "males sociales", el papa Juan Pablo II incluye la lucha de clases y la contraposici¨®n entre los bloques mundiales. Mientras que considera verdaderos "pecados sociales" todos los cometidos contra la persona humana, que van desde el aborto a la tortura o a la falta de libertad religiosa, as¨ª como los cometidos contra la justicia. En este ¨²ltimo campo, el documento enumera, por ejemplo, el pecado de los pol¨ªticos y de los sindicalistas que, "pudiendo hacerlo, no se empe?an en mejorar y transformar la sociedad". O bien, el de los obreros que "no cumplen en su trabajo o se ausentan de ¨¦l, impidiendo a las empresas realizar el bienestar de todos".Para dar ejemplo de reconciliaci¨®n en un mundo que seg¨²n el Papa "est¨¢ hecho a?icos hasta en sus mismos fundamentos", la Iglesia, afirma el documento, debe empezar dando ejemplo de pacificaci¨®n interior, ya que existen dentro del tejido eclesial laceraciones graves que deben resolverse con esp¨ªritu de fraterna reconciliaci¨®n buscando "la unidad en lo ensencial y fundamental por la fe". El documento aparece como un justo compromiso entre las diversas posiciones que se plantearon en el s¨ªnodo de obispos entre aquellos que ten¨ªan un concepto m¨¢s est¨¢tico e intimista del pecado y quienes lo ve¨ªan en clave social y estructural. En general, el documento refleja ese fondo de pesimismo existencial propio de la visi¨®n global de la historia del papa Wojtyla y por eso se cargan las tintas sobre los males de la sociedad, que aparece como completamente dominada por el mal y por el pecado.
La presencia del concepto de pecado social en el documento se debe a la insistencia con que algunos episcopados del Tercer Mundo, sobre todo de Am¨¦rica Latina, y concretamente de Brasil, hab¨ªan pedido en el s¨ªnodo que se consideraran verdaderos pecados contra Dios y contra la fe todos los que llevan el signo de la injusticia social y de la explotaci¨®n del hombre en la sociedad.
Por lo que se refiere a los sacerdotes casados civilmente, a los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio o a las parejas que viven juntas sin casarse, el documento papal permite que puedan asistir a la misa, pero no recibir los sacramentos.
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