Un forense de casos famosos
El profesor Luis Frontela Carreras, nacido en Melilla hace 43 a?os, m¨¦dico forense y director del Instituto de Medicina Legal de la universidad de Sevilla, ha visto vinculado su nombre a varios asuntos judiciales con ribetes de esc¨¢ndalo y sin esclarecer. Casos como la reapertura de la investigaci¨®n del crimen de Los Galindos, ocurrido en 1975, el reciente del ni?o asesinado en Torreblanca -del que fue acusado un jesuita, puesto en libertad sin cargos- o el requerimiento del juez de La Bisbal para tratar de esclarecer las circunstancias del incendio en que sufri¨® graves quemaduras el pasado mes de agosto el pintor Salvador Dal¨ª son algunos de ellos. A ¨¦stos se suman, desde 1981, pocos meses despu¨¦s de detectarse la enfermedad, sus investigaciones sobre el origen del s¨ªndrome t¨®xico. Estos estudios se realizaron a petici¨®n del abogado Jos¨¦ Merino Ruiz, cuya esposa, Mar¨ªa Concepci¨®n Navarro Hern¨¢ndez, falleci¨®, supuestamente v¨ªctima del s¨ªndrome t¨®xico.Su primera hip¨®tesis sobre el tema se basaba en que al fre¨ªr aceite en sartenes antiadherentes se desprend¨ªa cadmio, que causaba el envenenamiento. La hip¨®tesis fue abandonada por ¨¦l mismo al no poderse encontrar rastros de cadmio en los enfermos del s¨ªndrome.
Frontela, catedr¨¢tico de Medicina Legal de la universidad de Sevilla, lleg¨® a la ciudad hispalense procedente de El Puerto de Santa Mar¨ªa, donde hab¨ªa instalado una peque?a cl¨ªnica primero y otra mucho mayor despu¨¦s. Ambos establecimientos se vieron envueltos en una pol¨¦mica en la que salieron a la luz determinadas irregularidades y que finaliz¨® con la rescisi¨®n del concierto que ambas cl¨ªnicas ten¨ªan con la Seguridad Social.
En 1981, los inspectores m¨¦dicos realizaron frecuentes visitas, interes¨¢ndose por los enfermos y dando de alta a los que no precisaban de hospitalizaci¨®n, con lo que se admit¨ªa que las estancias no se ajustaban a la patolog¨ªa indicada.
Su segunda cl¨ªnica, que cerr¨® a principios de 1984, creci¨®, al igual que muchas otras cl¨ªnicas privadas, merced al dinero p¨²blico recibido mediante los conciertos con la Seguridad Social. Cuando el Insalud comunic¨® su intenci¨®n de rescindir el contrato, Frontela anunci¨® el cierre. Esa situaci¨®n se produjo como consecuencia de resultar implicado el establecimiento sanitario en una serie de irregularidades administrativas que fueron denunciadas por los Grupos de Investigaci¨®n de la Seguridad Social (GISS) en el verano de 1982 y puestas en conocimiento del juzgado de C¨¢diz por indicaci¨®n del fiscal. La causa fue, finalmente, sobrese¨ªda ante la incomparecencia de los abogados de la Consejer¨ªa de Salud, que se hab¨ªan personado.
Otras irregularidades -derivadas de una orden de la Subdirecci¨®n Provincial de Sanidad, que enviaba a la cl¨ªnica Frontela el cupo de tocolog¨ªa de Rota, Sanl¨²car, Chipiona y El Puerto de Santa Mar¨ªa- beneficiaban objetivamente a la cl¨ªnica del profesor de la universidad de Sevilla, en detrimento de las instituciones de la Seguridad Social. Por todo ello, la cl¨ªnica fue denunciada y se le retuvieron los pagos hasta que no presentase documental y pormenorizadamente sus informes de cuentas. Esto provoc¨® una reestructuraci¨®n de personal, expediente de crisis y cierre de la cl¨ªnica.
Los trabajadores presentaron una querella por impago de indemnizaciones. Los interventores judiciales destinaron parte de las cantidades debidas por la Administraci¨®n para hacer frente a los despidos.
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