El Congreso de Medicinas Alternativas
Leo todo los d¨ªas EL PAIS. Por eso he podido comprobar la forma tan esquinada con que recoge la noticia de la celebraci¨®n del Congreso Mundial de Medicinas Alternativas, al que por desgracia no he podido asistir. Claro que, merced a la rese?a que del mismo hace la corresponsal de ese diario do?a Carmen Mari?o, de algo me he enterado. Por ejemplo, he llegado a conocer la declaraci¨®n de la Asociaci¨®n de M¨¦dicos Naturistas calificando al congreso de "reuni¨®n de curanderos". O de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial inculpando de intrusismo a estas medicinas alternativas y planteando la conveniencia de "denunciar la peligrosidad que pueden encerrar estas pr¨¢cticas emp¨ªricas". O del doctor Alfonso, tachando a los asistentes al congreso de "no profesionales de la medicina". De eso me he enterado en los 66 renglones que se dedica al tema. Pero de nada m¨¢s.En principio pens¨¦ afear al diario EL PAIS sus modales period¨ªsticos. Luego he pensado que tal vez este peri¨®dico (por el que se inclinan sin reserva todas mis simpat¨ªas) no tenga otro pecado que el venial de mantener en n¨®mina a profesionales de la eficacia informativa de esta se?ora o se?orita. De forma que replicar¨¦ a los autores de las declaraciones.
A la ¨ªnclita Asociaci¨®n de M¨¦dicos Naturistas, que se refiere al congreso como "reuni¨®n de curanderos", se la debe refrescar la memoria respecto al hecho de que si comen hoy del naturismo no ha sido, ni mucho menos, porque los pioneros de las terapias naturales hubieran pasado, como ellos, por la f¨¢brica de t¨ªtulos que es la Facultad de Medicina para absorber la aletargadora dosis diaria de rutina y mediocridad, sino porque, con sagacidad no mediatizada y desde el m¨¢s puro autodidactismo, dieron con f¨®rmulas ahora utilizadas por los ¨ªnclitos m¨¦dicos naturistas, quienes, para hablar con toda claridad, tuvieron que aprender de los que ahora llaman curanderos, los cuales, dicho sea de paso, no precisaron de la facultad por la misma raz¨®n de que al que nace guapo no le hace falta pasar por la cl¨ªnica de belleza. Quede, pues, bien claro. Han sido los m¨¦dicos naturistas los que han tenido que aprender de los curanderos. Jam¨¢s a la inversa!
A la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (que parece m¨¢s que empe?ada, a trav¨¦s de las actitudes mussolinianas de su presidente, en presentar la verdadera finalidad de este colectivo, fundamentado en la defensa de privilegios corporativistas, que desarrolla con el furor de una orden de caballer¨ªa medieval) se le podr¨ªa especificar que existen en Espa?a pu?ados de verdaderos artistas en el arte de curar a trav¨¦s de los medios naturales y que han llegado a ser absolutamente insustituibles para atender a centenares de miles de pacientes masacrados por la mala praxis de esa medicina colegiada que finge aparecer como muy preocupada. Nos atrever¨ªamos a aconsejar al estamento que no se empecine. Que no malgaste sus energ¨ªas persiguiendo el fantasma del intrusismo. Basta con que act¨²en medianamente bien, pues las terapias blandas ser¨¢n justamente todo lo indispensable que los errores, las torpezas o la falta de calor humano del oficialismo requieran. Las medicinas alternativas no atienden otros pacientes que aquellos que la medicina colegiada no ha sabido, no ha podido o no ha querido curar. Y ya es del g¨¦nero tonto pretender escamotear el hecho de que un n¨²mero alucinante de enfermos dolidos, desenga?ados y hasta horrorizados se desv¨ªa -con todo derecho, por ciertohacia esas "pr¨¢cticas emp¨ªricas" que jam¨¢s, en buena ley, debieran ser ni siquiera entorpecidas. Porque est¨¢ claro, se?ores, que realmente curan, y porque, aunque as¨ª no fuera, los pacientes (que son los que mandan, y no el Colegio de M¨¦dicos) las prefieren...
En cuanto al doctor Alfonso, que tilda a los congresistas de "no profesionales", como nos inspiran, de verdad, un serio respeto sus 90 a?os de edad, no vamos a ser, ni mucho menos, severos en la respuesta. Pero s¨ª deseamos dejar bien sentado, en el mejor de los tonos, que con todo su pesado bagaje cient¨ªfico de calificaciones acad¨¦micas, entre las que sobresale la de catedr¨¢tico, el naturismo no tiene la menor deuda con ¨¦l. De verdad. No ha aportado la m¨ªnima innovaci¨®n a estas artes curativas, al parecer reservadas, en lo que a inspiraci¨®n se refiere, a no profesionales, como Priessnitz, precursor de la hidroterapia y perseguido bajo inculpaci¨®n de intrusismo por aquellos a los que el doctor Alfonso reputar¨ªa de profesionales. O como el abate Kneipp, pionero de la fangoterapia, de quien los profesionales como el doctor Alfonso han tenido que aprender, y no a la inversa. O como miles de an¨®nimos autodidactas (desde los que observaron que el escorbuto era curable ingiriendo frutas o verdolagas hasta los que redescubrieron, 2.400 a?os despu¨¦s de Hip¨®crates, la talasoterapia). Incluso el fallecido Capo, ap¨®stol no profesional de la citroterapia. Y toda una legi¨®n. Pero, con todos los respetos, el doctor Alfonso no. Sin esos no profesionales, a los que ¨¦l parece descalificar, nunca hubiera visto tan llena la sala de su consulta de m¨¦dico naturista. Tambi¨¦n los 90 a?os pueden ser una edad acohsejable para hacer una cura de humildad.
Natur¨®pata. Agost,
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