Zia Ul Haq espera afianzar su poder en Pakist¨¢n en el refer¨¦ndum de ma?ana
El presidente de Pakist¨¢n, general Zia Ul lhq, de 60 a?os, ha convocado un refer¨¦ndum para ma?ana, mi¨¦rcoles, en el que los paquistan¨ªes aprobar¨¢n previsiblemente las nuevas leyes isl¨¢micas introducidas por el Gobierno y confirmar¨¢n para otros cinco a?os el mandato del propio Haq, que Neg¨® al poder por medio de un golpe de Estado en 1977. La continuidad de Zia Ul Haq no ofrece dudas, en opini¨®n de los observadores, dado que el refer¨¦ndum la vincula a la islamizaci¨®n de Pakist¨¢n, y la gran mayor¨ªa de los paquistan¨ªes es de religi¨®n musulmana.
La ¨²nica inc¨®gnita, susceptible de empa?ar el ¨¦xito de los planes del presidente, es la elevada abstenci¨®n que se prev¨¦ entre los 34 millones de votantes musulmanes."No tengo ninguna ambici¨®n personal. Servir a mi pa¨ªs y a mi fe es lo ¨²nico que deseo", ha declarado el general Ul Haq en v¨ªsperas de este probable plebiscito, mediante el que pretende liberarse de la pesada etiqueta de "el dictador que mand¨® ahorcar al primer ministro Zulfikar Ali Bhutto", el l¨ªder del Partido del Pueblo Paquistan¨ª, cuyo Gobierno constitucional fue derrocado por el golpe militar de 1977. Zia Ul Haq, que ha prometido dimitir si el resultado del refer¨¦ndum le es adverso, dijo durante la campa?a electoral que ha realizado en gran parte del pa¨ªs, que cada voto negativo a esta consulta es un voto en contra de Pakist¨¢n.
Atento a su imagen intemacional, el r¨¦gimen ha limitado al m¨ªnimo las detenciones de los "alborotadores" de la oposici¨®n. Zia Ul Haq ha prometido que, tras su triunfo en el refer¨¦ndum, organizar¨¢ elecciones generales antes de marzo de 1985, aunque sin participaci¨®n de los partidos pol¨ªticos. Tambi¨¦n ha prometido restablecer la Constituci¨®n de 1973, aunque en el marco de un r¨¦gimen presidencial "isl¨¢mico" que no dejar¨¢ margen para que exista una oposici¨®n.
Conservador y tradicionalista en materia econ¨®mica y social, el r¨¦gimen del general Zia cuenta con el apoyo de las clases econ¨®micas, del Ej¨¦rcito, de la burocracia y de los hombres de negocios. Tambi¨¦n ha conseguido atraerse el favor de las grandes familias feudales, que siempre controlaron la pol¨ªtica del pa¨ªs. El campesinado y la reducida clase obrera, casi totalmente analfabetas e incapaces de organizarse pol¨ªticamente bajo la ley marcial, son insensibles a las tesis liberales o progresistas de las elites prooccidentales. Durante su reciente campa?a, el general Ul Haq afirm¨®: "Hemos suprimido la pol¨ªtica y nos hemos concentrado en el desarrollo econ¨®mico. ?sta es la raz¨®n por la que nos apoya el pueblo".
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