Dos a?os de pol¨ªtica exterior
La valoraci¨®n de los dos a?os de gesti¨®n socialista en pol¨ªtica exterior es claramente positiva, seg¨²n la estimaci¨®n del autor de este art¨ªculo, en el que se hace una enumeraci¨®n de los avances conseguidos en las relaciones internacionales. El articulista asegura tambi¨¦n que el ministro Fernando Mor¨¢n, que "es mayoritariamente comprendido y aprobado por la opini¨®n p¨²blica", no mantiene posiciones distintas a la del presidente del Gobierno.
El Gobierno socialista no deb¨ªa tener ning¨²n temor de romper la dependencia secular (sic) de la pol¨ªtica exterior del PSOE con Mosc¨²" (Guillermo Kirkpatrick, 14 de junio de 1983)."Nuestra pol¨ªtica exterior consiste en sacar el mayor provecho de las migajas del banquete de los se?ores" (El Peri¨®dico, 28 de junio de 1983)."Un tratado de pesca[con Marruecos] por cuatro a?os no se lo cree nadie" (Guillermo Kirkpatrick, 19 de septiembre de 1983). "La pol¨ªtica de pactos de familia anunciada por Mor¨¢n en su primer viaje oficial ¨¢ Par¨ªs ha resultado un estruendoso fracaso, a la vista de los resultados y del estado actual de las relaciones hispano- francesas" (Cambio 16, 9 de enero de 1984).
Dos a?os de pol¨ªtica exterior del Gobierno socialista han producido inter¨¦s, o cort¨¦s levantamiento de cejas, u hostilidades, o furia, pero nunca indiferencia. Cada acci¨®n del Gobierno hacia el exterior ha sido seguida por los espa?oles como si se tratara de un acierto que consolidaba la posici¨®n de Espa?a en el mundo, o un desastre que nos sum¨ªa en la indefensi¨®n, o una incoherencia que nos cubr¨ªa de rid¨ªculo, o una genialidad que nos llenaba de honra. Es interesante comprobar que en los ¨²ltimos a?os los espa?oles han seguido atentamente lo que ocurre en el mundo, y, reconociendo que les afecta, no se han sentido indiferentes ante las grandes opciones y los grandes riesgos. Precisamente por eso, las cr¨ªticas a la gesti¨®n diplom¨¢tica del Gobierno han sido duras, y los elogios, apasionados.
En medio de esta tormenta de sentimientos encontrados, el Gobierno, aunque conteniendo la respiraci¨®n en m¨¢s de una oportunidad, ha intentado seguir en pol¨ªtica exterior un curso dictado m¨¢s por la seriedad y la congruencia que por lo que pudiera resultar simplemente popular. Detr¨¢s de cada gesti¨®n y de cada toma de posici¨®n, grande o peque?a, ha habido un c¨¢lculo prudente y lleno de paciencia. Nadie sabe de los sobresaltos padecidos en el Ministerio de Asuntos Exteriores cuando ha sido necesario esperar meses a los resultados de una gesti¨®n o de una negociaci¨®n, mientras arreciaba la cr¨ªtica y llov¨ªan acusaciones de que no se estaba haciendo nada o de que se estaba haciendo todo al rev¨¦s. En esas condiciones han sido estupendos los ¨¦xitos y terriblemente desilusionantes los errores.
Errores de forma
Porque ha habido errores. Han sido m¨¢s de forma que de fondo, m¨¢s de presentaci¨®n que de esencia; pero sin duda han resultado perjudiciales. Por ejemplo, fue un error dar la sensaci¨®n de que las relaciones con Francia se resolver¨ªan de golpe y no a lo largo de un proceso, fue un error presentar como pactos de familia unas conversaciones y seminarios que no hac¨ªan m¨¢s que desbrozar el camino. Y, como consecuencia de ello, la evoluci¨®n en a?o y medio de las relaciones con Francia, desde su punto m¨¢s bajo a la cordialidad y eficacia actuales, no ha tenido en la opini¨®n p¨²blica espa?ola m¨¢s que un impacto muy modesto. Acaso el ¨²nico error de fondo se haya producido en uno de los aspectos m¨¢s apasionados de las relaciones exteriores de Espa?a: la vecindad con Portugal, en la que la falta de cordialidad actual, con ser motivo de asombro para portugueses y espa?oles, demuestra que una amistad, al nivel que sea, requiere no uno, sino dos actores decididos.
Tampoco con Argelia se ha llegado al grado de entendimiento que nos exige nuestra amistad, y ha sido, por tanto, dif¨ªcil romper la barrera del oneroso contrato de gas firmado en 1973.
Dicho todo esto, es preciso reconocer que la carne es d¨¦bil, y que en el Ministerio de Asuntos Exteriores nunca dejamos de vigilar con aprensi¨®n y por el rabillo del ojo la reacci¨®n de la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Y ha valido la pena esperar dos a?os a que la mayor¨ªa de los espa?oles considere que la pol¨ªtica exterior del Gobierno est¨¢ siendo bien llevada, y que, merced a ello, la posici¨®n de Espa?a en el extranjero est¨¢ resultando reforzada. Ha merecido la pena esperar dos a?os a comprobar que Fernando Mor¨¢n, ministro de Asuntos Exteriores, es mayoritariamente comprendido y aprobado por la opini¨®n p¨²blica. Y, como no se hizo campa?a alguna de imagen, ha valido doblemente la pena pensar que todo esto se ha conseguido sin artificios y sin gestos, solamente con la explicaci¨®n reiterada y paciente de lo que se est¨¢ intentando hacer.
Una mayor¨ªa de espa?oles tiene, efectivamente, confianza en la pol¨ªtica exterior del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. Sin embargo, esta es una creencia que algunos medios de comunicaci¨®n y partidos pol¨ªticos no han querido compartir con la misma generosidad. Este mismo peri¨®dico reflejaba con exactitud, el 19 de septiembre de 1983, este estado de cosas: "Despu¨¦s de 10 meses en el poder, el Gobierno socialista ha conseguido aunar a la oposici¨®n parlamentaria ( ... ) en contra de su pol¨ªtica exterior, que todos coinciden en calificar de 'no existente, incoherente y peligrosamente ambigua".
Los cambios revolucionarios
Acaso la explicaci¨®n de esta doble valoraci¨®n (opini¨®n p¨²blica, mayoritariamente a favor; partidos pol¨ªticos opositores y ciertos medios, en contra) resida en que el 1 de diciembre de 1982 no trajo consigo el vuelco de la pol¨ªtica exterior que se hab¨ªa hecho hasta entonces, como parec¨ªan esperar algunos peri¨®dicos y los grupos pol¨ªticos perdedores de las elecciones. Para ellos deb¨ªa haberse producido inmediatamente la socializaci¨®n y, por ende, la tercermundizaci¨®n de nuestras relaciones exteriores; s¨®lo as¨ª se hubiera podido poner de relieve lo inviable del proyecto socialista. Porque es cierto que en pol¨ªtica exterior, tan condicionada por factores ajenos al voluntarismo, los cambios revolucionarios, casi nunca deseados, son generalmente imposibles o, en el menor de los casos, de coste traum¨¢tico.
El Gobierno espa?ol, por el contrario, opt¨® por poner en pr¨¢ctica desde diciembre de 1982 un proyecto prudente y de largo plazo, reconociendo con considerable sensatez que en una pol¨ªtica exterior eficaz prima la sobriedad sobre lo espectacular. Dise?ada y finalmente llevada a la pr¨¢ctica por Fernando Mor¨¢n, con el apoyo sin reservas del Gabinete y bajo la di recci¨®n del presidente Gonz¨¢lez, lo importante de la pol¨ªtica exterior que se est¨¢ haciendo desde hace dos a?os, es que responde a la necesidad de un cambio profundo, para convertirse as¨ª en el fiel reflejo de la nueva consistencia interna de la Espa?a democr¨¢tica. Pero, al mismo tiempo, lo que muchos no han querido ver es que tal pol¨ªtica socialista no tiene por qu¨¦ ser (ni de hecho es) sin¨®nimo de no alineamiento, neutralismo, tercermundismo, sino de autonom¨ªa e independencia en el contexto democr¨¢tico y europeo al que pertenecemos de modo irrenunciable.
No han existido ni existen fisuras en esta posici¨®n del Gobierno, como con frecuencia se ha sugerido. Felipe Gonz¨¢lez y Fernando Mor¨¢n son dos personalidades bien distintas, por generaci¨®n y por car¨¢cter. Por consiguiente, dicen las cosas de distinta manera, poniendo el acento en distintas palabras; pero, si se me permite recordarlo, el fondo es el mismo, porque el proyecto exterior es un proyecto com¨²n y el objetivo al llevarlo a la pr¨¢ctica es el mismo. De muestra valdr¨¢n unos cuantos botones:
Felipe Gonz¨¢lez: "Creo que Espa?a no tiene necesidad, ni tampoco los pa¨ªses de la Alianza, si se analiza de verdad, de producir una integraci¨®n en el plano de las estructuras de mando militar" (1 de diciembre de 1984).
Fernando Mor¨¢n: "La integraci¨®n de Espa?a en la estructura militar no considero sea necesaria para la Alianza ni sea conveniente para los intereses espa?oles" (26 de enero de 1983).
Felipe Gonz¨¢lez: "Creemos que es esencial fortalecer y profundizar nuestras relaciones con los pa¨ªses vecinos: Portugal, Francia y los pa¨ªses del Magreb" (30 de noviembre de 1982). Fernando Mor¨¢n: "Eje prioritario de la pol¨ªtica exterior espa?ola
[es] el fortalecimiento y la profundizaci¨®n de nuestras relaciones con Iberoam¨¦rica y con nuestros pa¨ªses vecinos, tanto de Europa como del norte de ?frica" (19 de enero de 1983). Felipe Gonz¨¢lez: "El Gobierno actuar¨¢
[en la OTAN] -en el nivel actual de sus compromisos- como un aliado s¨®lido, fiel y cooperador" (22 de junio de 1983).
Fernando Mor¨¢n. "Mi Gobierno quiere ( ... ) actuar como un miembro fiel, cooperador y s¨®lido" (10 de diciembre de 1982).
Con firmeza, con un plan trazado, aun a sabiendas de que no se trata de un experimento de laboratorio, sino de que, por existir otros actores soberanos y un mundo inseguro, de acontecimientos imprevistos, las cosas no siempre salen como se pretende: en dos a?os hemos dejado de mendigar "las migajas del banquete de los se?ores" para pasar a ser un comensal respetado, consultado y escuchado.
En dos a?os, Espa?a ha pasado a ser protagonista directa de la conclusi¨®n de la Conferencia de Seguridad de Madrid (la ¨²nica v¨ªa que quedaba entonces abierta para el di¨¢logo entre el Este y el Oeste), impulsora del proceso de Contadora, canal de Europa en Latinoam¨¦rica (como los colegas de la CEE tuvieron ocasi¨®n de comprobar en la reciente reuni¨®n de Costa Rica), modelo tenido en cuenta a la hora de los procesos de democratizaci¨®n en el Cono Sur. Y Madrid se ha convertido en lugar de -encuentro y acuerdo. Adem¨¢s, al multiplicar su respetabilidad democr¨¢tica frente a los dem¨¢s, Espa?a ha reforzado sustancialmente su papel en la defensa de sus propios intereses.
Cat¨¢logo de logros
Efectivamente, en dos a?os adem¨¢s se han desbloqueado las relaciones con Francia (con altibajos dif¨ªciles, pero estableciendo firmamente la cooperaci¨®n antiterrorista, el progreso de la negociaci¨®n con el Mercado Com¨²n, los contactos intens¨ªsimos a todo nivel); se han suavizado y, en un caso esencial -en el de la pesca-, resuelto los contenciosos con Marruecos; se ha puesto a nuestro pa¨ªs en el umbral de la CEE (si quisi¨¦ramos ingresar a cualquier precio, como sugieren algunos que acusan al Gobierno de entreguismo, ya estar¨ªamos dentro, claro), y se han sentado, sin traumas excesivos, las bases de soluci¨®n del inc¨®modo e inoportuno problema de nuestra presencia en la OTAN, manteni¨¦ndose al tiempo la cordialidad en las relaciones con Estados Unidos. En dos a?os, Fernando Mor¨¢n ha pasado de una borrascosa entrevista con Margaret Thatcher a la firma de un documento que inicia la descolonizaci¨®n de Gibraltar. En dos a?os se han potenciado las relaciones con el bloque socialista, lo que ha servido para multiplicar nuestra influencia moderadora con algunos de los protagonistas del drama centroamericano. En dos a?os se ha conseguido la excarcelaci¨®n de hombres y mujeres v¨ªctimas de persecuci¨®n por defender sus ideas de libertad y democracia.
Un cat¨¢logo de logros que cobra su verdadero sentido cuando se considera que es el reflejo del dinamismo de la sociedad espa?ola. Desde la muerte de Franco, ¨¦sta ha liberado un potencial tremendo de vitalidad y compromiso, que es precisamente el que hace posible nuestra pol¨ªtica exterior actual. En la medida en que la sociedad espa?ola sea consciente de este su renovado papel, nuestra actividad exterior resultar¨¢ solidificada y potenciada. Precisamente por ello, creo que ser¨¢ dif¨ªcil que se encuentren ejemplos de manifestaciones p¨²blicas o privadas en las que el Ministerio de Asuntos Exteriores o su titular hayan quebrado la coherencia de cuanto se ha dicho, propuesto o prometido como plan de pol¨ªtica exterior en este tiempo. En otras palabras, desde el primer d¨ªa se anunci¨® que se seguir¨ªa un curso de acci¨®n determinado, y eso es exactamente lo que se ha hecho.
es director general de la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica.
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