La crisis de la izquierda

Le escribo, y no es la primera vez, para expresarle mi -tal vez ingenua- estupefacci¨®n ante la profundidad de la crisis que, seg¨²n su peri¨®dico, padece la izquierda. Me apresuro a decirle que todav¨ªa no la percibo, y le confieso haber sido tentado por la idea de atribuir esa noticia a una nostalgia m¨¢s bien turbia, particularmente en vista de la coincidencia en el tiempo de dicha crisis con el apoyo popular a un proyecto de izquierdas de transformaci¨®n de la realidad.En lo que conozco, bastante bien, como profesor de instituto y militante socialista, una de las l¨ªneas b¨¢sicas de la pol¨ªtica educativa actual consiste en otorgarle a lo social un protagonismo que rara vez -por no decir nunca- ha tenido en la Espa?a moderna. Las formas de participaci¨®n y la redistribuci¨®n del poder que instaura la LODE, la autonom¨ªa universitaria consagrada con la LRU, las v¨ªas de experimentaci¨®n seguidas en las reformas de EGB y de las ense?anzas medias, el papel de las comunidades aut¨®nomas, e incluso la adicional XV de la ley de Medidas para la Reforma de la Funci¨®n P¨²blica, evidencian esta inspiraci¨®n. Adem¨¢s, claro est¨¢, de otras muchas nimiedades, como lo son el dise?o de nuevos modelos educativos, la creaci¨®n de una carrera docente, la correcci¨®n de las desigualdades, etc¨¦tera.

En vista de todo ello, me permito sugerir a sus intelectuales colaboradores -Aranguren, Ignacio Sotelo, Agn¨¦s Heller- que, en vez de expresar con tanto impudor como lo hacen ese orteguiano af¨¢n de seguir acaparando la atenci¨®n, traten de pensar, aunque sea durante unos minutos al d¨ªa, el significado de ese movimiento que parecen desconocer, as¨ª como la funci¨®n que en ¨¦l les corresponde. Tal vez descubran, para regocijo de todos, que la tienen.-