Los atractivos del Atl¨¢ntico portugu¨¦s

De los hist¨®ricos dominios portugueses en el Mar Tenebroso tan s¨®lo conozco Madeira, verd¨ªsima y mil veces florecida sobre el oc¨¦ano. Me han hablado, sin embargo, mucho y bien de Azores personas cercanas. Unos viajes bien organizados y con mejores precios hacen que todos los veranos, invariablemente, salgan del recuerdo difuso, de la opaca y densa humedad que les prestan sus continuas referencias meteorol¨®gicas y se conviertan en ese destino que ser¨ªa, como mandan los c¨¢nones, bueno, bonito y barato.Es Madeira, lo he dicho en otras ocasiones, una formaci¨®n volc¨¢nica que interrumpe el Atl¨¢ntico pobl¨¢ndolo de ¨¢rboles frondosos, de orqu¨ªdeas salvajes. La isla en la que se asienta la capital es una sierra cubierta de un intenso color verde, penetrada por una humedad que se hace visible en forma de gotas diminutas, cubierta en sus puntos m¨¢s altos de una niebla algodonosa con permanentes amenazas de hacerse l¨ªquida. Ning¨²n lugar mejor para los amantes de la flora atl¨¢ntica, los adictos al excursionismo entre un perpetuo panorama de bosques. Perfecta tambi¨¦n para aquellos que aman los hoteles por encima de todo y la falta de movimiento como la mejor soluci¨®n para cualquier viaje. Los brit¨¢nicos hace tiempo que descubrieron para ellos Funchal y convirtieron sus afueras en un escogido centro hotelero que cubre todas las necesidades ociosas con s¨®lo apretar el bot¨®n del ascensor al piso correspondiente.

Esclavo del oc¨¦ano

Azores es mucho m¨¢s desconocido y m¨¢s esclavo del oc¨¦ano. Hablan de lagos hermos¨ªsimos y de montes que se reflejan en las aguas. Los libros dicen que el archipi¨¦lago est¨¢ formado por nueve islas nacidas en medio del Atl¨¢ntico. De origen volc¨¢nico, sus tierras, fertil¨ªsimas, est¨¢n cubiertas por una vegetaci¨®n deslumbrante, y los cr¨¢teres, redondos y perfectos, ocupados por aguas eternamente azules que forman lagos cercados de monta?as. San Miguel, dicen, es la m¨¢s hermosa. Pico, toda ella pura monta?a. Todas, aseguran, est¨¢n cubiertas de hortensias rosadas y azulonas que convierten las islas en un cuento de hadas. El turismo, eso lo confirman las escasas plazas hoteleras, a¨²n no ha alcanzado esta parte del oc¨¦ano.