El loco Mike
El mercenario m¨¢s famoso del mundo, Mike Hoare, ha sido indultado por el Gobierno de Sur¨¢frica
Si hay alguien a quien se puede aplicar con justicia el viejo adagio de que "la tumba es el descanso del guerrero", ese alguien es, sin duda, el coronel Thomas Michael Bernard Hoare, el mercenario m¨¢s famoso de las guerras africanas de los a?os sesenta, sospechosamente puesto en libertad por las autoridades africanas cuando s¨®lo hab¨ªa cumplido una cuarta parte de la sentencia de 10 a?os que le fue impuesta por su participaci¨®n en el abortado golpe de Estado de las Seychelles, en noviembre de 1981.
M¨¢s conocido por sus hombres como Mad Mike (Miguel el Loco), por su arrojo en las acciones m¨¢s peligrosas, Michael Hoare naci¨® en Dubl¨ªn hace 65 a?os. Nada hac¨ªa predecir en sus estudios su amor futuro a la aventura y a la guerra. Contable diplomado y censor jurado de cuentas, Hoare, de complexi¨®n robusta y una nariz aguile?a que le da un parecido notable con el vizconde Montgomery, abandon¨® su profesi¨®n y su Irlanda natal para alistarse como voluntario en las fuerzas brit¨¢nicas durante la II Guerra MundialFue en las junglas de Asia -y concretamente en la Birmania de El puente sobre el r¨ªo Kwai- donde Hoare aprendi¨® con los comandos brit¨¢nicos todos los trucos de la guerra de guerrillas. "Si hay algo que Hoare no sepa en la lucha de comandos es porque ese algo no se ha inventado todav¨ªa", coment¨® una vez uno de los mercenarios que lucharon a su lado en el Congo.
Llamada de Tshombe
Terminada la guerra, donde alcanz¨® el grado de oficial del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, Hoare se retir¨® a Durban, se cas¨® con una guapa azafata, Phyllis, y estableci¨® un negocio de compra y venta de chatarra Pero la vida placentera de Durban no estaba hecha a la medida del inquieto irland¨¦s, y a los seis a?os de establecerse en la ciudad surafricana march¨® al Congo, llamado por Mois¨¦s Tshombe, para hacerse cargo de las fuerzas militares de Katanga, la provincia separatista de la antigua colonia belga.Cuando Hoare lleg¨® a Katanga, los rebeldes simla controlaban pr¨¢cticamente todas las ciudades importantes de la provincia, desde Stanleyville hasta Albertville. Despu¨¦s de una inspecci¨®n, Hoare envi¨® a su segundo, el comandante Alistair Wicks, a Sur¨¢frica a reclutar mercenarios. Mad Mike esperaba recibir un primer contingente de 100. S¨®lo llegaron 38, de los que 16 desertaron tras las primeras escaramuzas. Hoare sigui¨® adelante con sus planes, y con s¨®lo 22 hombres tom¨® Albertville, la primera victoria militar para Katanga y Tshombe.
A partir de entonces todo fueron victorias hasta la completa dominaci¨®n de la rebeli¨®n simla. En abril de 1965, Hoare y Wicks entregaron el mando de los mercenarios al comandante John Peters y regresaron a Sur¨¢frica. Hoare anunci¨® su intenci¨®n de retirarse de la vida activa para concentrarse en su vida familiar y dedicarse a sus negocios. Pero su fama se hab¨ªa extendido a toda ?frica, y varios l¨ªderes secesionistas, como el coronel Ojukwo, de Biafra, intentaron, sin ¨¦xito, conseguir sus servicios. Durante los a?os setenta se rumore¨® insistentemente que Hoare hab¨ªa ofrecido al Gobierno de Tailandia reclutar un ej¨¦rcito de mercenarios para hacer frente a los comunistas en sus fronteras pero Bangkok rechaz¨® el ofrecimiento.
El 'caso' Seychelles
El nombre de Mike Hoare volvi¨® a saltar al primer plano de la actualidad en noviembre de 1981, a ra¨ªz del abortado golpe de Estado en las Seychelles contra el Gobierno del presidente Albert Ren¨¦. Al frente de una fuerza de mercenarios compuesta por una cuarentena de hombres, Hoare se traslad¨® en autocar desde Johanesburgo a Suazilandia, donde tomaron un avi¨®n de l¨ªnea regular con destino a Victoria, capital de las Seychelles. El plan se vino abajo al descubrir los aduaneros locales las armas de los mercenarios escondidas en el equipaje. Conminado a rendirse, Hoare se abri¨® paso con sus hombres a tiros y se adue?¨® de la torre de control del aeropuerto. El grupo secuestr¨® un avi¨®n de Air India en vuelo de Zimbabue a Bombay y oblig¨® al piloto a dirigirse a Durban, donde, despu¨¦s de varias horas de negociaciones, se entreg¨® con sus hombres a las autoridades surafricanas.Sorprendentemente, los surafricanos pusieron en libertad a 39 miembros del grupo mercenario y s¨®lo acusaron de secuestro a Hoare y a otros cuatro. Un juez decret¨® a los pocos d¨ªas su libertad bajo fianza. El esc¨¢ndalo internacional que la decisi¨®n de las autoridades surafricanas produjo motiv¨® la nueva detenci¨®n del grupo y su ju?cio posterior. En julio de 1982, el juez Neville James, del Tribunal Supremo de Natal, sentenci¨® a Hoare a 10 a?os de c¨¢rcel, una sentencia liviana si se considera que la ley surafricana contempla penas de prisi¨®n entre cinco y 30 a?os de c¨¢rcel para los delitos de secuestro a¨¦reo. La remisi¨®n de la sentencia ha hecho aumentar las sospechas en los c¨ªrculos internacionales sobre la participaci¨®n de alg¨²n servicio surafricano en el intento de derrocamiento del presidente Ren¨¦.
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