Mar¨ªas, Mart¨ªnez de Hoz y Perriaux
Con motivo de la nota aparecida en EL PAIS titulada Juli¨¢n Mar¨ªas y, la dictadura militar argentina (11 de diciembre de 1984), firmada por Mart¨ªn Prieto desde Buenos Aires, le envi¨¦ inmediatamente unas l¨ªneas con petici¨®n de publicaci¨®n en esta misma secci¨®n del peri¨®dico.Con ellas, m¨¢s que aludir a las eventuales relaciones del se?or Mar¨ªas con los golpistas argentinos y con el que fuera superministro de Econom¨ªa de los ¨²ltimos Gobiernos militares, Jos¨¦ A. Mart¨ªnez de Hoz -que Prieto parec¨ªa querer esclarecer-, deseaba yo referirme, en concreto, a la vinculac¨ª¨®n entre Juli¨¢n Mar¨ªas y Jaime Perriaux, otrora ministro de Justicia de otros dos Gobiernos militares de facto en Argentina. Muy amablemente, y ante mi insistencia, usted respondi¨® que mi nota no hab¨ªa sido seleccionada para su publicaci¨®n, a pesar de haberle parecido muy interesante.
Sobre la vinculaci¨®n de Juli¨¢n Mar¨ªas con Perriaux, y m¨¢s que nada sobre el peso que ¨¦ste tuvo en el proceso de militarizaci¨®n de la sociedad argentina, quise anta?o asimismo hacer conocer algunos particulares cuando, en ocasi¨®n de la muerte de Perriaux, el se?or Mar¨ªas public¨® en EL PAIS a toda p¨¢gina una encendida necrol¨®gica (20 de septiembre de 1981).
Mis notas de entonces, escritas creo con el debido respeto por la desaparici¨®n de Perriaux, intentaban puntualizar algunas intervenciones suyas en la vida pol¨ªtica argentina, las cuales no aparec¨ªan se?aladas por el se?or Mar¨ªas. Lamentablemente, tampoco enton-
Pasa a la p¨¢gina 10
Viene de la p¨¢gina 9ces EL PAIS acogi¨® mi petici¨®n de publicaci¨®n, que s¨ª fueron difundidas por un peri¨®dico del exilio argentino en Espa?a (v¨¦ase Resumen de la actualidad argentina, n¨²mero 53, 2 de noviembre de 1981, p¨¢ginas 23-25, Madrid). En su necrol¨®gica, Mar¨ªas dec¨ªa que "era pronto para hacer las cuentas de Perriaux".Sin embargo, yo me permit¨ªa (y ahora lo sigo haciendo) insistir en que la cercan¨ªa de Perriaux a los Gobiernos militares en Argentina se tradujo en las tentativas (que yo procuraba ilustrar con datos) para lograr una convergencia c¨ªvicocastrense que permitiera institucionalizar la vieja aspiraci¨®n de la oligarqu¨ªa nativa ante su falta de previsi¨®n para frenar por v¨ªas democr¨¢ticas el deseo pol¨ªtico de los argentinos.
Dicha aspiraci¨®n fue siempre la rep¨²blica militar (por lo menos desde 1930) que perpetuar¨¢ los privilegios de quienes se consideran los herederos de un derecho fundacional del pa¨ªs. Como ministro de Justicia de los Gobiernos militares encabezados por Levingston y Lanusse (Prieto se equivocaba cuando le citaba integrando el de Ongan¨ªa), Perriaux fue el autor de la introducci¨®n de la pena de muerte en el ordenamiento jur¨ªdico para los civiles acusados entonces de actos subversivos y de terrorismo (ya se sabe lo que esto significaba) y de la creaci¨®n de un tribunal especial -inconstitucional (muy similar al Tribunal de Orden P¨²blico, de triste memoria en Espa?a)para juzgar a sus autores, o sea, a los disidentes pol¨ªticos.
Pues bien, en el d¨ªa de la fecha leo -con innegable asombro- en esta misma secci¨®n una nota firmada por Jos¨¦ A. Mart¨ªnez de Hoz desde Buenos Aires -a quien se le brinda un espacio y bien destacado- con la que pretende corregir la informaci¨®n dada entonces por Prieto para deslindar la situaci¨®n del se?or Mar¨ªas de cara a una suya supuesta inspiraci¨®n para los golpistas de marzo de 1976 en Argentina.
M¨¢s all¨¢ de aclarar o ampliar la duda que pudiera existir en la opini¨®n p¨²blica espa?ola acerca de la mayor o menor cercan¨ªa del se?or Mar¨ªas con conspiraciones c¨ªvicomilitares, lo que s¨ª queda di¨¢fano con las palabras de Mart¨ªnez de Hoz es su connivencia con el desaparecido Perriaux en la gestaci¨®n del golpe de 1976. El b¨¢rbaro proceso desencadenado despu¨¦s y la destrucci¨®n de la econom¨ªa argentina -bien descrita muchas veces por Mart¨ªn Prieto y de cuya autor¨ªa Mart¨ªnez de Hoz no parece arrepentirse- es el resultado, aunque vinculado e impulsado por el inter¨¦s del imperio, de aquel tipo de connivencias. Con lo afirmado por Mart¨ªnez de Hoz tambi¨¦n se verifica esa vieja aspiraci¨®n de la oligarqu¨ªa nativa argentina a la que alud¨ª antes. Para colmo, adem¨¢s ahora vienen afuera los negociados que desde el todo poder fue posible suspiciar, favorecer o extraer beneficios durante la dictadura militar (?y los espa?oles de esto saben mucho!), tal como en el caso de la empresa Italo, que involucr¨® a Mart¨ªnez de Hoz y en cuya averiguaci¨®n se produjeron las manifestaciones sobre Juli¨¢n Mar¨ªas que aqu¨¦l ahora pretende aclarar.
Me quedar¨¦ azorado y desesperanzado de EL PAIS (diario independiente) si no se difunden estas l¨ªneas. Pues si el se?or Mart¨ªnez de Hoz, corresponsable del desastre argentino, puede hacer publicar su verdad, yo, un ex exiliado a causa del r¨¦gimen que ¨¦l cogener¨®, tengo el mismo derecho. Para que eso ocurra recojo las palabras del cuestionado Mar¨ªas utilizadas por Mart¨ªnez de Hoz para cerrar su carta: "Uno de los m¨¢s peligrosos caminos que reaviva el esp¨ªritu dictatorial ( ... ) es la deformaci¨®n de la realidad, la supresi¨®n de la informaci¨®n; la distorsi¨®n, en una palabra".-
.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.