?Es inminente la recesi¨®n?
Un viento fr¨ªo est¨¢ poniendo la carne de gallina a la econom¨ªa norteamericana. Y el mundo entero est¨¢ empezando a temer que se ha acabado la luna de miel de Reagan, poniendo fin al est¨ªmulo tan agradable que supon¨ªa para la econom¨ªa mundial.Perm¨ªtanme separar los hechos de los temores.
- El primer a?o y medio de la recuperaci¨®n de la econom¨ªa norteamericana fue bastante potente: potente para la media norteamericana, pero igualmente des acostumbradamente potente para la cuenca del Pac¨ªfico, Europa y las ¨¢reas en desarrollo. Pero ¨²ltimamente esta fuerza se ha convertido en debilidad. La segunda mitad de 1984 contempla un ritmo de crecimiento real en Estados Unidos de un 2% anual, un fuerte descenso con respecto al 8,5% de la primera mitad del a?o.
- El aumento de los puestos de trabajo, que hizo pasarse a much¨ªsimos obreros dem¨®cratas al bando de Reagan, se detuvo la primavera pasada. Si el segundo mandato del presidente comienza con una recesi¨®n, tal como cree posible tan s¨®lo una minor¨ªa de expertos econ¨®micos, aumentar¨¢ el ¨ªndice de paro. El sopor actual, calificado de recesi¨®n de crecimiento debido a que la econom¨ªa norteamericana ha crecido m¨¢s lentamente en el segundo semestre de 1984 de lo que las tendencias de poblaci¨®n y productividad hacen crecer a nuestro producto nacional bruto potencial, si se mantuviera a lo largo de 1985, traer¨ªa consigo un aumento del ¨ªndice de desempleo.
- Est¨¢n empezando a disminuir los beneficios de las empresas. Esto se nota en la bolsa, en donde est¨¢n empezando a languidecer los precios de las acciones. La desaceleraci¨®n del crecimiento de producci¨®n que se produjo a principios de oto?o me hac¨ªa esperar, por primera vez durante todo el per¨ªodo de recuperaci¨®n, un debilitamiento de los tipos de inter¨¦s. Esto es lo que est¨¢ sucediendo actualmente.
- El d¨®lar sigue estando sobrevalorado desde el punto de vista de la competitividad de los fabricantes norteamericanos. Gran parte de nuestro est¨ªmulo sigue filtr¨¢ndose al exterior.
- Mis anteriores predicciones de que la victoria electoral de Reagan afectar¨ªa en poco al enorme d¨¦ficit fiscal norteamericano est¨¢n resultando demasiado exactas. La ineptitud del secretario del Tesoro, Donald Regan, es tal que dej¨® que sus especialistas fiscales montaran lo que ven¨ªa a ser un proyecto de reforma del Partido Dem¨®crata que supone un tremendo freno al impulso de la pol¨ªtica econ¨®mica de Reagan durante su primer mandato. Los economistas de la oferta est¨¢n l¨ªvidos. Los conservadores est¨¢n movilizando todo su poder de presi¨®n para oponerse a las medidas. En cuanto se le explique al presidente qu¨¦ es lo que se propone el Departamento del Tesoro, no hay duda de que repudiar¨¢ el programa de manera expl¨ªcita o t¨¢cita. Espero equivocarme, pero creo que las probabilidades son de cinco a uno.
- Los vientos de la inflaci¨®n se mantienen quietos.
Probabilidades
Teniendo en cuenta los datos existentes, yo apostar¨ªa que no se va a producir una recesi¨®n de la econom¨ªa norteamericana en 1985. Nuestra carta oculta es el Banco de la Reserva Federal, que en mi opini¨®n tiene tanto la voluntad como la capacidad de reparar cualquier debilidad natural de la econom¨ªa privada.
Consecuentemente, me siento esperanzado respecto a las perspectivas mundiales para 1985, si bien no tan optimista como los c¨¢lculos preparados por la Wharton World Economic Outlook (Perspectivas Econ¨®micas Mundiales Wharton) en oto?o de 1984 (v¨¦ase el cuadro).
?Por qu¨¦ no creo que la debilidad actual signifique una clara recesi¨®n para dentro de algunos meses?
En primer lugar, las encuestas revelan que los consumidores siguen mostr¨¢ndose confiados.
En segundo lugar, los tipos de inter¨¦s real han descendido ya de manera significativa desde mediados de 1984. Si las ventas de autom¨®viles y los nuevos pedidos se debilitaran a¨²n m¨¢s, hay que esperar que los tipos de inter¨¦s sigan bajando. Mis predicciones para el mercado de la vivienda son que las reducciones en los tipos de hipotecas pueden conseguir todav¨ªa que se inicien algunos proyectos de viviendas m¨¢s.
En tercer lugar, y un punto de gran importancia, las ¨²ltimas recesiones norteamericanas lleva-
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ban claramente marcado el sello fabricado en Washington. Tales recesiones se aprobaron y se dise?aron con el objetivo de combatir la inflaci¨®n galopante.
Actualmente la inflaci¨®n de precios en Estados Unidos no llega a las dos cifras. Teniendo en cuenta la actual debilidad de la OPEP y los enormes excedentes de los que disponen, no hay ninguna posibilidad de que resurja una inflaci¨®n de dos cifras a un plazo intermedio.
Consecuentemente, el Banco ole la Reserva Federal deber¨ªa tener voluntad para oponerse a cualquier viento de recesi¨®n quepueda levantarse. Y lo que es igualmente importante es que esta vez tiene frente a s¨ª a una econom¨ªa que tiene a¨²n fortaleza para poder beneficiarse, mediante un aumento de la producci¨®n, de un est¨ªmulo monetario dirigido.
A mediados de 1982, Wall Street acogi¨® con los brazos abiertos el giro del presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, hacia un alivio de la presi¨®n monetaria. Sospecho que una campa?a semejante por parte de la Reserva Federal, a principios de 1985, para hacer frente a cualquier debilitamiento aparente de la econom¨ªa, recibir¨ªa tambi¨¦n la aprobaci¨®n del mercado financiero, que reforzar¨ªa tal pol¨ªtica y no despertar¨ªa el temor de que la Reserva Federal se hubiera vuelto m¨¢s tolerante en el tema del contenimiento de la inflaci¨®n.
Un fuerte mercado de bonos de renta fija ayudar¨¢ a la enfermiza bolsa. Har¨¢ bajar los tipos de hipotecas, lo cual contribuir¨¢ a la recuperaci¨®n del mercado de la vivienda. A¨²n se puede infundir vida a la expansi¨®n a mitad de la d¨¦cada de los ochenta. La econom¨ªa no es todav¨ªa un caso perdido.
Resumen
La pol¨ªtica econ¨®mica de Reagan no produjo la fuerte recuperaci¨®n anterior, y la desilusi¨®n que ya ha empezado a manifestarse hacia la pol¨ªtica de Reagan no ser¨¢ suficiente para debilitar las econom¨ªas norteamericana y mundial.Los buenos consejos para los pol¨ªticos norteamericanos sirven tambi¨¦n para los extranjeros. Los Gobiernos de Jap¨®n y Europa cuentan con un amplio margen de maniobra para resistir cualquier tendencia a una depresi¨®n econ¨®mica que pudiera materializarse en 1985.
Los Gobiernos de los otros pa¨ªses deben ejercer sus poderes latentes. No resulta prudente esperar siempre que el est¨ªmulo provenga de EE UU. Los dioses en su Olimpo deben de re¨ªrse del error del presidente norteamericano, que, sin darse cuenta, se ha lanzado a un expansionismo keynesiano. Pero la econom¨ªa es un asunto demasiado serio para dejarlo a los cambios azarosos de estadistas e ide¨®logos.
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