Olvido Alaska
Te quemar¨¢s, muchacha, te quemar¨¢s, arder¨¢s en esa llama de tu pelo que acude a todos los incendios, te estoy viendo cantar, aqu¨ª en Rock/Ola, entre los zumbadillos y los fot¨®grafos, entre lo que queda de la movida madrile?a, te quemar¨¢s, muchacha, te quemar¨¢s, llama, tu pelo, que acude a todos los fuegos, mientras tu voz, con espesor de tiempo, tanto tiempo (siete a?os), pasa del verde al rojo, del amarillo al azul, del blanco al negro, y me digo los versos de Apollinaire, que este gran caser¨®n del rock repite solo: "Del rojo al verde / todo el amarillo se muere". Te quemar¨¢s, amor, te quemar¨¢s. Lo que m¨¢s le reprochamos a la juventud es su fugacidad, cuando su fugacidad es su epopeya y su belleza. Alaska y yo nos refugiamos en su camerino largo y estrecho, como una celda de c¨¢rcel o de monja multicolor de la m¨²sica. "Son siete a?os siendo Alaska, Umbral, pienso en aquella ni?a de catorce, la veo y me parece ingenua, se cre¨ªa muy segura, pensaba que hab¨ªa llegado a todo, que hab¨ªa vivido, yo soy contradictoria, pero he seguido una l¨ªnea, aunque han pasado, s¨ª, muchos a?os (lo dice como si fueran siglos) y hoy tengo veintiuno y creo menos en la gente y canto como puedo".Canta como puede porque tiene problemas nasales, respiratorios. Se sienta frente a m¨ª, con las piernas subidas al asiento, la atadura de saco en el gran pelo, muy embellecida por una belleza que no s¨¦ si es la de los 21 a?os o la del mucho maquillaje, deliberadamente dibujado sobre otros maquillajes. Los ojos oscuros e intensos, la boca muy pintada, con pico en el medio, p¨®mulos de sombra ocre, toda la mano izquierda llena de anillos verdes, toda la mano derecha llena de anillos de hierro, un pendiente/ crucifijo en una oreja, pantalones de mora y sandalias de repartidor de telegramas, con calcetines por dentro.
-Pero t¨² eras Olvido...
-S¨ª, Olvido, una ni?a que se hizo viendo revistas, dej¨¢ndose influir por todo y por todos, probando a cantar, todo aquello de Kaka de Luxe, si te acuerdas, y luego los Pegamoides, todo aquello, s¨ª, hoy me parece ingenuo, he cambiado mucho en siete a?os, claro, he aprendido a cantar, he aprendido algo, la voz me ha cambiado con el tiempo, me ha mejorado, y creo siempre en lo que estoy diciendo, en lo que estoy cantando.
-Vuestro ¨²ltimo elep¨¦ se llama nada menos que Deseo carnal. Eso es ir¨®nico, claro.
-Ver¨¢s, ni nosotros mismos lo sabemos. Cantamos los temas que sentimos, que vivimos, pero la cuesti¨®n est¨¢ en no tomarse nada demasiado en serio. Pues claro que hay iron¨ªa, distanciamiento, en lo que decimos, en ese mismo t¨ªtulo, pero esa iron¨ªa, a su vez, quiz¨¢ esconde una verdad. Por ejemplo, eso que yo canto de "quiero encontrar un hombre de verdad". ?No es muy dif¨ªcil, hoy? Pues claro que quiero.
La sonrisa todav¨ªa infantil, bajo la boca bella y falsa del rouge, que en ella no es exactamente rojo. La paz que comunica esta musa de la violencia juvenil. La casi bondad. "Tenemos que irnos a M¨¦xico a actuar, aunque no s¨¦ si all¨ª comprenden esta m¨²sica o les interesa, Europa es m¨¢s dif¨ªcil, en Europa no saben espa?ol y se niegan a aprenderlo".
-?Por qu¨¦ un crucifijo como pendiente?
-Otros d¨ªas me pongo un escarabajo egipcio, Umbral. Siento lo religioso, todas las religiones, y no s¨®lo est¨¦ticamente, sino que me parece que esto del mundo tiene un misterio que no hemos aclarado. Cuando se muere una persona joven, de repente, tiene que haber algo m¨¢s, eso no puede terminar as¨ª. No creo en infiernos ni para¨ªsos, pero creo en el poder de la vida para continuarse.
-Toda la juventud, hoy, es irracionalista. ?Por qu¨¦ cinco anillos verdes?
-Es lo mismo. Son cinco amuletos. Tan sagrados como este crucifijo de la oreja. Claro que cuando me pongo un traje negro y no me va el crucifijo, pues busco otra cosa.
-Vuelvo al Deseo carna. ?Es un canto al sexo directo o una iron¨ªa de todo eso?
-No lo s¨¦. Quiz¨¢ una cosa y otra. Lo que me parece es que est¨¢ ya muy antiguo eso del sexo por el sexo, el acostarse con cualquiera sin complicaciones. Me parece que hay que volver a los sentimientos, a sufrir mucho, a pasarlo fatal; hay que volver a los celos, a las pasiones complicadas, al melodrama. El amor, sin eso, no es nada.
-?Eso es lo que t¨² buscas?
-Pues claro.
-Pero Alaska y Dinarama sois fundamentalmente ir¨®nicos, y ah¨ª est¨¢n, por ejemplo, las letras de Berlanga.
-Yo llevo dentro una gran tr¨¢gica. Me falta escuela, claro, y preparaci¨®n, y todo, pero me gustar¨ªa ser una gran tr¨¢gica, eso est¨¢ muy bien.
-?Te sientes estrella, musa, te sientes expresada?
-Me siento "realizada" -dice, burl¨¢ndose de la expresi¨®n t¨®pica que uno ha evitado-. Pero a m¨ª lo que me gustar¨ªa, de verdad, es ser Zsa Zsa Gabor, enloquecer a los hombres, sacarles muchos millones, y matrimonios, y casarme con ellos, y que me produjeran pel¨ªculas. Eso es lo maravilloso y lo legal, pero no sirvo, no s¨¦ c¨®mo hacerlo. Al final, prefiero trabajar.
-?Vas de Alaska por la vida?
-S¨ª. Y las ni?as se acercan y me dicen: "Yo me disfrac¨¦ de Alaska en la funci¨®n del colegio". Pues qu¨¦ bien. Claro que cuando bajo un momento, de prisa, a comprar el peri¨®dico, por ejemplo, no voy de Alaska, pero tambi¨¦n procuro que no me reconozcan.
-Ese culto wildeano a una personalidad exterior/interior, en los hombres se llama dandismo. ?C¨®mo lo llamar¨ªas t¨²?
-Egocentrismo.
-?Y el egocentrismo no supone, parad¨®jicamente, un desdoblamiento interior?
-No necesariamente. Yo soy Olvido y soy Alaska. Paso sin esfuerzo de una a la otra. Soy contradictoria, pero no me siento desgarrada en dos.
Te quemar¨¢s, amor, te quemar¨¢s, arder¨¢s en esa llama de tu pelo que acude a todos los incendios, rojos, verdes, azules, rosa, te quemar¨¢s, amor, te quemar¨¢s, pero el tiempo ha dado espesor a tu voz, aparte de que uno siempre piensa que se canta con la cabeza, que todo se hace con la cabeza, y a ti la cabeza te funciona, chica. "Ahora lanzamos el disco, hacemos galas: el hacer muchas galas no supone hacer buenas galas, sino todo lo contrario: se empieza por las quince mejores salas de Espa?a y se acaba en los establos. Los conjuntos ingleses, por ejemplo, s¨®lo hacen una gala al a?o. Aqu¨ª hay que hacerlo cada vez mejor; no hay otro futuro que la calidad".
-Como en todo, amor. ?Qui¨¦n es tu p¨²blico?
-No lo s¨¦. Me parece que est¨¢n entre los catorce y los cuarenta. Ni?os que hace diez a?os no sab¨ªan nada de m¨ª, hoy tienen quince y vienen a verme. Y esto, m¨¢s que por el p¨²blico en directo, se sabe por las Ventas de discos. Si hemos pasado de 15.000 a 100.000, es porque hay 85.000 personas nuevas que nos han descubierto. Competencia no hay, porque cada grupo hacemos lo nuestro. Lo que pasa es que los chicos tienen poco dinero y, si compran un disco, no compran otro, aunque tambi¨¦n les guste.
-O sea, que s¨ª hay competencia. ?Te llega alg¨²n efluvio er¨®tico de tu p¨²blico?
-Claro. Hay el ni?o a quien le das un beso fugaz, en una actuaci¨®n, y se siente como muy bien. Igual que me ha pasado a m¨ª cuando iba a besar a un cantante que me gustaba. S¨ª, Paco, tienes raz¨®n, el componente sexual de esta m¨²sica es fuerte.
-?Y t¨², a la inversa, emites sexo hacia tu p¨²blico?
-S¨¦ que hay chicos que me consideran bell¨ªsima y chicos que s¨®lo me ven como una cantante baja y gordita.
-Otros g¨¦neros musicales.
-Me encantar¨ªa hacer revista. No el musical cl¨¢sico, sino revista espa?ola, revist¨®n, eso es maravilloso. Ahora hago menos cine porque siempre me proponen el mismo papel: una Alaska que no es Alaska, pero en el fondo es Alaska. Es decir, que tendr¨ªa que hacer de m¨ª misma, pero falseada, degradada, y no quiero.
-Madrid. T¨² formas parte, Olvido, del nuevo mito de Madrid, la posmodernidad y todo eso.
-Yo no creo mucho en la nueva explosi¨®n de Madrid. Madrid siempre ha sido una ciudad divertida. Europa es fr¨ªa y aburrida. Por lo que me cuentan de los a?os setenta, que yo no conoc¨ª, Madrid, ya entonces, era una ciudad alegre y variada. Estos nuevos mitos madrile?os me parecen el desarrollo de una buena idea (y no digo una idea comercial), pero nada m¨¢s.
Ya era musa de las mocedades a los catorce de su edad. Ahora lleva cola de yegua inmensa y sandalias de franciscano, con calcetines. Hoy tiene 21 y una piel blanca y pura de chica que s¨®lo toma el sol de la luna. Es la imagen m¨¢xima del rock/pop femenino espa?ol.
-?C¨®mo definir¨ªas la m¨²sica que hac¨¦is ahora?
-No la defino, no tiene definici¨®n, hacemos un poco de todo, tomamos de todo el mundo, mutilamos cosas extranjeras, a m¨ª me dec¨ªan que eso no pod¨ªa hacerse, que no era ¨¦tico, ?y por qu¨¦ no? Yo lo hago. Nosotros lo hacemos, asimilamos todo lo que nos sirve y lo que nos gusta. Y luego nos expresamos, como dec¨ªas t¨² antes. Uno de los letristas ha vivido ahora todas esas angustias del sexo y el amor, y por eso ha escrito Deseo carnal.
-Sexo y amor. Perdona esta pregunta de manual, pero ?cu¨¢l es la diferencia?
-Ninguna. El sexo, aunque se ejerza como mero sexo, como juego, acaba comportando las mismas angustias y pasiones que el amor rom¨¢ntico.
Te quemar¨¢s, amor, te quemar¨¢s, arder¨¢s en esa llama de tu pelo que acude a todos los incendios -azules, rojos, verdes, amarillos, rosa-, te quemar¨¢s, amor, te quemar¨¢s. Le reprochamos a la juventud su fugacidad, porque es lo que m¨¢s le envidiamos. Su voz (la mejor voz femenina del rock espa?ol) se ha espesado de biograf¨ªa y ya no se sabe si la ni?a juega a d¨ªsfrazarse de s¨ª misma, como las que la imitan en los colegios, o si la mujer juega todav¨ªa a la ni?a del 78.
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