Barenboim y el genio de Beethoven
Aunque como director de orquesta Daniel Barenboim ha actuado con cierta frecuencia en estos ¨²ltimos a?os, hac¨ªa bastante tiempo que los aficionados barceloneses no ten¨ªan oportunidad de escucharle en su condici¨®n de pianista, faceta: en la que Barenboim, con su innata musicalidad, est¨¢ considerado como uno de los mejores.Sin duda, poder contar con un recital pian¨ªstico de Barenhoim dedicado a Beethoven para inaugurar el ciclo A?o Europeo de la M¨²sica ha sido un ¨¦xito para Iberc¨¤mera, ya que el Palau se llen¨® totalmente, manifest¨¢ndose con ello que la iniciativa ha tenido una buena acogida entre los mel¨®manos barceloneses.
Ciertamente, el concierto que ofreci¨® Daniel Barenboim, ser¨¢ recordado como uno de los actos m¨¢s emotivos, as¨ª como por la vital y bella lectura que este pianista argentino ofreci¨® de la m¨²sica beethoveniana; tambi¨¦n el contenido del programa manifestaba un inteligente criterio al estar compuesto por tres significativas sonatas del genial compositor. As¨ª, la primera parte del concierto estaba integrada por la audici¨®n de las Sonatas 1 y 18, mientras que en la segunda mitad estaba ocupada exclusivamente por la importante Sonata n¨²mero 29.
Recital Beethoven
Pianista: Daniel Barenboim. Palau de la M¨²sica Catalana. Barcelona, 16 de enero.
De alg¨²n modo, pues, ten¨ªamos la ocasi¨®n de seguir a Beethoven desde los inicios de su actividad creadora, claramente influenciada por Mozart y Haydn, admirar la personal asimilaci¨®n y las innovaciones que introduce en los moldes de la sonata cl¨¢sica en la segunda de las obras programadas y emocionarnos con la Sonata op. 106, donde el genio de Beethoven en su plena madurez establece una brillante dial¨¦ctica entre el esp¨ªritu del viejo mundo cl¨¢sico y la naciente energ¨ªa de las nuevas ideas del romanticismo.
Toque preciosista
En verdad Barenboim, con su toque preciocista, su inteligencia anal¨ªtica y su temperamento extrovertido, centr¨® magn¨ªficamente su interpretaci¨®n en el estilo requerido de cada obra, demostrando a lo largo del recital su capacidad para conferir al piano una rica gama de sonoridades, as¨ª como una pulsaci¨®n ¨¢gil y precisa. As¨ª, en la Primera sonata el pianista nos sugestion¨® por el car¨¢cter entusiasta que imprimi¨® a la ejecuci¨®n, estableciendo igualmente un inteligente juego de contrastes.En la Sonata n¨²mero 18 -tan sorprendente en sus rasgos humor¨ªsticos y en parte virtuos¨ªsticos- Barenboim se expres¨® con un estilo que parec¨ªa evocar las vivencias sentimentales y las inquietudes est¨¦ticas del compositor, mientras que en la Sonata n¨²mero 29, p¨¢gina realmente problem¨¢tica, el admirado pianista conmovi¨® al auditorio con un discurso de vigorosa tensi¨®n expresiva.
Realmente, salvo cierta lentitud en el tempo y los ruidosos golpes de pedal, pocos reparos pueden hacerse a la versi¨®n que realiz¨® Barenboim de la obra, ya que la lectura respir¨® el requerido dramatismo, su desarrollo manifest¨® coherencia y la complejidad estructural de la partitura se mostr¨® con precisa claridad.
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