Antonio Asensio

Antonio Asensio, de 36 a?os, era, hasta el pasado 28 de diciembre, el ¨²nico diputado invidente que ejerc¨ªa la pol¨ªtica en un Parlamento espa?ol. Ese d¨ªa present¨® su baja en el Parlamento auton¨®mico de Canarias por motivos de salud, pocos d¨ªas despu¨¦s de abandonar un centro hospitalario en Tenerife, donde convaleci¨® de un derrame cerebral que no le ha dejado, afortunadamente, ninguna secuela. El ex parlamentario socialista no ha desfallecido, a pesar de los infortunios de su vida, y se resiste a que le consideren un ciego.

Las lesiones f¨ªsicas que le ha producido la diabetes que padece no han logrado doblegar a este hombre a prueba de bomba. No era ciego de nacimiento. Perdi¨® la vista durante el curso escolar 1980-1981; en esas fechas impart¨ªa clases en Tinajos, un peque?o pueblo de la isla de Lanzarote.El curso siguiente continu¨® su labor docente con ni?os del quinto nivel en el colegio comarcal de dicha localidad, hasta que se produjo su jubilaci¨®n forzosa por incapacidad total. "Ha sido el peor traspi¨¦s de mi vida, del que todav¨ªa no estoy recuperado", afirma.

Viaj¨® a la isla canaria oriental en 1979 para solazarse, entre su paisaje volc¨¢nico, en compa?¨ªa de la que era a¨²n su reciente esposa, Carmen Arroyo, m¨¦dica ("su enamorada lazarillo", bromea). A los dos d¨ªas de estar en Lanzarote, sus compa?eros del PSOE le provocaban para iniciar un trabajo de base que le permiti¨® acceder en dos legislaturas al Parlamento auton¨®mico, por la isla de Lanzarote.

Para este murciano de Lorqui, una peque?a localidad de 5.000 habitantes, situada en plena huerta y a 16 kil¨®metros de la capital, su juventud no fue tampoco un camino de rosas. Su procedencia de una familia humilde le exig¨ªa trabajar en la f¨¢brica conservera del pueblo en verano, para poder estudiar en invierno. Entre los 14 y los 18 a?os realiz¨® el bachiller y la carrera de magisterio. No satisfecho del todo, simultane¨® su profesorado con los estudios de Periodismo.

Su inseparable esposa le recuerda el tiempo vivido en Lanzarote. "Fueron cinco a?os de una inolvidable luna de miel", dice Asensio, que s¨®lo piensa en recuperarse del derrame cerebral que le postr¨® en cama hasta hace pocas fechas y en recibir el esperado anuncio del d¨ªa en que le trasplantar¨¢n en Barcelona los ri?ones que le liberen de la servidumbre de las tres hemodi¨¢lisis a que ha de someterse cada semana.

La invidencia, aunque resulte parad¨®jico, no es una barrera para este hombre de ojos vivarachos que cada d¨ªa da una lecci¨®n proverbial de amor a la vida. La esperanza le mantiene, la esperanza de retornar alg¨²n d¨ªa a un Parlamento que conoc¨ªa, a ciegas, como su propia casa.

Asensio jugaba un papel destacado en el Parlamento canario como asesor en asuntos sociales del portavoz del Grupo Socialista. Su experiencia en el partido, en el que milita desde 1973, aunque por razones de seguridad personal, recibiera oficialmente el carn¨¦ el mismo d¨ªa que legalizaron al PSOE, es valorada por quienes le conocen.

Unos 20 d¨ªas antes de cesar como parlamentario, Asensio decidi¨® abandonar el hospital para acudir a una importante sesi¨®n parlamentaria, pero se desvaneci¨® a la puerta de su casa. Rehus¨® asistir al pleno de su despedida para ahorrarse una fuerte emoci¨®n. La baja en el Parlamento, el 28 de diciembre pasado, se la aconsejaron los m¨¦dicos para evitarle trastornos psicol¨®gicos.