15 martes

Ahora que se vuelve a hablar de Rudolf Hess, el preso de Spandau, como la ¨²ltima v¨ªctima de la guerra mundial, nosotros hemos tenido en Espa?a la ¨²ltima v¨ªctima del "Spandau" nacional de las oposiciones, y concretamente de las oposiciones a notar¨ªas, esa c¨¢rcel con barrotes de prosa alguacil, romana, imperial y napole¨®nica, esa celda/cuarto de estudio donde muchos espa?oles han perdido su juventud. Don Fernando de Castro Fern¨¢ndez, ya saben, de 29 a?os, se ha matado esta semana, de un disparo en la boca, despu¨¦s de atentar criminalmente contra el Tribunal, produciendo alg¨²n herido. El sistema de oposiciones ha sido llamado "la otra fiesta nacional", y en la fiesta es frecuente que el toro careto empitone al espada o a un pe¨®n. El toro tambi¨¦n sale a examinarse, pero a examinarse del reglamento taurino, que ¨¦l suele ignorar en la misma medida que los opositores ignoran el Derecho napole¨®nico. Quien se conoce bien los textos es el tribunal examinador y la cuadrilla que hace el pase¨ªllo. De modo que en ambos casos, que vienen a ser casi el mismo en el costumbrismo/casticismo iberico, podemos hablar de "desigual combate" sin incurrir en t¨®pico, por una vez. Nuestro sistema de grandes oposiciones no supone sino un culto a la memoria acr¨ªtica, mec¨¢nica, y hab¨ªa llegado la hora de renovarlo. La reforma introducida por el malogrado opositor se?or Fernando de Castro (tercera y ¨²ltima, convocatoria) puede meterle cierta marcha al tedioso ritual de las bolitas y los temas Desde ahora, que los aspirantes a notarios, y a otras cosas as¨ª de importantes, se examinen a tiros Con el tribunal, asimismo, arma do hasta las cl¨¢usulas. En pocas palabras, que se transformen los let¨¢rgicos ejercicios en duelos a primera sangre. Los ni?os se suicidan por no sacar los deberes y los adultos por no sacar las oposiciones. Nuestro sistema educacional falla por los dos extremos. El se?or Castro Fern¨¢ndez ha conseguido, a su manera y a t¨ªtulo p¨®stumo, ser el n¨²mero uno de su promoci¨®n. Con toda mi con dolencia.

Clar¨ªn y La Regenta, a los 100 a?os de la novela, pieza maestra del naturalismo espa?ol. Un libro forjado por Jaime Salinas, desde su Direcci¨®n General, en colaboraci¨®n con la Caja de Ahorros de Asturias. Un gran libro sobre un gran libro.

Tamayo, que ya import¨®, en los 50, la gran comedia de Arthur Miller, Muerte de un viajante, repone ahora la funci¨®n con L¨®pez V¨¢zquez. Se trata, en Miller, de un curioso teatro norteamericano de influencia inversa, es decir, inspirado por el cine, con una t¨¦cnica de acciones casi simult¨¢nea, como planos sucesivos, que hubiera encantado a Lope. Miller (era la ¨¦poca de lo social) hac¨ªa -ay- teatro social. Denunciaba el acoso del antih¨¦roe quijano de clase media por los rascacielos/molinos del capitalismo. Luego, el capitalismo USA le ha ganado por la mano a Miller: ha construido chalets adosados para todos y los rascacielos se han recluido, como los pieles-rojas, en su reserva, Manhattan, nombre pielroja, como es sabido. Lo que queda hoy de esta comedia, pues, es la prematura denuncia de la puritana familia yanqui, convenientemente putrefaccionada por dentro, como todas las familias, excepto la de don Gonzalo de Borb¨®n/Mercedes Licer. Hoy, en USA, la familia ya casi no existe (ver nuevamente Updike), pero en los 50, plena postguerra mundial, era el modelo neopuritano con piso/piloto en Boston. Es el tipo de familia chico/chica sanos, padres abnegados, que Reagan, como un caudillo, quiere reconstruir para su patria, que es el mundo. Buen momento, s¨ª, para que L¨®pez Rubio (adaptador) nos recuerde lo de Simenon: "Toda familia esconde un cad¨¢ver en el armario".