No cambies, Felipe
De nuevo vuelve a especular la Prensa sobre la posibilidad de que el jefe de Gobierno vaya a plantear una minicrisis ministerial e, insensatamente, incluso se sugieren nombres de ministros inmolados. El periodista es el ¨²nico animal que tropieza dos veces con una misma noticia. La historia del Gobierno Gonz¨¢lez nos ha demostrado que cualquier informaci¨®n period¨ªstica sobre presuntos cambios m¨¢s que anunciarlos los detiene, porque el jefe de Gobierno es muy suyo y no quiere que la Prensa le pise las noticias que ¨¦l mismo genera.Por si hab¨ªa alguna duda sobre el proceso l¨®gico interior de Felipe Gonz¨¢lez, ah¨ª queda para la historia el reciente congreso del PSOE, en el que el jefe de Gobierno se convirti¨® en la base, el mando intermedio y la c¨²spide del poder, sin otra ayuda apreciable que los genitales del se?or Rodr¨ªguez de la Borbolla, atributos de valor que, por desconocerlos, he de considerar sin otro aval que la enjundia demostrada por su propietario en el momento de ponerlos sobre la mesa del congreso. El jefe de Gobierno tiene especial empe?o en demostrar que gobierna por encima de toda clase de acosos, incluso el de la opini¨®n p¨²blica y como la Prensa siga insistiendo en probables cambios ministeriales, este Gobierno va a durar no s¨®lo hasta las pr¨®ximas elecciones, sino incluso hasta los actos conmemorativos del descubrin-fiento de los espa?oles por parte de los ind¨ªgenas americanos.
Si alguien se siente molesto o no identificado con cualquiera de los ministros en ejercicio, en vez de sugerir que vayan a o deban ser cambiados, ha de proponer todo lo contrario, incluso, si es preciso, con una cierta violencia en el tono de la escritura. No cambies a Serra, Felipe o Ni se te ocurra cesar a Solchaga o Nunca tendr¨¢s un ministro como Almunia, Felipe. Tal vez as¨ª se produzca la minicrisis, aunque lo dudo, porque lo que nunca dir¨¢n las en cuestas sobre desgastes ministeriales es que por muy desgastado que est¨¦ el cr¨¦dito de un ministro, nunca lo estar¨¢ tanto como el cr¨¦dito que al p¨²blico le merece su cambio por otro. Se vive en la inc¨®moda sensaci¨®n generalizada de que 1985 tampoco ser¨¢ nuestro a?o.
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