El acierto de Espinosa

Uno de los aciertos del Primer Festival de Canarias ha sido el de incluir en la programaci¨®n un n¨²mero significativo de artistas del pa¨ªs, como son el violonchelista Rafael Ramos, la mezzosoprano Ifigenia S¨¢nchez y el pianista Pedro Espinosa. Desde hace muchos a?os la carrera de Espinosa, nacido en Galdar, ha merecido la atenci¨®n de los principales centros europeos, muy especialmente los m¨¢s interesados por la m¨²sica de nuestro tiempo.Espinosa posee un repertorio en el que cuenta lo m¨¢s importante de Messiaen, la obra pian¨ªstica completa de la Escuela de Viena, la de Stockhausen y Boulez, as¨ª como la de principal¨ªsimos autores espa?oles de los que ha sido muchas veces estrenista y siempre constante divulgador.

Premiado en Darmstadt o en Par¨ªs como int¨¦rprete de Mauricio Ravel, en los ¨²ltimos tiempos Pedro Espinosa ha asumido muy profundamente la obra completa de Federico Mompou y la del padre Jos¨¦ Antonio Donosti. En suma, estamos ante un artista que conecta perfectamente con la tradici¨®n de un Ricardo Vi?es.

En Espinosa debe considerarse, como punto de partida, toda una ¨¦tica art¨ªstica: la formada por sus ideas y supuestos, fielmente servidos, sobre lo que ha de ser la m¨¢s trascendente funci¨®n del int¨¦rprete. Para ¨¦l, todo puede convertirse en mera vanidad si no se subordina a fines altamente importantes.

Es curioso constatar que, con todo y ser uno de los m¨¢s altos valores musicales de Canarias, Pedro Espinosa no daba un recital en Las Palmas desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo, aunque hubiera actuado alguna vez con orquesta. Dada la personalidad de Espinosa, la decisi¨®n del festival al tomarlo no s¨®lo en cuenta, sino situ¨¢ndolo -como debe ser- en el cuadro de los grandes int¨¦rpretes internacionales, ha debido suponer gran satisfacci¨®n y, al mismo tiempo, gran compromiso y vibraci¨®n emocional.

Espinosa part¨ªa para su programa de dos principios: la presencia en Canarias de Camile Saint-Sa?ns, en donde trabaj¨® largamente y a la que dedic¨® algunas obras, y la constante vinculaci¨®n espiritual con un artista como el aludido Ricardo Vi?es. De la sola invocaci¨®n de su nombre surgen inmediatamente los nombres de Mauricio Ravel y Claudio Debussy y, m¨¢s precisamente, algunas p¨¢ginas determinadas de ambos autores.

La tonalidad francesa se impon¨ªa para el programa. Y antes de los modernos puso Pedro Espinosa, a modo de antecedente cl¨¢sico inmediato, dos grandes piezas de C¨¦sar Frank y Gabriel Faure: Preludio, aria y final y Tema con variaciones, opus 72.

Pedro Espinosa es, por encima de todo, un artista de esp¨ªritu sensible, como lo demuestran sus versiones, tan disecadas por otros pianistas, de Erik Satie. El ¨¦xito del pianista grancanario fue muy grande y ante los aplausos se vio obligado a ofrecer al p¨²blico algunas obras fuera de programa. No es, ni mucho menos, la actuaci¨®n de Pedro Espinosa cap¨ªtulo de compromiso en el Primer Festival de Canarias, sino, m¨¢s bien, una de sus sesiones m¨¢s interesantes y profundas.