La clausura como prisi¨®n
EL CARDENAL Casaroli ha comunicado a todas las carmelitas descalzas del mundo que el Papa ha decidido reservarse la redacci¨®n de las nuevas constituciones de la orden. Los obispos de quienes dependen directamente los monasterios fundados en cada di¨®cesis no han sido consultados. Desde el punto de vista del funcionamiento interno de la Iglesia cat¨®lica, la decisi¨®n papal constituye un desaire al general de los carmelitas descalzos y a la misma Congregaci¨®n Vaticana de Religiosos.?stos, durante el pontificado de Pablo VI, recogieron la opini¨®n de todos los carmelos y sometieron a la aprobaci¨®n del papa Montini unas declaraciones que segu¨ªan las normas conciliares y se promulgaron con car¨¢cter de ley en 1977. El 80% de las carmelitas acogieron dicha norma, que estimaban reflejaba el esp¨ªritu de Teresa de Jes¨²s, adaptado a los nuevos tiempos. Se introdujo as¨ª cierta flexibilidad en las medidas de clausura (llaves, rejas, velos y salidas del monasterio), m¨¢s parecidas al Ir¨¢n de Jomeini que otra cosa. S¨®lo un 20% de los monasterios conocidos por la Asociaci¨®n de Santa Teresa, iniciativa de la monja espa?ola madre Maravillas, se mostr¨® reacio a dicha reforma conciliar y reafirm¨® su posici¨®n contrarreformista. La reciente carta del cardenal Casaroli ha suscitado la protesta mayoritaria de las monjas, que guardan el temor fundado de que el Papa quiera ahora dar raz¨®n a las contrarreformistas en la cuesti¨®n de la barrera de la clausura.
Las rejas, los muros, los tornos misteriosos de porter¨ªas y sacrist¨ªas, la prevenci¨®n contra te¨®logos y confesores, as¨ª como el recorte de competencias al obispo diocesano, devuelven la familia teresiana a aquella Iglesia del siglo XVI, en la que la santa andariega vivi¨® tambi¨¦n las dificultades de la reforma tridentina y lanz¨® aquel amargo reproche contra los representantes papales: "?No hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa!". El Vaticano demuestra as¨ª su decisi¨®n de caminar por las sendas del reaccionarismo teol¨®gico, base del pol¨ªtico.
La batalla de las carmelitas contra el Vaticano reinventa as¨ª la de su fundadora. Fue precisamente la interpretaci¨®n de la clausura una de las principales dificultades de sometimiento de Teresa de Jes¨²s a la obediencia de los nuncios papales en Madrid, Ormaneto y Saga. Este ¨²ltimo la tuvo por "f¨¦mina inquieta, andariega, desobediente y contumaz, que a t¨ªtulo de devoci¨®n inventaba malas doctrinas, andando fuera de clausura, contra el orden del concilio tridentino y prelados, ense?ando como maestra contra lo que san Pablo ense?¨®, mandando que las mujeres no ense?asen".
Para la santa, las rejas y los muros son la pobreza. "De ¨¦stos y de humildad quer¨ªa cercar los monasterios; y a buen seguro, si se guarda de verdad, que est¨¦ la honestidad y todo lo dem¨¢s fortalecido mucho mejor que con suntuosos edificios" (Camino, 2,8). En Valladolid traslada el monasterio al centro urbano: "A religiosas importa mucho esto: mientras m¨¢s santas, m¨¢s conversables con sus hermanas" (Camino, 41,7). "Mi opini¨®n ha sido siempre y ser¨¢ que cualquier cristiano procure tratar con quien las tenga (buenas letras), si puede, y cuantas m¨¢s mejor; y las que vayan por camino de oraci¨®n tienen de esto mayor necesidad" (Vida, 13,17).
Desde la infancia, Teresa asiste de cerca al cruce de corrientes y caminos religiosos: moros (?frica), infieles (Am¨¦rica), herejes (Europa) y jud¨ªos. Vive los conflictos internos de la Iglesia de su tiempo. Sus conventos son oasis dentro de la ciudad y no la soledad del desierto. "Procurad ser afables y entender de manera con todas las personas que os traten, que amen vuestra conversaci¨®n y deseen vuestra manera de vivir" (Camino 41,7). No hab¨ªa para ella peor clausura que la ignorancia y la incomunicaci¨®n. El autoritarismo, el secretismo, los informes no verdaderos que llegaban al Papa, fueron la cruz de su obediencia.
En las estancias lujosas de la Secretar¨ªa de Estado tapizadas de secreto y nimiedad protocolaria dif¨ªcilmente puede percibirse la libertad de esp¨ªritu y la tradici¨®n del Carmelo. El movimiento de esa minor¨ªa de monasterios, agrupados por las seguidoras de la madre Maravillas, antigua priora del convento de Aldehuela (Madrid), reverdece el at¨¢vico oscurantismo contrarreformista espa?ol que ahora amenaza con revestirse de disciplina y rigor vaticanista.
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