La droga de la sospecha
Cuando se trata sin hipocres¨ªa el llamado problema de la droga -que no es otro que el problema de que determinadas drogas est¨¦n prohibidas- es instructivo observar que tras las reacciones de esc¨¢ndalo, anatema, sospecha, etc¨¦tera, nunca hay nada m¨¢s, es decir, a nadie se le ocurre ning¨²n argumento compatible con una sociedad laica y democr¨¢ticamente libre por el que las personas deban ser protegidas contra su voluntad de los riesgos que comportan las opciones preferidas por su gusto. Dos cartas recientes a esta secci¨®n refuerzan mi convicci¨®n de que no existen ni razonamientos v¨¢lidos y compatibles con la sociedad de libertades a favor de la prohibici¨®n de ciertas drogas ni razonamientos que refuten la evidencia de que es precisamente tal prohibici¨®n la que genera el tr¨¢fico, la adulteraci¨®n, la mayor¨ªa de las muertes por sobredosis, la delincuencia de quienes no pueden obtener por otro medio el dinero para pagar los precios del mercado negro, etc¨¦tera.Una amable comunicante me se?ala que el Estado no puede permitir las drogas, "lo mismo que no puede permitir que alguien trabaje sin seguridad social", mezclando una reivindicaci¨®n obrera por la que se ha luchado durante a?os con un decreto contra el que est¨¢n quienes lo padecen. No es lo mismo satisfacer una demanda que imponer una coacci¨®n. Si la droga se despenalizase, prosigue mi interlocutora, su atractivo no desaparecer¨ªa, pues las multinacionales se encargar¨ªan de alentarlo por medio de la publicidad, etc¨¦tera. Mire usted, una cosa son las multinacionales y otra cosa que haya drogas il¨ªcitas. Si las multinacionales nos parecen manipuladoras y sin otra mira que aumentar su provecho, prohibamos la Coca-Cola y los ordenadores, los autom¨®viles, los cigarrillos y los dent¨ªfricos. No entiendo por qu¨¦ el asalto final contra el capitalismo tiene que comenzar por la hero¨ªna... Por otro lado, las multinacionales se enriquecen sin entra?as, ciertamente, lo cual est¨¢ muy feo; pero en el caso concreto que nos ocupa, ?no acabar¨ªan al menos con la adulteraci¨®n, la sobredosis y los precios delirantes que empujan a la delincuencia? ?Preferimos no facil¨ªtar las cosas a las multinacionales, aun a costa de quienes mueren por droga adulterada o abatidos a tiros en los asaltos?
Pero lo m¨¢s divertido de todo es el grito de alarma del se?or Hern¨¢n Rodr¨ªguez, que desde Suiza escribe para se?alar que el "ham-
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pa internacional" tiene sus ojos puestos en el mercado negro espa?ol, y que, por tanto, mis art¨ªculos, e incluso el peri¨®dico que los acoge, pueden resultar Ieg¨ªtimamente sospechosos". Cada cual es muy libre de sospechar lo que le peta, tarea siempre m¨¢s sencilla e imaginativamente estimulante que la frecuentemente aburrida reflexi¨®n. Ahora bien, sospecha por sospecha: puesto que, obviamente, lo que conviene al hampa internacional para conservar sus negocios es que la prohibici¨®n contin¨²e, incluso que se intensifique, pues ello significa propaganda luciferina para el producto y facilita la subida de precios, ?qu¨¦ pensar de los adalides prohibicionistas? ?No ser¨¢n parte del departamento de imagen p¨²blica y c¨¢lculo de mercado de la Mafia?- Fernando Savater.
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