Esperanzas frustradas
En la Conferencia de Yalta hubo, adem¨¢s de la ya hundida Alemania nazi, otros grandes perdedores. Los pa¨ªses del Este europeo, que durante a?os sufrieron la ocupaci¨®n alemana o Gobiernos filofascistas, vieron c¨®mo, en las postrimer¨ªas de la pesadilla nacionalsocialista, los intereses de las grandes potencias vencedoras daban al traste con sus esperanzas en un futuro de naciones independientes, democr¨¢ticas y soberanas.Stalin consigui¨® en Crimea el control total de Ruman¨ªa y Bulgaria, a cambio de dejar Grecia en manos brit¨¢nicas, e impuso sus exigencias territoriales en detrimento de todas las naciones europeas fronterizas con la URSS. Apenas dos semanas despu¨¦s de la reuni¨®n de Yalta, el Ej¨¦rcito Rojo entraba en Bucarest e impon¨ªa al rey Miguel de Ruman¨ªa un Gobierno comunista. Antes ya hab¨ªa comenzado la purga de dirigentes no comunistas en Bulgaria.
En Yalta, como cinco meses m¨¢s tarde en Postdam,Stalin asegur¨® a sus aliados occidentales que no buscaba una sovietizaci¨®n de los pa¨ªses de Centroeuropa y los Balcanes.
Checoslovaquia pudo haber sido tomada por el Ej¨¦rcito norteamericano cuando las fuerzas sovi¨¦ticas se encontraban a¨²n lejos, lo que pod¨ªa haber modificado decisivamente el rumbo pol¨ªtico del ¨²nico pa¨ªs con tradici¨®n democr¨¢tica de la regi¨®n. Pero suspendieron su avance en la frontera occidental y dejaron Praga a merced del Ej¨¦rcito Rojo. Hungr¨ªa corri¨® la misma suerte de sus vecinos.
En Rumania hab¨ªa menos de 1.000 comunistas cuando el Ej¨¦rcito Rojo entr¨® en su territorio; en Polonia, un n¨²cleo m¨ªnimo de militantes, lanzados en paraca¨ªdas el a?o anterior, fueron el embri¨®n del nuevo partido, y despu¨¦s, del comit¨¦ de Lublin y del Gobierno provisional impuesto por Stalin.
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