La clase media, perjudicada
Todas las categor¨ªas de ciudadanos sufrir¨¢n los recortes presupuestarios, pero, sobre todo, la enorme clase media, principal responsable de la reelecci¨®n de Ronald Reagan por un margen hist¨®rico.En su primera Administraci¨®n, los presupuestos obligaron a un sacrificio mayor a los m¨¢s despose¨ªdos de la sociedad; pero esta vez el presidente norteamericano ha decidido que los m¨¢s pobres est¨¢n ya bajo m¨ªnimos y los programas que los protegen, que a¨²n est¨¢n en pie, no admiten ser m¨¢s exprimidos.
Los principales ahorros del presupuesto para 1986 se realizan en agricultura, con una reducci¨®n presupuestaria de un 14,6%; los programas energ¨¦ticos se recortan en 3.200 millones de d¨®lares; se reducen las subvenciones a los transportes p¨²blicos, sobre todo al tren, en 2. 100 millones de d¨®lares; se recortan los programas de comida y nutrici¨®n y de ayuda a la infancia; se reducen las subvenciones a correos; los funcionarios federales cobrar¨¢n un 5% menos que en 1985; los veteranos de guerra y los jubilados del Gobierno tambi¨¦n ven reducidas sus ayudas; el gasto de educaci¨®n es recortado en un 2,9%, de 17.400 millones a 16.900 millones de d¨®lares.
La verdadera batalla comienza ahora en el Congreso, pero Ronald Reagan conf¨ªa en ganarla, aunque en el camino deba ceder algo, posiblemente aceptar una reducci¨®n en el nivel del gasto de defensa que har¨ªa digeribles la mayor¨ªa de los recortes en programas civiles que propone el presupuesto.
El presidente norteamericano ha dejado muy claro que su "revoluci¨®n conservadora" pasa por no aumentar los impuestos y por mantener un gasto militar muy elevado para reforzar la posici¨®n norteamericana en el mundo. Con estos condicionamientos s¨®lo cabe recortar el gasto civil para reducir el d¨¦ficit.
Acudir al pueblo
El Congreso, donde casi nadie est¨¢ dispuesto a defender la necesidad de aumentar los impuestos ni tampoco a reducir sustancialmente el rearme, admite a rega?adientes este presupuesto, pero no tiene tampoco muchas alternativas que ofrecer.
Si las cosas se tuercen en la futura batalla legislativa, Reagan ya ha amenazado con acudir al pueblo, la fuente de su poder, y explicarle que es el Congreso el que se niega a aceptar la realidad y el responsable de que el Estado gaste m¨¢s de lo que ingresa. "El presidente", ha dicho Ronald Reagan, "no puede gastar dinero. La Constituci¨®n no le concede el derecho de gastar un centavo. Esta es una prerrogativa que est¨¢ en el Capitolio".
El presupuesto enviado ayer por Ronald Reagan al Congreso corresponde al ejercicio fiscal de 1986.
En l¨ªneas generales, en los datos presentados se congelan en ¨¦l a los niveles actuales -o contiene recortes dr¨¢sticos- todos los programas civiles. Por el contrario, el proyecto de presupuesto s¨®lo contenta por ahora a los militares del Pent¨¢gono, que dispondr¨¢n de un 13% mas para gastos que en el pasado ejercicio.
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