Bendici¨®n
Si eres pobre, est¨¢s salvado. Para tener el cielo asegurado no hay mejor garant¨ªa que vivir en la miseria rodeado de moscas, permanecer sentado en un cubo de basura y guardar silencio mientras dura el tr¨¢nsito ef¨ªmero del hombre sobre la tierra. Total, nada. Son cuatro d¨ªas que se pasan volando. Si yo gozara de fe ciega en la patria celestial, no lo dudar¨ªa un segundo. Me gustar¨ªa ser et¨ªope hambriento, indio peruano analfabeto o minero en el altiplano de Bolivia. Tendr¨ªa muchos hijos de barriga hinchada, una mujer llena de p¨²stulas, una chabola de lata y alguna vez el papa Wojtyla vendr¨ªa desde Roma a darme el consuelo de su bendici¨®n. Ese ser¨ªa un d¨ªa feliz. Me lavar¨ªa la cara, adornar¨ªa a los m¨ªos con plumas y rebozos de vivos de colores y acudir¨ªa en reata por los vericuetos de la selva a la explanada de la concentraci¨®n eclesi¨¢stica mascando una hoja de coca. Probablemente la carga magn¨¦tica de la multitud, el fastuoso despliegue de obispos con equipajes refulgentes, los c¨¢nticos emitidos bajo la pasta solar me har¨ªan olvidar por un momento la desgracia de mi destino inmediato, la injusticia, la violencia que se ejerce conmigo.Con un poco de suerte incluso podr¨ªa divisar al papa Wojtyla sonriendo con ternura dentro de la pecera antibala, oir¨ªa sus dulces palabras de amonestaci¨®n a los poderosos, el mensaje de esperanza pronunciado en lo lato de un lejano catafalco. Albricias. Soy pobre, luego estoy salvado. ?Por qu¨¦ habr¨¦ merecido yo semejante chollo?
Despu¨¦s de la ceremonia sacramental en el estadio el Papa regresar¨ªa al Vaticano con el coraz¨®n henchido de gozo por el ¨¦xito de p¨²blico y yo igualmente macerado por una piedad instant¨¢nea volver¨ªa a sentarme frente a la choza en un cubo de basura, que para m¨ª ser¨ªa el trono verdadero a la espera del santo advenimiento en forma de leche en polvo. No tendr¨ªa que hacer nada, sino aceptar la gracia mediante la impasibilidad. As¨ª como me ven, con estos harapos, yo entrar¨ªa el primero en el reino de Dios. Mas para eso existe una condici¨®n indispensable. Aparte de ser totalmente pobre deber¨ªa callar y dejar a un lado el mosquet¨®n.
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