Empresarios y religiosos apoyan el cambio en Filipinas
La incidencia de la situaci¨®n pol¨ªtica en la econom¨ªa filipina determina una crisis de confianza en la inversi¨®n, suspensiones de pagos casi en cadena, dificultades para renegociar la deuda exterior, incremento de precios y, en definitiva, unas perspectivas sombr¨ªas para el nivel de vida de los filipinos. Los empresarios han empezado a publicar manirlestos contra la pol¨ªtica econ¨®mica del equipo del presidente Ferdinand Marcos. A la protesta se ha sumado otro de los pilares capitales de la viola filipina: la Iglesia cat¨®lica, encabezada por el cr¨ªtico cardenal Sin, que pide un cambio en la direcci¨®n filipina.
La crisis econ¨®mica, acentuada en gran parte por las inc¨®gnitas que presenta la sucesi¨®n del presidente Marcos, ha congelado pr¨¢cticamente la inversi¨®n extranjera.Si el plan de estabilizaci¨®n de la econom¨ªa filipina sale adelante (lo que equivaldr¨¢ a reformas en monopolios y mayor control de la empresa p¨²blica), los filipinos tendr¨¢n un crecimiento muy lento en los pr¨®ximos 10 a?os, del orden del 2% anual, en un pa¨ªs donde el crecimiento demogr¨¢fico es ya del 2,5% anual, seg¨²n proyecciones del Banco Mundial. En definitiva, el proceso de cambio pol¨ªtico para una era pos-Marcos coincide para los filipinos con un obligado plan de estabilizaci¨®n duro.
Seg¨²n un estudio del Banco Mundial, los filipinos tardar¨¢n 12 a?os, hasta 1993, en recuperar un nivel de vida igual al que ten¨ªan en 1983, que era de 550 d¨®lares (unas 95.000 pesetas) de renta per c¨¢pita. La crisis abierta con el asesinato del l¨ªder pol¨ªtico Benigno Aquino, en agosto de 1983, por parte de un compl¨® militar actualmente ante los tribunales, y las inc¨®gnitas sobre la sucesi¨®n del presidente Ferdinand Marcos, en precarias condiciones de salud, han originado una espectacular fuga de capitales.
Medios bancarios han informado que las reservas pasaron de unos 2.300 millones de d¨®lares (unos 409.000 millones de pesetas) a unos 500 millones de d¨®lares (8.900 millones de pesetas) en los tres meses que siguieron al asesinato del m¨¢s firme opositor de Marcos.
En octubre de 1983, Filipinas tuvo que declararse t¨¦cnicamente en bancarrota, al no poder hacer frente al pago de los intereses de su considerable deuda exterior, finalmente cifrada en unos 25.000 millones de d¨®lares (cerca de cuatro billones y medio de pe setas), tras una serie de pol¨¦micas entre el Banco Central filipino y las instituciones monetarias internacionales, ante las dificultades para que cuadrasen las estad¨ªsticas.
Con la llegada de las elecciones a la Asamblea Nacional, en mayo de 1984, el Gobierno filipino puso en marcha unos programas econ¨®micos, con enorme profusi¨®n de dinero y con escaso control de la masa monetaria, lo que acab¨® relanzando la inflaci¨®n, que lleg¨® hasta el 60% (baj¨® posteriormente al 50%) en diciembre de 1984.
C¨¦sar Virata, primer ministro y ministro de Finanzas, inici¨® hace unas semanas una gira por Europa y Estados Unidos, donde logr¨® compromisos para la renegociaci¨®n de la deuda con la banca privada, que hay que sumar a la firma de nuevos acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) alcanzados a finales de 1984.
Sin embargo, la concesi¨®n de nuevos cr¨¦ditos, destinados a poder hacer frente al pago de los intereses, implica una serie de medidas estabilizadoras que son impopulares y se suman a la tensi¨®n pol¨ªtica reinante en el archipi¨¦lago filipino. En este momento de apret¨®n del cintur¨®n, las reivindicaciones y huelgas sectoriales son frecuentes.
Los campesinos protestan por el aumento del precio de los abonos, los maestros han estado en huelga estas ¨²ltimas semanas, y los conductores de los taxis colectivos protestan porque se les han reducido las tarifas en el ¨¢rea de Manila.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.