Las leyes
Tenemos una gente de leyes en este pa¨ªs sumamente curiosa, y si insisto en situarla en este pa¨ªs es porque en el extranjero, de gendarme para arriba, el mundo de la ley me es totalmente desconocido. A ra¨ªz del espectacular destape del esc¨¢ndalo de la fuga de capitales, han abundado los juristas y economistas que han culpado a la estrechez de la ley de toda la responsabilidad en la operaci¨®n de evadir capitales. Es probable que la ley sea estrecha para que cualquier espa?ol pueda comprarse un cant¨®n suizo o una isla griega a la luz del d¨ªa, pero la estrechez de la ley en materia de evasi¨®n de dinero negro y de sistem¨¢ticos intentos de descapitalizar la democracia espa?ola me parece una de las pocas estrecheces loables que quedan en Espa?a.Tal vez en la respuesta de algunos eminentes profesionales haya pesado la largada sombra sonora de aquel salvaje refr¨¢n: "Cuando veas las barbas de tu vecino pelar, ponlas tuyas a remojar", o simplemente se les ha relajado el esf¨ªnter del corporativismo y han puesto perdidas las ondas hertzianas y las primeras p¨¢ginas de falsa conciencia sobre la cuesti¨®n. M¨¢s l¨®gico ser¨ªa que se estudiaran todas las necesidades reales de exportaci¨®n de capital, desde las inversiones en el extranjero hasta la compra de cantones e islas y que se abriera un nuevo cap¨ªtulo sobre la Evasi¨®n social de divisas para la supervivencia.
Las derechas evaden cuando avanzan las izquierdas, luego dan un golpe y si se sienten seguras repatrian el capital. En cambio, a las izquierdas, los golpes de Estado las pillan sin un duro, e hist¨®ricamente han tenido que elegir entre el pared¨®n o el exilio a la sombra de todos los guardianes senegaleses de este mundo.
Una Evasi¨®n social de divisas para supervivientes a cargo de la Seguridad Social permitir¨ªa que cuando los evasores tradicionales den el golpe y vengan a por nosotros, podamos cruzar la frontera y gozar en Suiza o donde sea de una digna jubilaci¨®n hist¨®rica y geogr¨¢fica. No quisiera contribuir con esta idea a la progresiva ruina de la Seguridad Social. Esta partida podr¨ªamos pagarla a medias las v¨ªctimas y los verdugos. As¨ª nosotros salvamos la piel y ellos salvan la cara.
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