El buitre de Leonardo y el 'Ict¨ªneo'
Como el fil¨®sofo-te¨®logo Malebranche, de la orden del Oratorio (1638-1715), buscaba, encontr¨® momentos de eternidad: "Si hueles un perfume de rosas y despu¨¦s perfume de violetas y entre los dos se huele un perfume completamente desconocido durante un instante, entre el pasado y el futuro, este olor nuevo da la sensaci¨®n de un instante imitado de eternidad".Oh! Malebranche, Oh! Salvador Dal¨ª, Oh! Monturiol, como Garc¨ªa Lorca dec¨ªa de m¨ª: "Oh Salvador Dal¨ª, de voz aceitunada, no elogio tu imperfecto pincel adolescente ni tu color que ronda la color de tu tiempo, pero alabo tus ansias de eterno limitado". Oh! Monturiol de voz amargada, t¨² tambi¨¦n conociste, a pesar de todo, un momento eterno limitado.
Es tambi¨¦n el momento de ver surgir otra vez el sumergible a flor de agua y, m¨¢s at¨®nito a¨²n, de ver que se queda un instante inmovil en suspensi¨®n entre el agua y el cielo y mucho m¨¢s cuando, en vez de volver a sumergirse, contin¨²a elev¨¢ndose hacia el cielo y m¨¢s all¨¢ descubriendo por un ruido de alas por encima la cabeza de todos, un helic¨®ptero que lo sube a los cielos y m¨¢s all¨¢ hasta llegar a la mente de Leonardo el cual, por horror al incesto, se arranca los ojos con las u?as que tienen ya la rotaci¨®n horrible del autogiro.
Se arranca los ojos como Edipo Rey, las mejillas sangrando, ciego. Deja crecer las cejas para cubrir el horror de los dos horribles agujeros vac¨ªos que no tienen que volver a ver jam¨¢s. Y no conocer¨¢ nada m¨¢s que esencias., perfumes.
El helic¨®ptero es el buitre descubierto por Freud. Tiene alas, tiene cola. Como el buitre que penetr¨® por la ventana y cuya cola Leonardo sinti¨® en su boca: "Parezco predestinado a ocuparme muy particularmente del buite, puesto que uno de mis primeros recuerdos de infancia es el de ?que, estando todav¨ªa en la cuna, un buitre vino hacia m¨ª, me abri¨® la boca y con su cola me golpe¨® varias veces los labios".
La cola de su madre era el sexo masculino de una diosa, la que los egipcios representaban con la ca beza del buitre, senos de mujer y sexo de hombre para fecundar los ojos ciegos del destino.
En el sue?o la imagen se condensa y se desdobla constantemente, como una imagen hipnag¨®gica. Santa Ana y la Virgen en un s¨®lo cuerpo y dos cabezas de la misma edad turbadora. Buitre bic¨¦falo, buitre sangu¨ªneo, buitre espantoso, buitre ciego. Prometeo.
Gala! Ict¨ªneo! Sumergible suspendido un momento entre el cielo y el mar, abismos del cielo y m¨¢s all¨¢. Edipo Rey! Incesto! Santa Ana y la Virgen en una sola figura! Freud! Buitre! La madre diosa buitre en Egipto! La cola del buitre en la boca! Vivir de perfumes y esencias! Inventarlo todo en la oscuridad! Teolog¨ªa. Malebranche! Vivimos a¨ªn de t¨ª! O todo o nada. At¨®nitos, perplejos, nuestras ansias de eteimo limitado. Federico Garc¨ªa Lorca, vivimos a¨²n de t¨ª!.
Ay! Qu¨¦ horror el destino de Edipo,
Ay! que horror el destino de Monturiol
Yo vivo por la eternidad de Gala
Ay. que me mu, que me muero, Gala. San Juan de la Cruz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.