M¨¢s verdades sobre el cobro de los servicios bancarios
La autora replica en este art¨ªculo al que recientemente escribi¨® en estas mismas p¨¢ginas Rafael Termes, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca, en el que defend¨ªa la racionalidad del cobro de los servicios por parte de las entidades financieras. La autora de este trabajo rechaza esa tesis y se?ala la falta de consistencia de los argumentos bancarios para introducir el cobro de esos servicios.
Organizaciones de consumidores numerosos clientes bancarios y la Federaci¨®n Estatal de Banca y Ahorro de Comisiones Obreras (CC OO) protestan por el anunciado cobro de servicios bancarios y de los simples movimientos de las cuentas corrientes, y don Rafael Termes, presidente de la patronal de banca privada (AEB), escribe en este mismo peri¨®dico, el 12 de enero de 1985, que no se explica tanto revuelo.La explicaci¨®n que nos ofrece es poco imaginativa, ya que todas las protestas est¨¢n orquestadas por agitadores profesionales en unos casos, la ignorancia en otros y la competencia insolidaria de las cajas de ahorro por no secundar estas medidas. Todos juntos son calificados de enemigos tradicionales de la banca privada.
Pocos a?os atr¨¢s, don Rafael hubiera sustituido lo de banca privada por "los intereses de Espa?a" y con ello habr¨ªa hecho irrefutable "la verdad sobre el cobro de los servicios bancarios", como titulaba su citada tribuna.
Afortunadamente, hoy, organizaciones de consumidores y sindicatos son organizaciones reconocidas por nuestra Constituci¨®n, a pesar de que don Rafael se siga preguntando qu¨¦ oscuros intereses representan. Y como la verdad hay que someterla al refrendo de la mayor¨ªa, nosotros titulamos esta tribuna de opini¨®n M¨¢s verdades sobre el cobro de los servicios bancarios. Y que cada uno decida.
Estamos asistiendo a una verdadera campa?a de la patronal de la banca privada, remiti¨¦ndonos a la dif¨ªcil situaci¨®n que atraviesan algunas de sus empresas, para a rengl¨®n seguido golpearnos con las recetas que exclusivamente pueden sacarles de tal coyuntura:
- Cobrar m¨¢s caros los servicios que ya se vienen cobrando: comisiones por transferencias, por ingresos de talones de otras plazas, por descuento de letras, por tarjetas de cr¨¦dito, etc¨¦tera.
- Cobrar por cualquier movimiento de cuenta corriente a quien supera tres movimientos al mes, pero dejando exento al que supere un determinado saldo medio.
- Cerrar sucursales, despu¨¦s de una irracional expansi¨®n bancaria que no ha dejado esquina libre en nuestras ciudades.
- Y, por ¨²ltimo, c¨®mo no, descargar los costes de esta operaci¨®n en los ciudadanos en general y los trabajadores del sector.
Situadas estas preocupaciones, queremos responder a algaunas preguntas que muchos ciudadanos es l¨®gico que se hagan: ?ser¨¢ cierta la situaci¨®n dificil de algunos bancos privados? ?Tendremos cr¨¦ditos m¨¢s baratos al cobrarnos a casi todos por servicios?
Para responderlas es imprescindible sacar a la luz datos que no tienen toda la difusi¨®n necesaria y que en muchos casos s¨®lo es posible elaborar a partir de las memorias de las propias entidades.
Los datos a continuaci¨®n reflejados se refieren a los siete bancos privados m¨¢s grandes del Estado, cubriendo ellos solos aproximadamente el 90%,de los beneficios netos globales de la banca privada, por lo que est¨¢ garantizada la representatividad de la muestra. El per¨ªodo analizado es el de 1979 a 1983, ambos inclusive. No hemos incluido 1984 por carecer de datos oficiales y por ser un ejercic¨ªo at¨ªpico por la reprivatizaci¨®n de los bancos del grupo Rumasa.
De estos datos se desprenden las siguientes valoraciones:
1. La evoluci¨®n de los ingresos brutos totales se mantiene al alza durante todo el quinquenio y a?o tras, a?o (cuadro 1), arrojando un incremento entre 1979 y 1983 del 129,7%.
2. Los costes de personal o salariales disminuyen relativamente de forma continuada tambi¨¦n a?o tras a?o. Pasan de suponer en 1979 el 23,73% de los ingresos brutos al 17,68% en 1983 (cuadro 2).
A partir de estas dos valoraciones podemos extraer una primera conclusi¨®n: que si, a pesar de incrementarse la producci¨®n de forma continuada, existen situaciones dif¨ªciles en alguno de los bancos analizados, no es imputable a los gastos de personal, como la AEB afirma.
Aceptando la hip¨®tesis de que esas situaciones se den, las causas s¨®lo cabe localizarlas en la pol¨ªtica de gesti¨®n que cada banco haya puesto en pr¨¢ctica desde su consejo de administraci¨®n.
Los gastos generales
A t¨ªtulo de gastos generales se derrochan y se han derrochado miles de millones para sufragar una irracional expansi¨®n bancaria, increment¨¢ndose en cinco a?os hasta la cuarta parte del n¨²mero de oficinas existentes en 1979. Para reconocer la necesidad de cerrar parte de ellas en 1985, como hace unos d¨ªas reconoc¨ªa el presidente de la patronal bancaria.
Coste del pasivo y gastos generales constituyen de esta forma las causas principales de encarecimiento del cr¨¦dito. Siendo, por tanto, los verdaderos obst¨¢culos de una pol¨ªtica favorecedora para la demanda de cr¨¦dito y, por tanto, de inversi¨®n. Mientras se mantengan dichas constantes, la banca demostrar¨¢ una opci¨®n tradicional y conservadora de nula utilidad social, propiciadora de la especulaci¨®n y un esp¨ªritu rentista, que recorta constantemente la potencialidad productiva del sistema econ¨®mico.
Estas medidas anunciadas por la AEB, pero que cada banco aplicar¨¢ unilateralmente, no pueden ser consideradas m¨¢s que como una nueva operaci¨®n de parcheo, para asegurar una tasa de beneficios ante la real disminuci¨®n de la rentabilidad obtenida por los bancos privados en las operaciones de corte especulativo como pagar¨¦s, mercado interbancario y otras operaciones no fiscalizadas. Y como demuestran los resultados de otros a?os, este excedente ni garantiza el empleo (en cinco a?os se han destruido en los siete bancos 7.889 puestos de trabajo), ni menor coste del cr¨¦dito, ni reparto de mayores dividendos.
Por ello la Federaci¨®n Estatal de Banca y Ahorro de CC OO se ha opuesto a estas medidas desde el mismo momento en que fue anunciada por el presidente de la AEB. Y lamentarnos que el otro sindicato mayoritario en el sector interrelacione el cobro de servicios con la garant¨ªa de los puestos de trabajo en la banca privada. Porque adem¨¢s los bancos han realizado campa?as hasta estos mismos d¨ªas, intentando captar cuentas-salario, domiciliaci¨®n de pensiones y recibos, etc¨¦tera, todo ofrecido a la clientela gratuitamente y por su comodidad.
La Federaci¨®n Estatal de Banca y Ahorro de CC OO considera justo el pronunciamiento en contra de las medidas y el inicio de acciones legales anunciado por las organizaciones de consumidores. La justificaci¨®n dada por el presidente de la AEB de que con estas medidas se eliminar¨¢ la picaresca de clientes que tienen el saldo estrictamente necesario en cuenta corriente para los pagos previstos y el resto en imposiciones a plazo fijo nos parece rechazable de todo punto, ya que estos casos son f¨¢ciles de detectar con las t¨¦cnicas inform¨¢ticas existentes en las empresas bancarias y, por tanto, de tomar medidas, si es que hubiera que tomarlas, ante el coste de la operativa de dichas cuentas.
Por ¨²ltimo, rechazamos la medida porque no va a suponer el abaratamiento del cr¨¦dito mientras se mantenga la rigidez demostrada en el coste de pasivo, el volumen de gastos generales, y se siga forzando el mantenimiento del beneficio neto de las empresas bancarias, como escaparate de una buena gesti¨®n, que no admite las fluctuaciones normales de los beneficios en situaci¨®n de recesi¨®n econ¨®mica, transfiriendo desde su actitud monopolista el coste de esta gesti¨®n a la econom¨ªa real del pa¨ªs: las empresas y clientes.
es secretaria general de la Federaci¨®n Estatal de Banca y Ahorro de CC OO.
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