Los pa¨ªses del Este buscan un reordenamiento de su alianza pol¨ªtico-militar con la URSS
Los pa¨ªses del este de Europa bajo hegemon¨ªa sovi¨¦tica perfilan estos d¨ªas sus posturas ante la renovaci¨®n del Pacto de Varsovia, que expira el pr¨®ximo 14 de mayo. Por primera vez desde la creaci¨®n de la alianza, se plantean la posibilidad de un reordenamiento jur¨ªdico de sus v¨ªnculos pol¨ªticos y militares con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El Tratado de Amistad, Cooperaci¨®n y Ayuda Mutua, conocido como el Pacto de Varsovia fue creado el 14 de mayo de 1955 en la capital polaca. Sus estatutos prev¨¦n un plazo de vigencia de 20 a?os y una prolongaci¨®n autom¨¢tica de 10. Fue fundado como una respuesta a los acuerdos de Par¨ªs que creaban la Uni¨®n de la Europa Occidental con la inclusi¨®n de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y su consiguiente entrada en la OTAN, formada en 1949.En plena guerra fr¨ªa, la Uni¨®n Sovi¨¦tica vio en la integraci¨®n de Alemania Occidental en el bloque noratl¨¢ntico el comienzo de la remilitarizaci¨®n de este pa¨ªs y una amenaza al formarse un bloque militar antagonista de los pa¨ªses socialistas creados al amparo de las fronteras establecidas en Potsdam en 1945 entre las fuerzas vencedoras de la Il Guerra Mundial.
La URSS dotaba as¨ª de un marco legal a su hegemon¨ªa militar e ideol¨®gica en Europa del este, creando la alianza con las rep¨²blicas populares, vinculadas ya a Mosc¨² por acuerdos bilaterales. Formaron el bloque oriental la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, Polonia, Ruman¨ªa, Hungr¨ªa, Checoslovaquia, Bulgaria y Albania. Esta ¨²ltima lo abandon¨® en 1968, por el enfrentamiento ideol¨®gico de Tirana con el revisionismo sovi¨¦tico.
A lo largo de sus 30 a?os de historia, el Pacto de Varsovia no se ampli¨® y se ha mantenido dentro de las fronteras de 1945. Europa es el ¨²nico continente donde las esferas de infuencia se mantienen intactas desde entor¨ªces. Las actuaciones militares del Pacto han tenido el denominador com¨²n de no ir dirigidas contra un agresor exterior, sino contra los miembros del propio Pacto que, en alg¨²n momento, disintieron de la l¨ªnea pol¨ªtica de la URSS y pusieron en peligro la hegemon¨ªa comunista. En nombre del Pacto entraron las fuerzas sovi¨¦ticas en Hungr¨ªa en 1956, y 12 a?os m¨¢s tarde la primavera de Praga fue aplastada.
Ante el inminente vencimiento del tratado han surgido especulaciones en los ¨²ltimos imeses sobre la posibilidad de que algunos pa¨ªses miembros muestiren reticencias a su prolongaci¨®n en sus actuales t¨¦rminos. La renovaci¨®n como tal est¨¢ fuera de discusi¨®n. La situaci¨®n internacional dista mucho de ofrecer expectativas para un tratado general europeo, que el texto del tratado pone como premisa para la disoluci¨®n autom¨¢tica del Pacto de Varsovia, y que refleja la suposici¨®n de sus redactores en 1955 de que la tensi¨®n existente entonces ser¨ªa transitoria y dar¨ªa paso a un sistema de seguridad colectiva en Europa.
Sin embargo, cabe dentro de lo posible que pa¨ªses como Ruman¨ªa utilicen la renegociaci¨®n para plantear exigencias econ¨®micas que no ven correspondidas en el seno de la alianza econ¨®mica del bloque socialista, el Consejo de Ayuda Mutua Econ¨®mica (CAME). Ruman¨ªa mantiene una posici¨®n peculiar dentro de la alianza militar. Desde 1968, en que este pa¨ªs critic¨® la invasi¨®n sovi¨¦tica de Checoslovaquia, las fuerzas armadas rumanas no participan en maniobras en otros pa¨ªses, y los ej¨¦rcitos de los aliados tienen vetada la entrada en su territorio. Tan s¨®lo participan en ejercicios de sus estados mayores y en las reuniones decisorias.
El jefe del Estado rumano, Nicolae Ceaucescu, pidi¨® en diciembre la renovaci¨®n del tratado y se manifest¨® muy dispuesto a un estrechamiento de las relaciones dentro del bloque militar. Esto podr¨ªa significar un giro en la actitud del presidente rumano y abrir un per¨ªodo de mayor integraci¨®n militar rumana en el Pacto.
Tambi¨¦n Hungr¨ªa, Polonia y la RDA parecen buscar modificaciones en el nuevo texto. Estas pueden ser la reducci¨®n a cinco a?os del plazo de vigencia, una mayor participaci¨®n de los aliados en las estructuras de mando, copadas pr¨¢cticamente por la URSS y su mando militar, as¨ª como una discusi¨®n sobre la necesidad de las maniobras conjuntas. La presencia de tropas sovi¨¦ticas y de los pa¨ªses hermanos perjudica la imagen de los Gobiernos ante su poblaci¨®n. Por su parte, Mosc¨² parece querer que la renovaci¨®n se lleve a cabo con el texto antiguo y cuanto antes.
La precariedad de la direcci¨®n del Kremlin desde la muerte de Leonid Breznev ha supuesto una dura prueba para los aliados y ha mimado la unidad de la alianza. Ante la falta de iniciativa sovi¨¦tica, algunos pa¨ªses socialistas desplegaron ¨²ltimamente una intensa actividad diplom¨¢tica para limitar los da?os que sufren por la tensi¨®n Este-Oeste. Esta actividad produjo fisuras en el seno de la alianza, como mostraron los ataques checoslovacos contra Hungr¨ªa por recibir a la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, o las cr¨ªticas a la iniciativa interalemana de Erich Honecker. La tensi¨®n entre Hungr¨ªa y Ruman¨ªa por Transilvania y las discriminaciones econ¨®micas por parte de la URSS y de Occidente suponen otros motivos de roce interaliado.
Estas fricciones son un objetivo declarado de la pol¨ªtica norteamericana en sus intentos por socavar la unidad del bloque oriental. Las manifestaciones p¨²blicas de EEUU frenan los intentos de estos pa¨ªses por abrirse una v¨ªa aut¨®noma diplom¨¢tica y econ¨®mica, dentro del indiscutible marco del Pacto de Varsovia, reflejo de la interpretaci¨®n sovi¨¦tica de los acuerdos de Yalta, que es la ¨²nica vigente. Y supondr¨¢n un argumento sovi¨¦tico para forzar una renovaci¨®n sin concesiones ante la amenaza exterior.
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